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Alejandro Werner: “Pasado octubre, Milei tiene que tomar el costo político de una mayor inflación por algunos meses”

“Hay que dejar que el dólar suba, que se refleje esa mayor demanda de divisas por parte de la Argentina: eso lleva a un peso más débil. Lleva a que los hinchas de Boca ya no vayan a ver la pri...

Alejandro Werner: “Pasado octubre, Milei tiene que tomar el costo político de una mayor inflación por algunos meses”

“Hay que dejar que el dólar suba, que se refleje esa mayor demanda de divisas por parte de la Argentina: eso lleva a un peso más débil. Lleva a que los hinchas de Boca ya no vayan a ver la pri...

“Hay que dejar que el dólar suba, que se refleje esa mayor demanda de divisas por parte de la Argentina: eso lleva a un peso más débil. Lleva a que los hinchas de Boca ya no vayan a ver la primera vuelta de un torneo irrelevante”, asegura. “Por dos o tres meses eso va a subir un poco la inflación”, reconoce y aclara: “Pero luego, con el ancla fiscal que ha impuesto este Gobierno, con la disciplina monetaria que están dispuestos a imponer, con tasas de interés altas, la inflación va a volver a bajar. El proceso va a continuar de una forma mucho más sostenible”. “El Gobierno y el Banco Central están haciendo que el mercado se vea artificialmente menos demandado”, reconoce. “El Gobierno tiene que apostar a eso porque posponer ese proceso va a llevar un ajuste mucho más complejo en el futuro. ¿Por qué? Porque en el futuro los desbalances que se están generando van a empeorar”, alerta. “Lo más importante para la Argentina, dada la situación actual, es que Milei haga una buena elección en octubre. Si el Gobierno cree que para eso necesita mantener esta situación artificial del mercado de cambio, que lo haga, pero que la corrija cuanto antes”, advierte. “Hoy hay expectativas importantes en Washington”, describe. “Wall Street vería muy mal que sin los números en el Congreso, Milei siguiera por un camino de confrontación”, analiza.

Hay una batalla previa a la elección pero creo que una fracción muy grande de esos diputados y senadores que votaron las leyes que pueden tener un impacto presupuestario no quieren descarrilar el proceso de consolidación fiscal y de normalización económica que estamos viendo en la Argentina hoy

“Hay una batalla previa a la elección pero creo que una fracción muy grande de esos diputados y senadores que votaron las leyes que pueden tener un impacto presupuestario no quieren descarrilar el proceso de consolidación fiscal y de normalización económica que estamos viendo en la Argentina hoy”, reflexiona. “Un buen resultado electoral de Javier Milei en octubre, junto con un movimiento hacia un proceso de acumulación de reservas más predecible y más guiado por un anuncio de política, abre la puerta para que los mercados vean la probabilidad de la reelección de Milei en 2027”, precisa. “En el caso de Brasil y México, los programas con el FMI se repagaron más rápido. En el caso de Argentina, cuando vuelva a acceder a los mercados internacionales de capital, sería peligroso acelerar el repago al Fondo; no debería hacerlo. Debería usar al máximo los programas con el Fondo y aprovechar ese período para acumular más reservas y pagarle más tarde al FMI”, advierte. “Sobre YPF, en Estados Unidos la preocupación es la contingencia fiscal que va a generar, no la actitud del Gobierno en la defensa de la posición de la Argentina ante los juzgados de Estados Unidos”, diferencia. “Para generar expectativas todavía más positivas, falta una política de acumulación de reservas”, sostiene. “La Argentina se tiene que mover hacia un tipo de cambio más débil y hacia una acumulación de reservas más predecible”, subraya pero aclara: “Pensar que la Argentina debería tener hoy las mismas reservas como porcentaje del PBI que tiene Brasil, no tiene sentido”. “Para consolidar los logros económicos, para que baje el riesgo país y aumente la inversión extranjera, es importante institucionalizar estos logros con medidas que sean aprobadas por el Congreso”, concluye.

