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Alberto Ades: “En la etapa dos de Milei, no necesariamente tiene que cambiar el equipo económico pero sus habilidades deben ser suplementadas”

“Las reformas no se sostienen porque se aprueben por consenso sino por su éxito”, afirma. “Milei piensa que con las reformas hay que ir a fondo porque si no, no funcionan. Y si no funcionan,...

Alberto Ades: “En la etapa dos de Milei, no necesariamente tiene que cambiar el equipo económico pero sus habilidades deben ser suplementadas”

“Las reformas no se sostienen porque se aprueben por consenso sino por su éxito”, afirma. “Milei piensa que con las reformas hay que ir a fondo porque si no, no funcionan. Y si no funcionan,...

“Las reformas no se sostienen porque se aprueben por consenso sino por su éxito”, afirma. “Milei piensa que con las reformas hay que ir a fondo porque si no, no funcionan. Y si no funcionan, no se sostienen”, plantea. “Entre los inversores, hay preocupación sobre la capacidad del Gobierno para seguir impulsando reformas en la segunda mitad de su mandato. Influyen las elecciones de septiembre y de octubre”, analiza. “También hay una preocupación económica desde principios de año: es la apreciación cambiaria”, precisa. “La percepción del riesgo hoy tiene que ver con decisiones económicas y también con el contexto político”, sintetiza. “El desafío es cómo salir de esa situación y todavía no está claro para la Argentina”, advierte. “El inversor está muy sorprendido, positivamente, con la habilidad que ha tenido el Gobierno de impulsar estas políticas aún con poder político institucional muy limitado”, destaca. “La acumulación lenta de reservas genera cierta preocupación en algunos inversores”, alerta. “Quieren ver un Banco Central y un Gobierno consolidado que acumula reservas de forma más acelerada. Ven las reservas como un reaseguro de que su deuda va a ser pagada”, explica. “El inversor financiero, que invierte en bonos del Gobierno, está muy preocupado por lo que llamamos “habilidad y disposición a repagar””, describe.

Entre los inversores, hay preocupación sobre la capacidad del Gobierno para seguir impulsando reformas en la segunda mitad de su mandato. Influyen las elecciones de septiembre y de octubre

“Este Gobierno tiene disposición: no es un gobierno defaulteador”, detalla. “Para los inversores, la habilidad o capacidad de repagar tiene que ver con la capacidad del Gobierno de generar superávits fiscales”, agrega. “Hay consenso en Wall Street de que el “riesgo kuka” es un “tail risk”, un riesgo de cola: si se da, es muy negativo pero tiene baja probabilidad”, señala. “La mayor preocupación está en el riesgo de implementación: que a pesar de que el Gobierno haga una buena elección, no alcance para impulsar las reformas que Wall Street y los argentinos ven como indispensables”, reflexiona. “Son reformas que necesitan, idealmente, apoyo político y si no, una combinación de muñeca y recursos”, aclara. “Para que resurja el crecimiento, se necesita una caída en la percepción de riesgo o una baja en las tasas de interés, una menor volatilidad”, sostiene. “Si pensamos que gran parte de la volatilidad y del aumento de la prima de riesgo y del aumento de las tasas está asociado con las elecciones, hoy no hay mucho que el Gobierno pueda hacer”, dice. “Después de las elecciones, hace falta un esfuerzo adicional de ajuste fiscal, o sea, de aumento del superávit fiscal”, concluye.

El destacado economista Alberto Ades participó de La Repregunta desde Manhattan, donde vive ya hace más de treinta años. Es considerado uno de los expertos financieros que mejor conoce el mundo de los mercados. Ades es director de investigación y estrategia del hedge fund NWI Management. Desarrolló su carrera como responsable de investigación y estrategia en el Bank of America, además de Merrill Lynch y Goldman Sachs, con foco tanto en mercados emergentes como desarrollados. Es doctor en Economía por la Universidad de Harvard, donde también fue profesor, y abogado por la Universidad de Buenos Aires. Es autor de la trilogía Economía conversada. Para no economistas (y economistas también), de reciente lanzamiento. Cada tomo se enfoca en tres áreas clave de la economía: micro, macro y economía internacional.

