Lo último Escuchar artículo

Cuando las abuelas hablaron: la revolución que cambió la historia de Corea del Sur

En agosto de 1991, Kim Hak-sun, una mujer coreana de más de setenta años decidió declarar públicamente por primera vez que había sido víctima del ...

Cuando las abuelas hablaron: la revolución que cambió la historia de Corea del Sur

En agosto de 1991, Kim Hak-sun, una mujer coreana de más de setenta años decidió declarar públicamente por primera vez que había sido víctima del ...

En agosto de 1991, Kim Hak-sun, una mujer coreana de más de setenta años decidió declarar públicamente por primera vez que había sido víctima del sistema de esclavización sexual impuesto por el ejército japonés antes y durante la Segunda Guerra Mundial, desde 1930 hasta 1945. Su testimonio inauguró un movimiento inesperado: lo que luego se conocería como “la revolución de las abuelas”. Hasta entonces, la historia permanecía casi por completo en la intimidad. Las víctimas -la mayoría procedentes de zonas rurales, arrancadas de sus pueblos durante la niñez o adolescencia- habían vivido en silencio durante décadas en sociedades que no estaban preparadas para escuchar lo ocurrido.

Cinco nuevos parques de esculturas que hay que conocer

A partir de aquella primera voz, otras mujeres comenzaron a animarse a hablar. Y lo hicieron no solo en Corea del Sur, sino también en China, Taiwán, Filipinas e incluso en Países Bajos, donde una sobreviviente europea reconoció su experiencia después de ver los testimonios transmitidos por la televisión coreana.

Ese movimiento transformó la memoria pública del Este Asiático. Las abuelas -o halmoni, como comenzaron a llamarlas afectuosamente- se convirtieron en figuras centrales de campañas sociales, movilizaciones semanales frente a la embajada japonesa en Seúl, iniciativas pedagógicas, museos y casas de cuidados. Su irrupción produjo una nueva conversación sobre colonialismo, violencia de género, justicia y reparación histórica, en un contexto en el que Corea del Sur atravesaba procesos de democratización y debate sobre su pasado reciente. La revolución de las abuelas no solo expuso los crímenes del sistema de esclavización sexual, sino que abrió un camino para que distintas generaciones reclamaran verdad y reparación.

Aunque no existe una cifra definitiva de las víctimas -en parte porque Japón nunca abrió completamente sus archivos militares- las investigaciones históricas estiman que entre unas decenas de miles y hasta más de 400.000 mujeres fueron forzadas a integrar el sistema de esclavización sexual en los territorios ocupados. Un documento desclasificado en 2019 mostró que una unidad del ejército japonés estacionada en China llegó a solicitar “una mujer de consuelo por cada 70 soldados”, lo que da una dimensión del carácter sistemático del dispositivo.

Al finalizar la guerra, muchas de estas mujeres, llamadas “mujeres consuelo” fueron abandonadas a su suerte o directamente asesinadas por tropas japonesas que buscaban ocultar los crímenes cometidos. Las que lograron sobrevivir enfrentaron un regreso casi imposible: sin recursos, sin apoyo estatal y sin la posibilidad de costear el viaje de vuelta a sus hogares.

Ese recorrido histórico es el núcleo de Halmoni, la revolución de las abuelas coreanas, el libro de la investigadora argentina María del Pilar Álvarez, que se presenta hoy, a las 18, en la librería del Fondo de Cultura Económica (Costa Rica 4568). La cita coincide con un momento especial para la comunidad, ya que noviembre es el Mes de la Cultura Coreana en Buenos Aires, y aunque la actividad no forma parte del programa oficial, se inscribe en el clima de interés y difusión que atraviesa las propuestas culturales coreanas en la ciudad.

Álvarez es politóloga, docente universitaria e investigadora del CONICET, y lleva dos décadas trabajando sobre esta problemática, que volcó en el primer libro en español dedicado a la historia de la revolución de las abuelas. “Jamás imaginé que iba a sacar este libro 20 años después de que me aproximé por primera vez a esta temática”, cuenta. Su interés nació cuando se mudó a Corea del Sur en 2004 como becaria y visitó el Museo de la Esclavitud Sexual de la Armada Imperial, en las afueras de Seúl. “Fue muy movilizador escuchar a las víctimas. En ese momento empecé a interesarme por todo lo que tenía que ver con el debate postcolonial y las relaciones Corea del Sur–Japón”, recuerda.

Con los años, Álvarez viajó a los lugares donde funcionaron centros de detención y casas de cuidados, entrevistó a sobrevivientes en Corea, China continental y Taiwán, y acompañó a activistas del movimiento. “Era muy difícil encontrarse con una persona que ha sufrido lo que han sufrido estas mujeres”, explica. Muchas de ellas habían regresado a entornos atravesados por normas culturales rígidas, donde se esperaba que guardaran silencio. La autora también siguió de cerca cómo el tema se transformó dentro de Corea: “Cuando yo empecé a investigar, el tema tenía menos consenso que ahora. Con los años, las nuevas generaciones empezaron a acercarse con empatía, a participar de protestas y museos”.

La urgencia del libro también responde a una realidad irreversible: la mayoría de las sobrevivientes falleció en la última década. En varios países ya no queda ninguna con vida. “El desafío era cómo transmitir su memoria cuando ellas ya no están”, explica Álvarez. El libro propone, así, un recorrido que combina historia, archivo, conversaciones con activistas y escenas de campo recogidas durante veinte años.

Tras el fenómeno de Hierba

La revolución de las abuelas volvió a resonar en los últimos años gracias al impacto de Hierba, la novela gráfica de la artista surcoreana Keum Suk Gendry-Kim. El libro reconstruye la vida de una víctima coreana y se convirtió en un éxito, traducido a más de quince idiomas. Su autora visitó Buenos Aires este año durante la Feria Internacional del Libro, donde compartió una mesa con Álvarez para hablar sobre memoria, representación y trauma histórico. “Su mirada era muy coreana, que parece obvio porque lo es, pero en realidad muchas personas que escriben sobre esto nacieron en Corea y se mudaron al extranjero. Pero ella no, me hacía recordar a muchas de las personas que conocí en Corea”, señala la investigadora. En Hierba aparece una sobreviviente que Álvarez conoció personalmente en una de las casas de cuidados vinculadas al museo, lo que sumó un cruce inesperado entre ambas obras.

La presentación de Halmoni busca recuperar todo ese arco: la valentía de las primeras mujeres que hablaron, el efecto multiplicador de sus testimonios, la construcción de un movimiento que cambió la historia reciente de Corea y el modo en que esas memorias dialogan hoy con públicos de distintos países.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/cuando-las-abuelas-hablaron-la-revolucion-que-cambio-la-historia-de-corea-del-sur-nid28112025/

Comentarios
Volver arriba