Desde Washington, el exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), el argentino-mexicano Alejandro Werner, estuvo en La Repregunta. En 2018, Werner supervisó el acuerdo de préstamo por 57 mil millones de dólares que recibió el gobierno de Mauricio Macri. Hoy es el director del Instituto de las Américas de la Universidad de Georgetown. En México, fue viceministro de Economía, además de director de Estudios Económicos del Banco de México. Es doctor en Economía por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

El gran tema de la falta de reservas. El precio del dólar y el impacto en la inflación. El uso político de la flotación libre entre bandas. Las elecciones de octubre y la mirada de los mercados y de Wall Street. Los riesgos futuros del Plan Milei y recuerdos del tequila. YPF y el impacto o no en la credibilidad de la Argentina. Milei y la relación con el FMI. La sostenibilidad macroeconómica y la personalidad política de Milei: ¿los inversores esperan que vire del conflicto hacia el consenso? Werner hizo su análisis.

Aquí, la entrevista completa.

Riesgo país alto y estancado. ¿Entre la gobernabilidad de la macro y la confrontación política?

-La gran pregunta es: ¿por qué la Argentina sigue anclada en 700 puntos del riesgo país y cómo puede perforar ese techo que parece muy difícil de traspasar o si se traspasa, después vuelve a subir? ¿Es una cuestión de incertidumbre macroeconómica acerca de la sostenibilidad del plan o es una cuestión de incertidumbre política acerca de la gobernabilidad de la Argentina bajo el régimen del presidente Javier Milei?

-Son las dos cosas. Primero, en tu introducción planteabas si hay más preocupación o expectativas en Washington. Yo diría que hay expectativas. Siempre hay preocupación pero creo que hoy la Argentina está en un lugar en términos de inflación, de recuperación de la actividad económica y por supuesto en términos de consolidación fiscal que nadie creía que era posible a esta altura. Y todo eso, con un apoyo muy importante al Presidente en las encuestas y con una oposición bastante callada. En ese sentido, hoy hay expectativas importantes. Y sí, estamos frente a una elección de medio término que también se va a ver como un referéndum de lo que ha hecho el presidente Milei hasta la fecha. Desde el punto de vista de los mercados, como bien decías, la Argentina está estancada en ese rango entre 700 y 750 puntos base. Además, tomando en cuenta la tasa de referencia del Gobierno de Estados Unidos, está en niveles altos. Obviamente, eso hace muy difícil acceder a los mercados de capitales aún con un respaldo y un apoyo importante de la comunidad internacional. Por el lado económico, el principal elemento que falta para generar expectativas todavía más positivas en relación a la Argentina es una política de acumulación de reservas: ver que el Banco Central realmente esté en camino a consolidar un balance donde tenga una posición larga en dólares importante que le permita al país ir acumulando las reservas necesarias para hacerle frente a los pagos que tiene en los próximos tres años, que son importantes. Y en lo político, que se sigan dando señales de la consolidación política del presidente Milei. Esta elección es muy importante para que el Presidente no tenga que negociar vetos en el Congreso: en la segunda mitad de su gobierno se pueden volver muy complejos. Pero también, sobre todo, para que se vea que la probabilidad de que sea reelecto en dos años es muy alta y que este proceso de reconstrucción y estabilización de la economía argentina pueda ser un proceso de ocho años. Y en ese sentido, que se empiece a ver como un proceso de cambio estructural de la economía.

Hay que dejar que el dólar suba, que se refleje esa mayor demanda de divisas por parte de la Argentina: eso lleva a un peso más débil. Lleva a que los hinchas de Boca ya no vayan a ver la primera vuelta de un torneo irrelevante

-Dividamos esta conversación en dos grandes temas: la cuestión de política y la gobernabilidad y la cuestión de la macro y la gobernabilidad de esa macro. Hubo un gran cimbronazo en el Senado porque se aprobaron leyes que impactan en el balance fiscal: el aumento de jubilaciones, un bono para jubilados y una ley de emergencia para las personas discapacitadas. La oposición logró dos tercios de votos en el Senado: fue una derrota legislativa importante para el Gobierno. Uno de los análisis más instalados en la Argentina dice que hay una política de demasiada tensión alimentada desde el Gobierno en su relación con la oposición, no sólo con la oposición dura kirchnerista, que sería lógico, sino con gobernadores y con legisladores, tanto en el Senado como en Diputados, que han sido muy amigables, pero que el Gobierno acorrala. De hecho, hay pendiente un veto del Presidente y eventualmente, el desafío o la confirmación de ese veto en las próximas semanas. Aún así, ¿cómo es que una mirada desde Washington interpreta que todavía no hay una oposición más desafiante en relación al presidente Milei y sus políticas, una coyuntura política que empieza a mostrar cambios en ese sentido, sobre todo en año electoral? ¿Es porque los argentinos estamos demasiado metidos en nuestra vida política y no tenemos una perspectiva más amplia? ¿O es porque Washington todavía no capta los síntomas de un cambio de escenario político?