La Argentina de Milei, entre los mercados y los votantes. ¿A qué le teme Wall Street en este año en particular? ¿Cuál es la mayor preocupación hacia adelante, en la segunda etapa del mandato de la presidencia de Javier Milei? ¿Por qué no baja el riesgo país? ¿”Riesgo kuka” vs riesgo Milei? Gobernabilidad política o gobernabilidad económica, ¿qué preocupa más? ¿Cómo va a conectar el ordenamiento macroeconómico con el crecimiento genuino? Del ordenamiento macro al crecimiento genuino, ¿se necesita otro equipo económico? Ades hizo su análisis.

Aquí, la entrevista completa.

Riesgo país alto y elecciones 2025. ¿Por qué no baja? ¿Problema político o problema económico?

-Hay una gran pregunta: ¿cuál es el riesgo más temido en relación a la marcha de la Argentina, que resuena particularmente en este año electoral? ¿Es el riesgo económico o el riesgo político?

-Este año, el foco fundamental es el tema político. El inversor está muy satisfecho o bastante satisfecho, porque se pueden ver algunos temas en particular, con la orientación general de la política: está muy sorprendido, positivamente, en forma favorable, con la habilidad que ha tenido el Gobierno de impulsar estas políticas aún con poder político institucional muy limitado. Este es un Gobierno con minorías ínfimas en el Congreso, sabemos. Pero no solamente eso: es un Poder Ejecutivoque no controla al Poder Judicial, que no tiene una mayoría propia en la Corte. No controla ni tiene necesariamente una prensa que lo apoye decididamente. Ayer hablaba con un amigo y le decía: en la época de Alfonsín, que enfrentó la misma situación, los radicales se compraron o fundaron Tiempo argentino: tenían su propia prensa. Milei no tiene su propia prensa, aunque es cierto que estamos en tiempos de redes sociales. No tiene a los sindicatos y no todo el empresariado, sobre todo el empresariado orientado a la economía doméstica, está con él. A pesar de eso, ha impulsado su programa con bastante éxito. Y los inversores extranjero están satisfechos con eso. Sí hay preocupación sobre la capacidad o la habilidad del Gobierno para seguir impulsando estas reformas en la segunda mitad de su mandato. Y acá entran las elecciones de septiembre y de octubre: ésa es la preocupación fundamental, una preocupación sobre la continuidad de este programa. Al margen de eso, hay una preocupación económica que se nota y que se nota desde principios de año: es la apreciación cambiaria y el hecho de que la Argentina se convirtió en un país más caro en dólares de lo que fue en 2022 y 2023, cuando estaba muy barato en dólares, y además sucedió en forma muy rápida. No es inusual que en planes de estabilización se dé una apreciación cambiaria. En todos los planes de estabilizaciónen los que se reduce la tasa de inflación, se aprecia el tipo de cambio, o sea, el país se hace más caro en moneda extranjera. Eso implica el desafío de cómo salir de esa situación. Es un desafío que todavía no está claro para la Argentina. Hubo una corrección estas últimas semanas: el dólar aumentó. Eso es favorable. Habrá que ver cuánto de eso pasa a la inflación.

-Usted señala la capacidad política del Gobierno a pesar de su debilidad institucional, el hecho de ser una minoría parlamentaria. Ahora, hay un riesgo país que está instalado en 700 y pico: ¿está conectado con la mayor incapacidad que ha tenido el Gobierno en los últimos meses, especialmente en el último mes, en relación a la negociación política en el Congreso? Me refiero a las dos grandes derrotas que tuvo tanto en el Senado como en Diputados.

