A 20 km de Buenos Aires: la “Córdoba chica” que creció en pleno conurbano
Turdera fue conocida como la “Córdoba chica” por la altura de sus tierras, aproximadamente 25 metros sobre el nivel del mar, tanto es así que también se la denominó en sus inicios como “L...
Turdera fue conocida como la “Córdoba chica” por la altura de sus tierras, aproximadamente 25 metros sobre el nivel del mar, tanto es así que también se la denominó en sus inicios como “Loma de las hormigas”. Esta ciudad del partido de Lomas de Zamora tiene su acta de fundación con una fecha precisa: 30 de enero de 1910, ubicada al sur del conurbano bonaerense, a 20 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Las crónicas de época resaltan que para la fiesta del nacimiento de la por entonces Villa Turdera “los coches eran insuficientes, tal era la afluencia de personas que llegaban ansiosas de participar de ese grato acontecimiento en aquellos silenciosos parajes”, según describió el diario La Unión el 1 de febrero de 1910. Tal la importancia del acto que recibió la adhesión del presidente de la República, Figueroa Alcorta. Hubo invitados elegantes, periodistas de las populares revistas PBT, Caras y Caretas, Vida Moderna, banda de música oficial, lunch opíparo con entrega de medallas de plata y cobre.
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Sumado a los primeros compradores de lotes de estas tierras, comenzaron a llegar visitantes tentados por la naturaleza y aspectos geográficos que la hacían muy particular en la zona. “Aproximadamente el 60 por ciento de la superficie del Partido (…) constituye la subregión natural de las Lomas de Zamora, propiamente dichas. Aquí las napas proveen de agua dulce; el suelo es de excelente calidad agrícola y forestal, y las altitudes alcanzan los 25 metros sobre el nivel del mar (en la localidad de Turdera)”, destaca Alfredo Grassi, especialista en geografía e integrante del Instituto Histórico Municipal de Lomas de Zamora, en el libro Lomas de Zamora, Antología histórica lugareña. La estación ferroviaria –ramal Plaza Constitución hasta Ezeiza del ferrocarril General Roca– se encuentra enclavada en un pozo. Vecinos e historiadores del lugar contaron que la obra ferroviaria fue hecha con maquinaria de la época y mucho pico y pala.
Así el mote de la ciudad tuvo en cuenta esta particular lomada en la que se encuentra. En un artículo extenso del diario La Unión, del 18 de febrero de 1948, el cronista destaca que en Turdera “el aire es puro y la vegetación exuberante”.
En esa nota periodística, que conserva el historiador Fernando Esteban, el corresponsal remarca que “un aire y más fresco que el que respiramos en Lomas sentíamos penetrar en nuestros pulmones”. Un vecino le aclaró: “Vea señor, aquí estamos a 21 metros sobre el nivel del mar. Para que Ud. interprete bien debemos decirle que nos encontramos a una altura superior a Monte Grande. De ahí que siempre se dijo que Villa Turdera era la ‘Córdoba chica’”.
En “Viaje por la identidad lomense, y sus historias en los últimos 80 años” el escribano Carlos Fernández, del Instituto Histórico Municipal de Lomas de Zamora, suma que “Turdera se ha destacado por sus entidades educativas, al punto de denominársela ‘ciudad escuela’, especialmente en virtud del índice entre alumnos y habitantes (…). Todo ello creaba un confort para una vida más sana, unido a que, debido a su altura sobre el nivel del mar, tenía un aire más puro y fresco, acompañado de una vegetación exuberante, y el lugar muchas veces fue denominado la ‘Córdoba chica’”.
Inicialmente en la zona hubo actividad ganadera, luego predominó la agricultura, que tomó considerable importancia.
Según datos del periodo 1905, extraídos del periódico Noticias, en su sección “La historia del partido de Lomas de Zamora”, escrito por Juan Luis Stoppini: “Se sembraron, 200 hectáreas de maíz, 36 de avena, 95 de alfalfa, se contabilizaron: 450 vacunos, 215 lanares, 92 porcinos, 43 caprinos, 80 yeguarizos y existían dos cabañas”.
En cuanto a la actividad ganadera, vale hacer referencia al relato de un vecino: “Mis viejos siempre me contaban cómo las tropas de vacas pasaban por el puente de ladrillos de la avenida Frías para ir rumbo al matadero”, consignó La Unión el 13 de julio de 1995 en el artículo “Turdera, veinte años no es nada”. Este ganado era arreado tanto desde lejanías como de poblaciones contiguas o de las propias chacras de la zona.
Jorge Luis Borges en el cuento La Intrusa, situado en Turdera, narró: “Un domingo (los domingos la gente suele recogerse temprano) Eduardo, que volvía del almacén, vio que Cristian uncía los bueyes (…). El comercio del Pardo quedaba, creo, más al Sur; tomaron por el Camino de las Tropas; después, por un desvío. El campo iba agrandándose con la noche (…)”.