Alex Pelao: su mirada sobre el jurado de MasterChef, lo que aprendió de Wanda Nara y por qué ahora lo saludan hasta los jubilados
Para los artistas que no son tan populares entre un público “más adulto y tradicional”, MasterChef Celebrity es una caja de resonancia perfecta. Alejo Cruzado Antonelli saltó de su Córdoba ...
Para los artistas que no son tan populares entre un público “más adulto y tradicional”, MasterChef Celebrity es una caja de resonancia perfecta. Alejo Cruzado Antonelli saltó de su Córdoba a la comedia musical, donde durante años actuó y bailó. Con la pandemia inauguró su faceta de comediante en TikTok y se convirtió en una celebridad entre los jóvenes. Luego llegó LOL Argentina, su salto a las plataformas de streaming, y la oferta de ser parte del reality gastronómico de Telefe.
Si bien lo dudó, el saldo por el programa fue más que positivo: no solo hizo reír, sino que compartió su lado más humano. “Creo que si hubiese dicho que no, ahora estaría saltando del Taipei 101”, dice entre risas en una charla con LA NACION, donde además definió a cada uno de los jurados, aseguró que Wanda Nara lo intimidó y señaló a quiénes ve en la final: “Son todos rubios”, bromeó.
-¿Cómo fueron tus primeros años de formación?
-Arranqué con la danza a los 6 años. Mi hermana fue la que me llevó a bailar; ella es profesora, actualmente maestra de tango. Un buen día, un sábado a la mañana, mi vieja me dijo: “Vas a empezar a aprender comedia musical”. Y yo le dije: “No, no, no, no me gusta”. Y me respondió: “Sí, te va a interesar”. Y me metió en esa academia de comedia musical, un sábado a las 9:30 de la mañana, en la primera clase. Ahí me cambió la vida, dije “esto es lo que voy a hacer”. Trabajé en musicales desde mis 15 hasta el 2000. Pasé por grandes producciones, con figuras de renombre, y también hice cosas que se veían una vez por semana a las dos y media de la mañana en un teatro independiente. Hasta que empecé con la creación de contenido.
-La fama te llegó por medio del humor, ¿no? Con esto que me contaste de la creación de contenido y las redes. ¿Qué explicación le das a tu éxito?
-No me puedo hacer cargo de un “éxito” porque todavía no me siento exitoso; me siento afortunado. Creo que hubo una serie de coincidencias que hicieron que todo se diera en el momento indicado, que las personas indicadas te compartan, vean lo que tienen que ver en cierto momento. Pero si a algo se lo puedo atribuir, es a la constancia. Nunca me dejé de mover. No me detengo y artísticamente nunca frené. Eso sí me enorgullece, y soy una persona a la que le cuesta mucho darse una palmada en la espalda.
View this post on Instagram-Bueno, empezaste a ser reconocido en redes y este año diste el gran salto a la tele con LOL Argentina, por Prime Video. ¿Cómo fue esa experiencia?
-LOL es un proyecto que me sorprendió. Cuando le plantearon a mi equipo que querían grabar algo para Prime Video, me quedé shockeado. Era la primera oportunidad de hacer algo para una plataforma de streaming, y sobre todo era algo que tenía que ver conmigo. Ver la cara de uno en esas plataformas que tanto nos reconfortan a las diez de la noche cuando uno tiene ganas de distraerse, poder ser protagonista de algo masivo y que te desafíe fue hermoso. Ahí ya dije: “Ok, las cosas llegan. Se puede. Vamos a tratar de dar lo mejor”. Fue también encontrarme con muchos humoristas que he visto durante años y sigo mirando también que me han entretenido. y la posibilidad de salir de la burbuja de mi contenido y del mundo que yo estaba transitando.
-¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te llegó el llamado de Telefe?
-Un día me contacta un ángel, que es un productor de Telefe, y me hace una propuesta para ir al paraíso. Yo con mucho miedo le dije “Uh, no sé…”. La televisión es un mundo distinto; uno no sabe si va a gustar o no. Además era un formato de renombre y el público no me conocía. Cualquier persona que hace algo que expone está jugando con la expectativa de si va a gustar o no, es una búsqueda de aprobación constante. Por eso cuando llegó la propuesta con el equipo nos costó aceptarlo por inseguridad, no del producto, sino de nuestro desempeño. Y la verdad es que fue increíble. La llegada que tiene el canal y el formato, la aceptación que tiene MasterChef es muy buena. Es familiar y es positivo. Creo que si hubiese dicho que no, ahora estaría saltando del Taipei 101.
-¿Sentís la repercusión en la calle, en el contacto directo con el público?
-Antes de MasterChef los niños venían y me decían “Pelado Tacu, sos un genio, ¿nos sacamos una foto?”. Ahora paso por un centro de jubilados y me dicen: “Hola, nene, ¿cómo estás? ¿Vos sos Alex, no?”. De repente, señoras y hombres de 50 años también me cruzan: “Pibe, muy bueno lo tuyo, ¿eh? Qué platito te cocinaste”. Ahí te das cuenta de que la televisión reúne tanta gente que uno no dimensiona. Sobre todo me cambió el público.