-Creo que sí. El riesgo país se ha estabilizado entre 720 y 770 puntos básicos después de haber llegado a 500 y pico, 550. Se ha estabilizado en niveles bastante más altos. Entran las dos preocupaciones que mencioné. Está la preocupación política, con las derrotas políticas, para llamarlas de alguna manera, que ha tenido el Gobierno. También está la mayor cercanía de las elecciones que entran en el foco, en el radar de los inversores. Y está también la preocupación por la acumulación lenta de reservas, en su gran mayoría prestadas por el Fondo Monetario: eso genera cierta preocupación en algunos inversores. Quieren ver un Banco Central que acumula reservas, un Gobierno consolidado que acumula reservas de forma más acelerada. En definitiva, ven las reservas como un reaseguro de que su deuda va a ser pagada en el caso de que los mercados se cierren o de que la Argentina pierda acceso al mercado. Como si las reservas fueran una póliza de seguro que los inversores quieren ver. Es algo que tiene la mayoría de los mercados emergentes. Tener reservas altas es mucho menos común en los países desarrollados, pero en los emergentes es más común. En parte, porque hay deuda denominada en moneda extranjera y en parte, porque en ciertas ocasiones tienden a perder acceso al mercado de financiamiento.

La mayor preocupación está en el riesgo de implementación: que a pesar de que el Gobierno haga una buena elección, no alcance para impulsar las reformas que Wall Street y los argentinos ven como indispensables

¿“Riesgo kuka” o “riesgo Milei”? ¿A qué le teme Wall Street?

-Quiero acercar la lupa todavía más a ese riesgo político que los mercados están percibiendo. El Gobierno plantea que el gran riesgo político es el “riesgo kuka”, según la definición del ministro de Economía, Luis Caputo, y también del presidente Milei: la posibilidad de que en octubre el Gobierno no muestre un resultado tan contundente, es decir, que gane pero no de una manera tan clara, o que pueda perder en distritos clave. La idea es que cualquier alternancia futura va a ser siempre la alternancia con el kirchnerismo y su concepción macroeconómica, que acarrea tantos efectos colaterales negativos para la Argentina. Ahora, ¿a qué le teme Wall Street específicamente en este contexto particular? ¿A ese “riesgo kuka”, como lo denomina el Gobierno, o al riesgo de que el gobierno de Milei no tenga la cintura política suficiente como para manejar las riendas macroeconómicas y económicas de la Argentina en los dos años que le quedan de mandato?

-Te voy a dar la respuesta fácil: Wall Street le teme a las dos cosas. En relación al “riesgo kuka”, como lo llaman el ministro y el Presidente, hay consenso en Wall Street en torno a eso que los economistas llamamos un “tail risk”, un riesgo de cola: es un riesgo que si se da, es muy negativo pero tiene baja probabilidad. Al menos basado en todas las encuestas que hemos visto, no pareciera que al kirchnerismo le va a ir bien en octubre. Tal vez al Gobierno no le vaya todo lo bien que le gustaría. Tal vez no alcanza al 42, 43 o 44 por ciento de los votos que algunos analistas políticos han dicho, un nivel de votos que indicaría una muy buena elección. Pero el “riesgo kuka” es un riesgo de baja probabilidad, aunque sería muy negativo si se diera. La mayor preocupación está en el riesgo de implementación: que a pesar de que el Gobierno haga una buena elección, no alcance para impulsar las reformas que Wall Street y que los argentinos ven como indispensables para la segunda mitad del mandato, las reformas que no se pudieron hacer en la primera mitad del mandato. ¿Cuáles son esas reformas? Son las mismas reformas de las que venimos hablando hace veinte años. La reforma laboral para modernizar la legislación laboral y hacer que el mercado laboral sea más flexible. La reforma impositiva, que es más que nada una simplificación impositiva: el 90 por ciento de la recaudación viene de 6 o 7 impuestos; sobra una cantidad de impuestos ineficientes y distorsivos, y que además recaudan muy poco.Y la reforma previsional para un sistema que todos reconocen que está quebrado: es un sistema actuarialmente quebrado y hay que hacerle algunos cambios, por ejemplo, cambiar la edad de jubilación, entre otras cosas. Esas son las tres reformas primordiales en las que hay un consenso, inclusive hasta entre los “kukas”. Son las tres reformas que hay que impulsar. Después, hay otras reformas al régimen de coparticipación, a la apertura para seguir abriendo la economía. Hay reformas sobre las que vos sabés, probablemente, muchísimo más que yo, que sos especialista: reformas del sistema educativo que solía ser el mejor de Latinoamérica y hoy ya no lo es. Hay mucho trabajo por hacer. Son reformas que necesitan, idealmente, apoyo político y si no, muchísima muñeca política y recursos: una combinación de muñeca y recursos, porque sabemos que muchas de esas voluntades se compran a cambio de recursos.