-Yo no soy Washington, pero tú tienes toda la razón. Tal vez se están dando movimientos en la política que desde aquí no podemos predecir su importancia. Hay un conflicto político muy importante en la Argentina. Hay una batalla previa a la elección pero creo que una fracción muy grande de esos diputados y senadores que votaron por estas leyes -que pueden tener un impacto presupuestario que en el año en curso sería de más de un punto del PBI y el año que viene, de más de 2 puntos del PIB- no quieren descarrilar el proceso de consolidación fiscal y de normalización económica que estamos viendo en la Argentina hoy. Más bien esa votación es una señal muy clara de que eventualmente el Presidente tiene que migrar de una estrategia de confrontación a una estrategia de mayor negociación. Pero aún así, no veo que lo político pueda destruir los avances que hemos visto. Hay espacio para que se llegue a ese equilibrio y estas leyes no se aprueben. Podemos discutir y estar de acuerdo en que las jubilaciones tienen que ser mayores, menores, o el tema de los discapacitados, pero también tenemos que estar de acuerdo en cómo se financia ese derecho social. Y eso es lo que le falta a estas leyes. Y eso es lo que el presidente Milei ha puesto como bandera y como eje de la estabilización. Yo esperaría que esta batalla política no afecte el proceso de consolidación fiscal. Dependiendo del resultado electoral, esto es una llamada de atención para el presidente Milei. Si no obtiene los votos para poder sostener los vetos, en la segunda mitad de su gobierno no podrá seguir con esta actitud de confrontación. Si logra los votos, probablemente sí. Y en ese caso, la pregunta es si va a seguir por esta vía y será en un segundo mandato cuando veamos a un presidente Milei más institucional o si nunca lo veremos en ese plan. Pero claramente para consolidar los logros económicos, para que baje el riesgo país, para que se acelere la inversión extranjera, va a ser un tema muy importante institucionalizar estos logros con medidas que sean aprobadas por el Congreso: una ley de responsabilidad fiscal más sólida, una reforma al sistema de pensiones, una reforma tributaria. Para eso, el presidente va a tener que negociar.

Wall Street vería muy mal que sin los números en el Congreso, Milei siguiera por un camino de confrontación

¿2025 o 2027? ¿Qué esperan los inversores para venir a la Argentina? ¿Cómo lo ve Wall Street?

-Usted se refirió a dos dimensiones temporales, una de mediano corto plazo, que es la elección de medio término de este año, y una de más largo plazo, 2027, con la posibilidad de una reelección del Presidente. Hay argentinos que miran este proceso desde New York, desde los mercados, y plantean que esta elección no va a llevar a un aluvión de inversiones. El análisis es que el triunfo electoral de Milei en esta elección, si se diera por completo y plenamente, ni siquiera le permitiría tener las mayorías necesarias para gobernar sin consensuar y negociar: bajar la confrontación es necesaria porque aún ganando la elección debería negociar. Pero aún en ese caso, según plantean algunos inversores, ni siquiera sería a partir de ahí que se daría una lluvia de inversiones sino que habría que esperar a 2027. ¿Coincide con ese análisis?