-En el reality quedó claro que la cocina no es lo tuyo. ¿Buscabas algo en especial al entrar o te dejaste llevar?
-Desde el día uno confié en el criterio de la producción. Pensé: “Si me llamaron, es por algo. No están buscando algo que no soy”. Pero también entendí que hay que respetar el formato y no hacer cualquier cosa: lo que convoca es la cocina, el arte y la pasión. Mi idea fue confiar y aceptar la propuesta de adentrarme en ese mundo. Aposté por dar lo mejor que tengo a la gente: jugar, provocar desde el humor, darle buena energía al formato. Voy a ir a los programas a dar lo mejor, lo que sé hacer: pelotudear, básicamente.
-¿Sentís que tuviste el lugar para desplegar tus personajes o tu humor?
-Sí. Wanda es muy observadora y explotó esa parte de las imitaciones. Me incitó a hacerlo y el jurado también lo tomó muy bien. Mis compañeros entendieron mucho a dónde apunto y mi forma de moverme y hubo permiso para jugar. También los productores creativos son excelentes: apuestan a que cada uno brille a su forma. Y la mezcla del cast fue explosiva, una bomba atómica.
-¿Cómo fue la convivencia entre tantas celebridades tan distintas?
-Creo que MasterChef tiene algo único: todos empiezan desde cero. El que sabe cocinar, ahí tiene que adaptarse a otras cocinas y a otros tiempos. Todos tienen que aprender. Y eso permitió que los egos no estén en el medio. Y sobre todo porque el formato es tan sano que te pone en contacto con la comida, algo que genera buenos climas. Me llevo muy buenos compañeros, me hubiera gustado compartir más. Quizá los que lleguen a la final generen vínculos más fuertes. A los que nos despacharon antes vamos a ser como los de la promoción que no se fueron de viaje de estudios. Yo me llevo una gran experiencia, risas a montones, salidas, un grupo hermoso y ganas de trabajar con muchos de ellos.
-¿Cuál fue tu jurado favorito?
-Cada uno tiene lo suyo. A Damián Betular le digo “cordero con piel de lobo”... ¿O al revés? Es ácido, tiene sus formas y su observación constante y su crítica latente me hacen estallar de risa. Lo amo. Martitegui es muy determinante y también tiene un humor copado. Su determinación te hace entender que no te podés relajar y te aporta mucho conocimiento. Y después en lo práctico tenés a un Donato, que viene a tu estación y te tira la sal con un puñado, el aceite de oliva como si regara plantas de la casa y dice: “Poné más sazón”. Te da lo práctico. Están muy bien elegidos, y de los tres me llevo algo: la precisión de Damián, la rigurosidad de Germán y el flow de Donato.
-¿Y Wanda? ¿Qué te sorprendió de ella?
-Es una figura con mucho recorrido en lo que es bagaje de los medios, y a mí me generaba un respeto que me inhibía. Por la impronta que tiene, porque no se anda con vueltas. En los primeros acercamientos no me animaba a sostenerle la mirada. Tiene un humor muy ácido, es rapidísima: te saca tres vueltas en dos segundos hablando. Me sorprendió y pude ver de cerca lo veloz que es mentalmente y lo picante que es. Y cómo le aporta al juego, que es el medio y la televisión en este caso, pero lo hace en todo lo que hace como comunicadora. Es una mina muy directa, muy grata. Aprendí mucho de ella y me llevó a tener que ser más directo y lanzado.
-¿A quién ves en la final?
-A Ian Lucas, a Evangelina Anderson, a Maxi López, a Cachete Sierra y a Sofi Martínez.
-¿Por sus dotes culinarios o por personalidad?
-Porque son rubios y garpa (risas). No, mentira. Porque tienen perfiles que gustan mucho a la gente, tienen una impronta educada, aceptada. Y son competitivos, están muy dispuestos a ganar. No son malos compañeros, están decididos. Quieren ganar y hacen bien las cosas: se preparan, se visten bien para el programa, van a maquillaje, se toman el tiempo de todo y hacen lo que tienen que hacer. Esa actitud los va a llevar lejos.
-¿Te llevás algún aprendizaje para tu cocina?
-Sí: que tengo que comprar una cocina. En mi casa tengo dos anafes eléctricos horribles. No pude practicar en mi casa porque no puedo poner ni una olla, y mis cuchillos son un asco.
-¿Dónde se te pueden ver después de MasterChef?
-Le puse la voz a uno de los personajes de Zootopia 2, la pueden ver en Disney+ y en cines. Es una peli hermosa. También van a salir algunos laburos en otras plataformas como Netflix, y sigo en Olga con mi contenido de humor. Para el año que viene, si apruebo la audición, voy a estar en el Teatro Coliseo con Hairspray, junto a Damián Betular. Así que deséenme suerte.