¿“Se compran” en el sentido de transferencias a las provincias, por ejemplo?

-Sí, transferencias a las provincias y a cambio de eso, se obtiene apoyo en el Congreso. Eso siempre ha sido así y seguirá siendo así.

-Sí, la negociación es parte de la clásica rosca política.

-Sí, exactamente.

Milei, segunda etapa. ¿Qué esperan los mercados? ¿Intransigencia o rosca política?

-Su primer análisis es que el Gobierno ha sido muy hábil para conducir este barco, aún en minoría parlamentaria. Pero al mismo tiempo hay algunos signos de alarma en las últimas sesiones legislativas en relación a una incapacidad para tener triunfos legislativos contundentes. Colegas suyos, argentinos del mercado, hacen una lectura preocupada en ese sentido: plantean que es hora de que el presidente Milei incorpore la negociación política clásica como parte de su estrategia diaria de relación con el Congreso. ¿Coincide con esa mirada?

-Depende. Expuse mi visión en una nota que publiqué en La Nación hace unas cinco o seis semanas. El título fue algo así como “Audaz alquimia”. La estrategia de Milei tiene tres patas. Una primera pata es la sustancia, una agenda de reformas muy agresiva y muy ambiciosa. Y procediendo muy rápido y muy a fondo. Después hablaba de las formas que tiene Milei, una comunicación agresiva y un estilo confrontativo. Y por último, la parte legal: Milei está dispuesto a jugar al fleje, al límite y después, si pasa, pasa y si no pasa, si me lo bloquean, acato, que es lo que ha hecho hasta ahora. Enfocándonos en el fondo, en la sustancia, las reformas no se sostienen en el tiempo porque se pasen por consenso: uno puede ver muchísimas reformas que en la Argentina se pasaron por consenso, negociando con la oposición y cuatro años después, te la dan vuelta. O sea, reformas que pasan con 70 por ciento de los votos y cuatro años después, te la dan vuelta. Las reformas se sostienen por su éxito: si la reforma va a fondo y es una reforma bien estructurada, aunque haya tenido oposición inicial, si es exitosa, no se la van a dar vuelta. Por ejemplo, la convertibilidad: se pasó en 1991. Una cantidad enorme de peronistas, ni qué hablar radicales, la vieron como una entrega de la soberanía: “¿cómo vamos a fijar el peso 1 a 1? ¿Cómo vamos a empezar a pensar en dólares? ¿Cómo vamos a tener una caja de conversión como la Argentina tenía en el siglo XIX? Es ridículo, estamos volviendo en el tiempo”. Etcétera. Bueno, esa reforma duró diez años porque fue exitosa. ¿Por qué nadie hizo campaña para revertirla en 1995? ¿Por qué ninguno de los dos hizo campaña para revertirla? Porque funcionaba. ¿Por qué Duhalde hizo campaña en el ´99 para revertir la convertibilidad? Porque la Argentina estaba en crisis entonces uno de los candidatos dijo: hay que cambiarla. Es lo mismo con la situación actual. Y Milei piensa lo mismo: Milei piensa que con las reformas hay que ir a fondo porque si no, no funcionan. Y si no funcionan, no se sostienen.