-Primero, el mundo ha perdido mucha plata en la Argentina y ha perdido mucha plata básicamente por este riesgo político. Alcanza con viajar unos años atrás, a la elección de medio período del presidente Mauricio Macri, una elección muy exitosa pero a los cinco meses, ya estaba solicitando el programa con el Fondo. Luego vimos el regreso de Cristina Kirchner y Alberto Fernández. Segundo, los procesos de inversión muy importantes no se dan de la noche a la mañana. Entonces sí coincido, pero claramente un buen resultado electoral de Javier Milei en octubre, junto con un movimiento hacia un proceso de acumulación de reservas más predecible, más guiado por un anuncio de política, abre la puerta para que los mercados vean la probabilidad de la reelección de Milei en 2027. Esto también tiene un efecto muy importante: seis años más de cero déficit público. Es una señal muy potente para que a mucha gente le guste los 700 puntos base para comprar el riesgo argentino. Si bien en esta elección no veríamos el efecto pleno de confianza que implica el moverse a un esquema de negociación donde puedan pasar muchas reformas, sí vamos a ver un efecto de optimismo parcial pero importante. Eventualmente veremos la aprobación de la revisión del programa con el Fondo y que el proceso va a ir avanzando. Esto sumado a una negociación pequeña para avanzar con un par de reformas en el verano de este año y de 2026, podría generar expectativas muy positivas en la Argentina. Pero sí coincido con la visión de que si se llega a dar algún día este pivote del presidente Milei a un presidente más institucional, negociador, que busque equilibrios, si lo vamos a ver, lo vamos a ver en un segundo período de Milei. Electoralmente, para llegar a la próxima elección presidencial, le va a seguir siendo más rentable ser un Presidente de choque, un Presidente que se define como un outsider contra la política tradicional. Después de eso, en un segundo mandato, pensando en su legado y pensando en solidificar lo que logró, sería muy inteligente que se vuelva un Presidente más institucional y negociador.

-Última pregunta sobre la cuestión política: ¿no necesita transformarse en ese Presidente más asociado con una imagen de estadista más tradicional, que se sienta a negociar y a consensuar, mucho antes que para 2027? Porque insisto con que en estas elecciones hay una especie de divergencia entre el voto popular, que probablemente corrobore un triunfo de Javier Milei y aumente su cantidad de bancas tanto en Diputados como en Senadores, pero al mismo tiempo, hay una especie de reempoderamiento de los Gobernadores y de parte de la oposición dura y amigable inclusive, que empieza a encontrar maneras de ponerle límites al Presidente. Entonces, aunque obtenga los votos, no va a tener la cantidad de asientos necesarios en el Congreso para contar con absoluta autonomía. ¿Los mercados valoran un Presidente que llegado el momento en que se necesitan consensos, se cambie de disfraz y acepte que es necesario negociar si la coyuntura lo obliga? El estilo Milei le permitió la hazaña de la baja inflación con esa osadía absoluta para hacer del ajuste un lema de campaña: eso está claro. ¿Se necesita otra cosa para la sostenibilidad de mediano y largo plazo de los cambios y de una Argentina razonable?

-Creo que sí, porque primero, Milei no va a estar en el poder toda la vida. Segundo, no va a tener la aprobación si se queda toda la vida. Tiene que consolidar estos grandes avances que ha hecho en la parte macroeconómicacon legislación, con un apoyo político mucho más sólido y más institucional. Eso es lo que uno quiere cuando la política regrese a un centro un poco más normal, tradicional. Hasta ahora ha habido un vacío de poder y una llegada intempestiva de una persona que tiene el diagnóstico correcto y que no piensa como un político tradicional. Tal vez desde el presidente (Ernesto) Zedillo en México, que manejó la crisis del ‘94, nunca vi un Presidente tan convencido de que tenía que atacar de frente el problema de finanzas públicas. Además, políticamente, es positivo para Milei verse como el Presidente que resolvió el gran problema fiscal de la Argentina. Pero cuando esa crisis ya no exista y esa convicción del Presidente no sea tan clara, se necesitan leyes e instituciones como un Banco Central mucho más independiente, una ley de responsabilidad fiscal o un cambio constitucional como el que se hizo en Brasil que puso un techo al crecimiento del gasto público dentro de la Constitución para que a la política le sea más costoso romper estas restricciones. Para lograr eso, es muy difícil pensar que en algún momento Milei vaya a tener mayorías tan apabullantes como para que no necesite a la oposición. Es claro que va a tener que negociar. La pregunta es si ese período de negociación, y tú la hiciste correctamente, se da en mitad de este mandato o se da en un eventual segundo mandato de Milei. Ahí es donde yo tengo dudas: si electoralmente, para una campaña presidencial, Milei percibe que le conviene seguir siendo el presidente disruptor. Y es muy difícil pelearte con la oposición en los medios y luego negociar. Tal vez veamos algo de ese Milei negociador en 2026 pero si lo vamos a ver, probablemente lo veamos en un nuevo mandato. En Wall Street, van a mirar si Milei logra los números para poder sostener los vetos. Yo creo que vamos a ver dos escalones hacia abajo en el riesgo país.

-Pero aunque ganara todo lo que puede ganar, no le alcanzan esos votos propios para sostener los vetos. En el Congreso, necesita votos prestados.

