AFA rica, clubes pobres: detrás de las luces de la selección hay paros de jugadores y cuentas que nunca cierran
La selección de los millones de dólares contrasta con planteles que realizan paros de actividades. Si la camiseta argentina es un imán para acuerdos comerciales extraordinarios, nuestro fútbol ...
La selección de los millones de dólares contrasta con planteles que realizan paros de actividades. Si la camiseta argentina es un imán para acuerdos comerciales extraordinarios, nuestro fútbol cotidiano volvió a acostumbrarse a reclamos salariales extremos. No sucedió en todos, claro. El lema AFA rica, clubes pobres era una generalidad cuando en Agremiados se debatían posibles huelgas masivas y lo sería hoy también. Existen instituciones que cumplen y hasta se agrandan, crecen en infraestructura. Pero en varios vestuarios se debatió, en las últimas semanas, qué hacer ante deudas de hasta tres meses de sueldos. Y no les quedó otra alternativa que realizar distintas medidas de fuerza.
San Lorenzo lidera cualquier ranking de problemas, también el de cantidad de inhibiciones actuales de un club en Sudamérica. Tiene un inmenso problema económico, expresado en un déficit operativo de 700 mil dólares mensuales. Pero fundamentalmente tiene uno político: no llega a la acefalía que pretenden muchos para empezar de cero y, a la vez, su comisión directiva está deslegitimada. Sólo Marcelo Moretti sabe de dónde surgió el dinero para haber cancelado, el miércoles pasado y según su testimonio, el salario de agosto de 20 jugadores, el de septiembre de 23 de ellos y el de octubre de 5. ¿Habrá sido con la cesión de porcentajes de pases a los empresarios que le aportaron a Moretti en su campaña y en estos dos años de gestión? ¿Será esa razón por la cual el presidente se aferra al cargo aun exponiéndose a distintas agresiones? También puede responderlo sólo él. Mientras, los jugadores publicaron en sus redes, y luego borraron, que en este tiempo les faltó agua caliente y comida adecuada. Todo muy profesional.
El lunes, Gimnasia jugará un partido importante frente a Platense. Todavía puede clasificarse a octavos de final del Clausura. Pero nunca puede vivir dentro del buen clima. El plantel reclama tres meses de deuda, uno de los cuales habría sido cubierto por los integrantes de una lista de las elecciones que habrá a fin de mes. Resultado cantado. Falta, igualmente. Y este jueves, los jugadores decidieron no entrenarse. No fueron los únicos.
En Newell’s también habrá elecciones. Aunque falta un mes. El tiempo para la necesaria reconstrucción se alarga. Y el reclamo de los futbolistas, salvo los que cobran contratos más bajos, también partía desde el sueldo adeudado de agosto. El fin de semana pasado consiguieron la permanencia en primera, el martes no se entrenaron y el miércoles, tampoco. Ya no había lugar para seguir esperando. El jueves les dieron una solución parcial. El domingo saldrán a jugar contra Racing, si es que antes el club arregla la deuda con los empleados de Utedyc y éstos brindan servicio para abrir el estadio.
En octubre, el plantel de Atlético Tucumán decidió no concentrarse antes de jugar contra San Lorenzo. Desde la dirigencia ventilaron que no reclamaban sueldos sino premios por tres victorias. Los hinchas recibieron al equipo arrojándoles billetes falsos. Todo siguió después del partido. El plantel publicó un comunicado con el que rompió relaciones con la comisión. El capitán Guillermo Acosta reclamó “respeto. Nos tratan mal a diario, también a los médicos y a los otros empleados. Queremos que nos valoren como personas”. Obviamente, aquel partido frente a San Lorenzo lo perdió.
En la AFA podrán decir que se trata de algunos clubes desordenados. Y que, si no es un problema unánime, no pueden hacerse cargo. Es probable. Al fin de cuentas, el rescate que hizo de San Lorenzo puede ser tomado como una desventaja para el resto. Lo que tampoco pueden hacer entonces es jactarse de un fútbol próspero que produce millones para todos. El dinero de los derechos de televisión por el torneo, teniendo en cuenta la cantidad de tesorerías en las que se reparte, es escaso. El piso es de 280 millones de pesos mensuales. La masa salarial de cualquier plantel excede ese número. Recientemente se viralizó en las redes un cuadro de los ingresos por ganar distintas competencias. Allí se tomaban referencias particulares: ganar el Argentina Open de tenis genera 100.000 dólares y la Copa Argentina 58.000.
Hay un ítem en el que la AFA sí podría interceder: las deudas entre instituciones por transferencias de futbolistas a nivel local. Están los clubes que se atrasan y los cumplidores que lo sufren. Por otro lado, los dirigentes en su totalidad se quejan de los costos operativos de abrir un estadio. Los contratos de los jugadores, además, se dispararon en los últimos años (en general los jóvenes no están incluidos: el sueldo mínimo es de 1,3 millón de pesos). En consecuencia, en la dificultad de multiplicar los recursos, la mayoría de los clubes cae en la eterna venta de futbolistas. Y en esto hay un problema de arrastre que diferencia a los desprolijos de los otros. El que está bien plantado vende razonablemente, puede esperar la llegada de una mejor oferta. El necesitado vende rápido, más barato de lo que podría. Para reemplazar a los que se fueron, igualmente incorpora. No le alcanza para armar un buen plantel, entonces tiene menos resultados triunfos y menos ingresos. Apenas pueda, entonces, volverá a vender a algún jugador, antes de que los compañeros anuncien una nueva huelga.