Para que resurja el crecimiento, se necesita una caída en la percepción de riesgo o una baja en las tasas de interés, una menor volatilidad

Alberto, déjeme plantearle lo siguiente: en todo proyecto de reforma, hay un momento de aprobación de esa reforma y otro momento de puesta en marcha y de recorrido hacia adelante, un segundo momento de sostenibilidad de la reforma. Usted está escribiendo el momento de la sostenibilidad: una reforma se sostiene más allá de la alternancia política porque es exitosa. Ahora, primero hay que aprobarla: si no se alcanzan los consensos parlamentarios necesarios, no hay manera de que se apruebe.

-Sí, totalmente.

-Coincido con el análisis que plantea en su nota: la leí con mucho interés. Pero me parece que es más la descripción del Milei año uno y no del Milei año dos. Con esa mecánica, esa forma muy intransigente, se ha encontrado con obstáculos para empujar la sustancia: hay obstáculos parlamentarios en el Congreso. El Gobierno lo registra: Milei prometió no insultar más.

-Sí, bajó el tono.

-Porque las encuestas se lo están diciendo: la gente está cansada, “harta” es la palabra de las encuestas.

-Sí.

-Hay colegas suyos de los mercados que están viendo lo mismo. ¿Hay algo atendible en esa observación de que para lograr la aprobación de las reformas en el Congreso, y no por un republicanismo “ñoño”, hay que entrar en la negociación política razonable, tradicional y clásica?

-Si, totalmente hay que entrar en la negociación. La pregunta es: ¿en qué consiste esa negociación? Si pensamos en la Ley Base, inicialmente se rechazó y eventualmente se aprobó con gran parte de lo que Milei consideraba indispensable. ¿Cómo se aprobó? Con eso de: te doy esto, vos dame esto. Pero no se licuó. Por eso digo “depende”. ¿Qué entendemos por negociación? En el caso de la negociación sobre la reforma laboral, creo que Milei va a negociar, va a hacer rosca: ¿qué querés? ¿Esto? Bueno, yo te financio esto, te apoyo, no te pongo un candidato en contra, etcétera. Ahora, si me pedís que terminemos aprobando una legislación laboral estilo 1970, ni me molesto. Milei no va a hacer ese tipo de negociación, que fue el tipo de negociación que hizo Macri cuando pasó su reforma impositiva. Vino Massa y le dijo: si te voy a votar, quiero que me metas bienes personales, quiero que me metas impuesto a las ganancias para el sector financiero, etcétera, etcétera. Eso después generó una cantidad de problemas enorme. Y la reforma impositiva se terminó revirtiendo dos años o tres años después. ¿Por qué? Porque no funcionó.

Milei y su lluvia de inversiones. Bonistas vs inversores de la economía real, ¿quieren lo mismo de Argentina?

-Me parece importantísimo, muy interesante, el punto de que para perdurar, una reforma tiene que ser exitosa. Hoy hay un plan económico en marcha y hay una serie de reformas pendientes que van a contribuir al desarrollo de ese plan económico. Usted dice que los mercados o Wall Street está atento al riesgo político, pero también al riesgo del plan económico. Señaló el tema de las reservas, esa especie de colchón necesario para poder afrontar las responsabilidades con los acreedores. Cuando usted habla de los inversores, ¿en qué tipo de inversores piensa? ¿Inversores del sistema financiero o inversores de la economía real que tienen que hundir capital, por ejemplo, en minería, en petróleo, en el agro, donde fuere? ¿Cada uno de esos dos tipos de inversores hacen un análisis distinto del plan económico?