-Pero mi interpretación es que si lo que va a necesitar es poco y lo va a conseguir, es una señal muy fuerte a los mercados. Si Milei hace una elección menos exitosa, tiene un camino muy difícil y va a tener que buscar equilibrios entre un discurso político de conflicto pero con mayor moderación, o escogiendo enemigos y escogiendo amigos, y negociar con cierta parte del espectro político para poder avanzar en cierta legislación, en sus presupuestos, sostener ciertos vetos y de esa manera, llegar a la elección presidencial. Wall Street vería bien cualquiera de estos equilibrios. Wall Street vería muy mal un equilibrio en donde, sin los números en el Congreso, Milei sigue por un camino de confrontación, o una elección muy mala de Milei donde la oposición siente que puede tener una alternativa muy viable en la próxima elección presidencial. Cualquier cosa en el medio, sería muy bueno.

Macro y reservas. ¿Por qué el Gobierno se demora en acumularlas y por qué es imprescindible acumularlas?

-Subrayó la importancia del tema reservas. Ahora, la falta de acumulación de reservas es casi una decisión del Gobierno para evitar un efecto dominó: si el gobierno empieza a comprar dólares para acumular reservas, el dólar empieza a subir y se puede trasladar a precios. El objetivo de inflación a la baja, central en su pacto electoral, y que Milei viene cumpliendo a rajatabla, podría empezar a tener problemas. ¿Cómo se atraviesa ese dilema de una política pública que ha decidido tener a la baja de la inflación como norte cuando las otras variables, si se empiezan a tener en cuenta, pueden impactar en ese descenso sostenido y veloz de la inflación?

-Aquí hay dos o tres temas que me gustaría destacar. Un tema es la duda de mucha gente en relación a que el Presidente y su equipo no creen que es necesario tener un tipo de cambio más débil y no creen que es necesario tener reservas internacionales. Hemos oído algo por el estilo. Lo hemos visto en Brasil, Chile, Colombia, México, Perú: todos los países que flotaron y tienen objetivos de inflación y tipo de cambio flexible tienen niveles de reservas entre 12 y 15 por ciento del producto, y en el caso de Perú, mucho más alto.

-¿Cuánto es en Perú?

-Como porcentaje del PBI, puede llegar a ser 25 por ciento del PBI, arriba de 20 por ciento.

-¿Cuál es el porcentaje de reservas respecto del PBI en la Argentina?

-Como las reservas netas es cero, la Argentina no tiene reservas netas positivas. Pero ninguno de estos países acumuló reservas cuando estaban en problemas: las fueron acumulando con el paso del tiempo. Pensar que hoy la Argentina debería tener las mismas reservas como porcentaje del PBI que tiene Brasil, no tiene sentido. Brasil vivió con reservas mucho más bajas pero vivió con mucha volatilidad, con muchos problemas y se fue convenciendo de que había que tener reservas elevadas, igual que México y poco a poco, igual que Chile. Otro tema es el tema del atraso cambiario. Coincido con algunos de los diagnósticos que hace el equipo económico de la Argentina: el cambio estructural, la reversión en el balance energético y el potencial impacto en productividad del trabajo en desregulación va a aumentar la productividad en la Argentina. Muy probablemente nos dé en cinco años que el tipo de cambio de hoy es sostenible. Pero los mercados no nos van a dar esos cinco años para esperar. En ese sentido, la Argentina se tiene que mover hacia un tipo de cambio más débil y hacia un proceso de acumulación de reservas más claro y predecible. Ahora, tú lo decías muy bien, está la cuestión del timing. Si el Gobierno cree que hay que hacerlo, está la cuestión de la decisión de posponer este movimiento tres meses más para tener una mejor elección. Yo no entiendo la política argentina como para decir si vale la pena o no pero le doy el beneficio de la duda. Pero después de la elección, es muy importante moverse a este esquema de mayor acumulación de reservas que va a llevar a un tipo de cambio un poquito más débil. Ya hubo una depreciación importante el último mes, y por dos o tres meses eso va a subir un poco la inflación. Pero luego con el ancla fiscal que ha impuesto este Gobierno, con la disciplina monetaria que están dispuestos a imponer, con tasas de interés altas, la inflación va a volver a bajar. Si después de la elección vemos una política de acumulación de reservas que tiene como resultado un impacto en el tipo de cambio, y vemos mayor claridad en la comunicación de la política monetaria, vamos a tener tres o cuatro de mayor inflación, pero la inflación va a volver a bajar. El proceso va a continuar de una forma mucho más sostenible.