-Me parece que sí. El inversor financiero, que está invirtiendo en bonos del Gobierno, está muy preocupado por lo que llamamos “habilidad y disposición a repagar”, “ability and willingness to repay”. Este gobierno tiene “willingness”, disposición: este no es un gobierno defaulteador. Por su ideología, este Gobierno cree en la propiedad privada, en los contratos. Para los inversores, la habilidad o capacidad de repagar tiene que ver con la habilidad o la capacidad del Gobierno de generar superávits fiscales que le permitan comprar los recursos que se generan en la balanza de pagos para poder repagar la deuda externa. O si no, contar con un colchón.O mejor aún, las dos cosas. Por eso los inversores tienden a favorecer gobiernos que tienen resultados fiscales sólidos, resultado de balanza de pagos sólidos y un colchón de reservas. En el caso de los inversores de la economía real, el análisis depende del sector al que van a entrar. Si es el sector de minería o de energía, el crecimiento de la economía es un factor importante siempre pero en ese caso, y te voy a explicar por qué, es un tema más bien de segundo orden comparado con el que va a invertir en supermercados o en otros servicios. A estos últimos inversores les importa mucho la economía doméstica porque ahí van a generar sus ingresos.

-Les importa el mercado interno.

-Sí, claro. En el caso de los que invierten en sectores primarios, les importa menos la economía doméstica porque en general exportan. Ahora, ¿en qué sentido sí les importa? Les importa porque si a la economía le va mal, siempre corrés el riesgo de cambios legislativos, regulatorios. En una economía que choca, que está en crisis, siempre corrés el riesgo de que te pongan impuestos especiales, de que te cierren el comercio, de que te pongan un cepo y no puedas sacar tus dólares, de que te pongan retenciones. Para ese sector, la marcha de la economía es de segundo orden, pero es importante.

De la macro a la micro. ¿Cómo conecta la macro ordenada con el crecimiento genuino?

-Ahora, entre uno y otro, entre los inversores del sistema financiero y los inversores de la economía real, hay vasos comunicantes que confluyen en el mismo río, que es la economía real: el sistema financiero, los bonos también dependen de la capacidad de repago del Gobierno. Si el Gobierno no tiene ingresos genuinos de dólares, de divisas, no va a poder cumplir. No puede vivir siempre pidiendo deuda; tiene que generar su propia riqueza. ¿Estamos de acuerdo con eso?

-Totalmente.

-Casi estamos haciendo un recorrido por los distintos tomos de su trilogía: de macro a micro y a economía internacional, eventualmente. La oposición más dura, pero también la oposición dialoguista, encuentra un punto de crítica al Gobierno en ese aspecto: muy bien la macro ordenada, la baja de la inflación, el superávit, el ajuste, las cuentas públicas saneadas. Pero en algún momento eso tiene que llegar también a la economía real, al bolsillo de la gente, con salarios por encima de la inflación y consumo que se expanda. ¿Cómo es que una macro ordenada, que logra sostener la inflación a la baja, el superávit, impacta positivamente en lo que el presidente Milei llamó en su última cadena nacional “el crecimiento genuino”? ¿Cómo se da eso y en qué momento se puede dar en la Argentina?

-Hay un indicador mensual de actividad, el EMAE, una especie de PBI mensual. El EMAE, no en tasa sino en nivel, hizo un pico en agosto de 2023; después, empieza a caer y sigue cayendo en los primeros cuatro meses de 2024, hasta abril del año pasado, lo cual es razonable porque en diciembre hubo una devaluación, una contracción en el nivel de actividad, un aumento en la tasa de inflación que redujo los ingresos reales de la persona. Por tanto se deprimió el consumo. Empieza a subir hasta febrero de este año y en febrero, el nivel de actividad se aplana. Los últimos datos de febrero, marzo, abril, mayo, muestran que el nivel de actividad está plano. Eso coincide en gran medida con el aumento en la prima de riesgo país, que a su vez coincide con temores surgidos en ese momento, cuando se empieza a negociar con el Fondo Monetario. Se temía que el acuerdo involucraría una devaluación circunstancial del peso. Hubo una mini corrida contra el peso, una suba en las tasas de interés y la economía se aplanó. Y una suba en la prima de riesgo país. ¿Qué es lo que se necesita para que el crecimiento vuelva? Para que resurja el crecimiento, se necesitauna caída en la percepción de riesgo o una baja en las tasas de interés, una menor volatilidad. ¿Qué efectos tiene eso? Y eso va a fomentar la inversión, la acumulación de capital. Con una mejor legislación laboral, eso también va a aumentar las contrataciones. Al aumentar las contrataciones y mejorar el ingreso de las familias, va a aumentar también el consumo.

-Pero hoy, con las herramientas que tiene hoy el Gobierno, más allá de las reformas que puedan venir en el futuro, ¿qué puede hacer el Gobierno para potenciar ese crecimiento que quedó frenado o algo estancado?

-La verdad es que si pensamos que gran parte de la volatilidad y del aumento de la prima de riesgo y del aumento de las tasas está asociado con las elecciones, hoy no hay mucho que el Gobierno pueda hacer.

Inversores y percepción de riesgo. ¿Qué critican del plan económico? ¿Se viene más ajuste?

-¿Pero la percepción de riesgo está asociado con las elecciones o está asociado con decisiones económicas dentro del plan?

-Creo que con las dos cosas. En parte, está asociado conla apreciación cambiaria de la que hablamos, con el uso de la cantidad de dinero: los planes anti inflacionarios que usan como ancla la cantidad de dinero tienden a generar volatilidad en las tasas de interés, tienden a generar ceteris paribus, o sea, con condiciones similares, tasas más altas y crecimiento más bajo. Y eso es lo que vimos cuando el plan se movió del ancla cambiaria que teníamos hasta abril al ancla monetaria que se adopta con el nuevo programa del Fondo Monetario. Entonces, creo que tiene que ver con decisiones económicas y también con el contexto político. De acá hasta las elecciones, vamos a tener una economía medio planchada, con tasas altas, con volatilidad, con incertidumbre, con prima de riesgo país alto y con poco crecimiento.Después de las elecciones, ¿qué es lo que puede hacer el Gobierno para que resurja el crecimiento? Impulsar las reformas pendientes. Lo ideal sería que el Gobierno tuviera un voto positivo que indicara que el votante argentino está satisfecho con el sendero de reformas y con el sendero de políticas de este Gobierno, que ha generado una baja muy sustancial en la tasa de inflación. Ese voto le permitiría al Gobierno impulsar las reformas. Y creo, y en esto me parece que hay consenso también entre muchos de los economistas… Estaba leyendo a Broda, por ejemplo, y ayer estaba escuchando a Melconian; creo que Miguel Kieguel está de acuerdo también: probablemente hace falta un esfuerzo adicional de ajuste fiscal, o sea, de aumento del superávit fiscal. En definitiva, hoy la realidad es que el primario está en 1,6 o 1,7 contando los intereses, que se capitalizan. La mayoría de los economistas estima que hay un pequeño déficit. Entonces sería ideal un esfuerzo fiscal aún mayor después de las elecciones

-¿Dónde debería aplicarse ese esfuerzo fiscal? Porque ya hay reclamos de la sociedad en relación a la emergencia pediátrica, a los jubilados que perdieron 7 por ciento, a los empleados públicos y los docentes universitarios, que tienen una caída del 26 por ciento de salario real. ¿Ese ajuste debería salir, por ejemplo, de tocar el régimen de Tierra del Fuego?