-Tengo muchas preguntas. Primero, la comparación con Brasil en términos de reservas. Según usted dice, a Brasil le llevó muchos años acumular reservas: en este momento tiene 300 mil millones de dólares de reservas después de haber usado 40 mil millones para sortear la última crisis del real. Ahora, hay una diferencia entre Brasil y la Argentina: la economía interna de Brasil no es una economía dolarizada. En cambio, los argentinos tenemos una economía bimonetaria, pensamos en dólares. ¿Puede la Argentina tomarse tanto tiempo para reconstruir sus niveles de reservas? No sólo tiene que afrontar un endeudamiento en dólares sino que también tiene una demanda de dólares interna.

-Sí, pero también tiene una oferta interna de dólares importante a partir de todos los activos en dólares que la Argentina ha acumulado por décadas. En la medida en que este proceso logre un ancla institucional y genere expectativas de persistencia, también puede generar un proceso virtuoso en donde la acumulación de reservas se puede dar de manera más rápida que lo que fue en Brasil o Chile. Muchos de estos argentinos estarían convirtiendo sus dólares en pesos, sobre todo si la combinación de tipo de cambio y tasas de interés es atractiva, y con expectativas de que las cosas van a mejorar en el futuro. Pero tienes toda la razón, por eso es probable que la Argentina también viva con este programa del Fondo Monetario por más tiempo. En el caso de Brasil y México, los programas con el Fondo Monetario se repagaron más rápido. En el caso de Argentina, cuando vuelva a acceder a los mercados internacionales de capital, sería peligroso acelerar el repago al Fondo; no debería hacerlo. Debería usar al máximo los programas con el Fondo y aprovechar ese período para acumular más reservas y pagarle más tarde al Fondo Monetario Internacional. La secuencia de estas decisiones, cómo repagar ciertas deudas con los organismos, puede reflejar el grado de dolarización de la economía. Y sí, probablemente en este proceso la Argentina va a estar tomando un poco más de riesgos de lo que tomaron los otros países. Por eso también fue sensato mantener el cepo más tiempo. Y hoy también tiene sentido ser cauteloso a la hora de ir retirando lo que queda del cepo para ayudar a que la Argentina logre establecer estos andamiajes necesarios para vivir con un tipo de cambio flotante.

-El Fondo Monetario todavía no aprobó la revisión y no le envió los 2.200 millones de dólares que completan el último acuerdo. ¿Eso es una señal preocupante?

-Es una señal de que se está discutiendo este tema de las reservas, del tipo de cambio y de la política monetaria. En los últimos seis meses, el tema central de la discusión entre el Fondo Monetario y la Argentina es que la Argentina no va a cumplir con las metas de acumulación de reservas. Va a tener que pedirle un waiver al Board del FMI y también a sus accionistas. Para eso, el Board va a querer que el Gobierno argentino especifique cuál va a ser su estrategia de acumulación de reservas de manera mucho más clara de lo que estuvo en el programa anterior.

Flotación libre entre bandas. ¿Qué hacer con el dólar? ¿Por qué hay que dejar que suba?

-La Argentina sigue estando en la categoría de “standalone”, lo cual sorprendió en las últimas semanas. De acuerdo con esa categoría, la economía argentina no es todo lo libre que debería ser, por ejemplo, en relación al tipo de cambio y sus movimientos. Usted habló de un dólar atrasado, casi un tabú para el Gobierno: desde que fijó una flotación libre entre bandas, la idea es que el dólar no está atrasado sino que simplemente está caro o barato según lo decida el mercado. Sin embargo, el Gobierno está interviniendo en el mercado de dólar futuro para influir en el precio del dólar. Y en la última semana tomó otro tipo de medidas. El dólar está subiendo y se alejó del piso de la banda. ¿Qué análisis hace usted de la flotación libre entre bandas? ¿Cuán realista es efectivamente esa descripción?