-Sí, debería. En la Argentina, hay tres o cuatro grandes subdivisiones del gasto público. Una son los intereses, que no se pueden tocar a menos que hagas una reestructuración de la deuda, un default. Eso está dado. Segundo, tenés el gasto social. Parte del gasto social es fraudulento. Cada vez que se hace una auditoría, aparece un gasto que no debería existir. Y otra parte del gasto social está atado al nivel de actividad. Por ejemplo, los planes sociales: es muy difícil reducirlos sin una mejora en el empleo. Por eso volvemos a la reforma laboral. Si vos hablás con empresarios, hoy dicen: “¿pero cómo pretendés que contrate gente? Si pienso que va a cambiar el régimen laboral después de las elecciones, espero. No voy a contratar gente bajo el régimen anterior porque si después lo despido, me hacen un juicio que me cuesta diez o quince o veinte salarios, o lo que sea”. Para bajar el gasto social, necesitás que vuelva al crecimiento y que vuelva el crecimiento del empleo. Después, está todo el gasto tributario, todas las exenciones. La de Tierra del Fuego es una de ellas. Cuestan plata. Como ésa, hay varias más que se pueden tocar. Obviamente, todo eso exige apoyo y aprobación parlamentaria.Pero está claro que todavía queda un par de puntos del PBI, del gasto nacional que se puede reducir. Después habrá que ver si en el régimen de jubilaciones se puede hacer algo, porque ahí también hay abuso: hay cantidad de regímenes especiales de gente que se jubila a los cincuenta años sin ninguna lógica.

Equipo Milei y los cuatro ex JP Morgan. ¿Se necesitan cambios en el equipo económico para la etapa del “crecimiento genuino”?

-Última pregunta, Alberto. ¿Piensa que para esta segunda etapa de la presidencia de Milei, para que efectivamente la economía entre en un proceso de recuperación del crecimiento y del crecimiento genuino que prometió el Presidente, se necesitan otras habilidades en el equipo económico? En la cadena nacional hubo cuatro protagonistas, además del Presidente: estaba el ministro de Economía, Caputo; el viceministro de Economía, José Luis Daza; el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, y el vicepresidente del Banco, Vladimir Werning. Las redes sociales subrayaron una coincidencia en el currículum de esos cuatro hombres: su paso por los mercados, por JP Morgan. Todos hombres que habían tenido roles muy destacados en mercados emergentes o en otras áreas de JP Morgan. Éste es un equipo económico construido sobre un saber sofisticado y específico del mundo financiero y de los mercados internacionales. ¿Es el equipo necesario para poner una economía real en marcha? ¿Es el mejor equipo para tener una Argentina subida al crecimiento económico de la economía real?

-Es una muy buena pregunta. Lo pondría en estos términos: el foco que puso el equipo económico en los primeros dos años fue el foco correcto. Había una situación de emergencia; el paciente estaba en la sala de emergencia y hacía falta un conocimiento muy claro del manejo de caja, de finanzas, de acceso al mercado, de limpieza de balances para emprolijar y normalizar la situación. No creo que haga falta cambiar el equipo. Sí creo que en la segunda parte del mandato de Milei, veremos si reelige después de eso, en los próximos dos años, el foco tiene que estar mucho más en las reformas de fondo, que son cosas de más largo aliento. Armar una reforma laboral lleva más tiempo, lleva más estudio. Armar una reforma impositiva lleva un esfuerzo enorme. Y lo mismo una reforma del sistema de jubilaciones. Entonces no necesariamente tiene que cambiar el equipo, pero las habilidades de ese equipo deben ser suplementadas con gente que tenga esa experiencia o con consultoría externa que traiga esa experiencia al equipo. Hay experiencia internacional de reformas impositivas, laborales o de jubilaciones. Hoy el mundo está súper conectado. El Fondo Monetario y el Banco Mundial han participado en muchas de esas reformas y una posibilidad, por ejemplo, es usarlos como consultores para que ayuden a armar las reformas.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/alberto-ades-en-la-etapa-dos-de-milei-no-necesariamente-tiene-que-cambiar-el-equipo-economico-pero-nid17082025/

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