-Uno puede decir que el euro está sobrevaluado y el euro es una moneda que flota. El concepto de sobrevaluación trata de buscar cuál es el tipo de cambio necesario para que las cuentas externas estén en equilibrio. Y ahí hay que definir ese equilibrio, qué es necesario, etc.. Pero a veces los mercados de capitales, los movimientos de flujos financieros hacen que el tipo de cambio se desvíe de esos niveles de equilibrio, aún en un tipo de cambio en flotación. La Argentina puede vivir con un tipo de cambio fuerte sobrevaluado mientras los mercados de capitales lo financien o mientras algunos jugadores clave que se sumarían a la demanda de dólares no entren a este mercado. ¿Cuáles son esos jugadores clave? El Gobierno y el Banco Central. Si el Banco Central necesita comprar 20 mil millones de reservas más en los próximos dos años, ahí hay una demanda de 10 mil millones por año que hoy no estamos viendo. Si el Gobierno tiene que empezar a comprar dólares para…

-Acumular reservas o cumplir con los intereses…

-Y cumplir con los compromisos de sus obligaciones externas, esos jugadores no están entrando al mercado: están haciendo que el mercado se vea artificialmente menos demandado. El concepto de sobrevaluación viene de hacer un análisis de que la cuenta corriente, con estos niveles del tipo de cambio, va a estar en un déficit difícil de financiar. Y además, que se mantiene en ese nivel porque hay operaciones de intervención como las que tú mencionabas, que no han sido masivas, pero no son buenas. O porque también, por otro lado, están restringiendo la demanda de dólares del Estado argentino, que eventualmente va a tener que materializarse en el mercado.

-Usted plantea que acumular reservas es clave, pero si el Banco Central sale a comprar dólares para consolidar reservas, cambia toda la ecuación y el dólar sube. ¿Cómo acumular y evitar que el dólar suba? ¿O no hay que evitar que el dólar suba?

-No hay que evitar que el dólar suba. Hay que dejar que el dólar suba, que se refleje esa mayor demanda de divisas por parte de la Argentina: eso lleva a un peso más débil. Lleva a que los hinchas de Boca ya no vayan a ver la primera vuelta de un torneo irrelevante, a que los argentinos no vayan a comprar a Chile y vayan a Mar del Plata de vacaciones.

-¿Se puede traducir de esta manera? Usted propone que se transparenten las condiciones reales del mercado de cambio: si el Estado argentino es un jugador que tiene que comprar, que compre y llevará un tiempo más o menos corto o largo pero el dólar va a encontrar su flotación natural con todos jugando como tienen que jugar.

-Estoy ciento por ciento de acuerdo con lo que dices, sobre todo porque en este Gobierno, el ajuste más importante para la economía argentina, que es el fiscal, ya se dio. Además, tienen un Presidente que dice que lo va a mantener y hoy, aunque en un año quizás estemos viendo otra cosa, la gente dice que ese Presidente tiene muchas chances de quedarse cuatro años más. Ésa es el ancla más importante. Si el tipo de cambio se mueve y además el Banco Central está dispuesto a subir tasas de interés para limitar el paso de ese movimiento cambiario a otros precios, se puede afirmar con un nivel de certidumbre bastante grande que el efecto sobre la inflación no va a ser tan grande, y además va a ser muy transitorio. El Gobierno tiene que apostar a eso porque posponer ese proceso va a llevar un ajuste mucho más complejo en el futuro. ¿Por qué? Porque en el futuro los desbalances que se están generando van a empeorar. Si el déficit en cuenta corriente es de 3 por ciento del PIB, si ya no acumulaste reservas, si le pediste todavía más dinero al Fondo Monetario Internacional, tu situación financiera es todavía mucho más débil. El movimiento cambiario puede ser muy alto, la contaminación a la política puede ser alta y ahí se ingresa en un círculo vicioso que hoy no se materializaría. Probablemente ya es tarde para hacer una operación de este tipo antes de la elección de medio término, pero pasando la elección, hay que hacerlo. Si además la elección es buena, hasta podríamos ver cierta tendencia a la apreciación del tipo de cambio por ciertos inversionistas que ven en la fortaleza de Milei una buena apuesta, 700 puntos base. Y en ese sentido, aprovechar para anunciar estas nuevas políticas y que nos vayamos moviendo hacia un mercado cambiario que refleje de manera más clara las necesidades de divisas que tiene la economía.

-¿Usted no lo considera una devaluación? Porque hay críticos y opositores que señalan que el Gobierno va a devaluar después de las elecciones, y que eso también tendría efectos colaterales. Usted lo concibe como un movimiento dentro de una flotación libre entre bandas, con todos los actores cumpliendo su rol. Pero eso hay que hacerlo después de las elecciones.

-Yo lo haría hoy, pero esa sería una recomendación meramente técnica. Porque sí creo que lo más importante para la Argentina, dada la situación actual, es que Milei haga una buena elección en octubre. Si el Gobierno cree que para eso necesita mantener esta situación artificial, que lo haga, pero que la corrija cuanto antes. Que empiecen a crecer los enanos de la política, que fueron los que en la Argentina generaron los problemas macroeconómicos y financieros de los últimos treinta años, es lo peor que le puede pasar a la Argentina. Pero una vez pasada esta elección, el gobierno de Milei tiene que tomar el costo político de una mayor inflación por algunos meses. El costo político de estar haciendo algo que dijo que no iba a hacer. Corregir esto rápidamente y luego, cuando se alcance una situación normal, si el tipo de cambio se mueve eventualmente en dos o tres meses otro 10 por ciento, otro 12 por ciento, probablemente se empiecen a generar expectativas de que luego se va a apreciar. Entonces, como tú dices, estaríamos viendo un movimiento normal del tipo de cambio dentro de una banda de flotación, y eso no se tiene que dar de manera inmediata después de que el gobierno anuncie una política, si no que se puede dar unas semanas después o dos meses después. Pero sería una situación mucho más sana donde no se acumulan desequilibrios y no se empieza a generar esta bomba de tiempo que luego es mucho más difícil de desactivar. Para mí, es muy difícil distanciarme de la experiencia de mi propio país. Pero cuando veo a la Argentina, si México hubiese depreciado, hubiese flexibilizado su régimen cambiario en el año ‘92 o a mitad del ‘91, probablemente la crisis del tequila nunca habría sucedido. El tequila se dio porque aumentamos mucho estos desequilibrios: el déficit en cuenta corriente llegó a 6 por ciento. Para sostenerlo, empezamos a hacer este tipo de operaciones a futuro en cantidades no recomendables con los famosos tesobonos, donde le dábamos el seguro cambiario al inversor. Luego se volvió una bomba financiera: cuando el Gobierno mexicano se vio forzado a devaluar, generó un problema mayor. La Argentina está muy a tiempo para evitar cualquiera de esas cosas, pero se tienen que ver esos cambios.

-Usted está hablando de dos países muy cercanos a usted porque nació en la Argentina pero después creció y se desarrolló profesionalmente en México: tiene una doble mirada.

-Exacto. Tiene toda la razón. Y me tocó trabajar mucho en la Argentina desde el Fondo Monetario.

Caso YPF: ¿puede impactar en el riesgo argentino y alejar a los inversores?

-Alejandro, la última pregunta: caso YPF. Empieza a darle problemas al Gobierno. Hay una política de Estado en relación al posicionamiento de la defensa de Argentina en ese juicio. ¿Es una mala señal esa estrategia para los mercados y los inversores?

-¿A qué estrategia te refieres?

-La jueza Preska le ha planteado que dé garantías y que active una serie de obligaciones que la Argentina demora el cumplimiento de esos mandatos. ¿Ese tipo de manejo legal de la situación es problemático visto desde Estados Unidos?

-Diría que no. Es válido que Argentina agote todas las vías legales que tiene para posponer y para hacer valer los derechos legales que tiene en ese juicio. No se tiene que interpretar como que la Argentina no está acatando un fallo legal. Se tiene que interpretar como que la Argentina está ejerciendo sus derechos. Así como los holdouts ejercieron sus derechos establecidos en sus contratos de créditos, probablemente de forma estratégica y con muy mala intención, es correcto que la Argentina agote las instancias jurídicas que tiene para posponer o revertir este fallo. Eventualmente habrá una sentencia final. Seguimos viendo las contingencias de las malas decisiones del pasado que realmente tienen efectos importantes sobre la posición financiera de la Argentina. En eso, este Gobierno lo ha manejado bien. No soy un experto legal para saber si se pudo haber defendido de mejor manera la posición del Estado o de YPF como compañía. La preocupación es la contingencia fiscal que va a generar, no la actitud del Gobierno en la defensa de la posición de la Argentina ante los juzgados de Estados Unidos.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/alejandro-werner-pasado-octubre-milei-tiene-que-tomar-el-costo-politico-de-una-mayor-inflacion-por-nid20072025/

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