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Andrés Gallegos: la clasificación “vintage” al Tour Europeo y la rifa de un valioso putter para recaudar dinero

El amante del golf argentino se había desacostumbrado a abrir los tableros online del Tour Europeo para seguir los scores de los jugadores albicelestes. Parecía cosa del pasado. Pero Andrés Gall...

Andrés Gallegos: la clasificación “vintage” al Tour Europeo y la rifa de un valioso putter para recaudar dinero

El amante del golf argentino se había desacostumbrado a abrir los tableros online del Tour Europeo para seguir los scores de los jugadores albicelestes. Parecía cosa del pasado. Pero Andrés Gall...

El amante del golf argentino se había desacostumbrado a abrir los tableros online del Tour Europeo para seguir los scores de los jugadores albicelestes. Parecía cosa del pasado. Pero Andrés Gallegos, un lobense que en silencio fue construyendo una carrera con destellos de talento y esfuerzo, ganó la tarjeta del DP World Tour y por estas horas emprende su primera aventura en el BMW Australian PGA, en Brisbane.

Históricamente, el “European Tour” -así se llamaba antes- fue un circuito muy favorable para los argentinos, donde grandes figuras como Ángel Cabrera, Eduardo Romero, Vicente Fernández, Andrés Romero, Ricardo González, Tano Goya, Daniel Vancsik, Ariel Cañete, Jorge Berendt, César Monasterio y Gustavo Rojas, entre otros, consiguieron importantes victorias y consolidaron sus carreras internacionales. También fue un trampolín para Emiliano Grillo, el más encumbrado de los nuestros. Pero desde que el PGA Tour Latinoamérica llegó en 2012, señaló un sendero rumbo al Korn Ferry y al PGA Tour, con lo que los Estados Unidos pasó a convertirse en la tierra prometida para la mayoría. El último argentino en incursionar en el tour del Viejo Continente fue el cordobés Goya, en la temporada 2018. Después, hubo un profundo vacío argentino en el circuito que tiene a Rory McIlroy como estandarte.

En esta suerte de revival, ahora es el turno de Gallegos (30 años), que jura que escuchó los latidos de su corazón antes de embocar el putt de un poco más de un metro que sellaría la clasificación. En ese instante se le llenó la cabeza de temor por la posibilidad de dilapidar todo el sacrificio deportivo del último mes, si la pelota no entraba en el hoyo. Pero de inmediato encontró un pensamiento positivo que le cambió el chip: “Todo está en mis manos... Si la meto, cambia mi vida. Depende de mí”, se dijo. Y la bola se dirigió firme hasta caer en la taza.

“Concreté mi sueño y ahora me toca cumplir metas”, le dice a LA NACION el golfista, que logró la tarjeta hace algunas semanas en el campo de Infinitum Golf, en Tarragona, España. Cerró su participación con una ronda final de 69 golpes, para un total de 410 (-18) en seis vueltas, empatando el 16º puesto, posición que le garantizará jugar al menos 15 torneos del calendario 2026, que se disputa alrededor del mundo. Así, después de una maratón estresante de tres etapas y una inversión total de 15.000 dólares para costear su participación en su tercer intento por entrar al tour, se le abrieron muchas puertas.

Nada le resultó fácil a Gallegos hasta aquí: la buena voluntad del Aeroclub Fortín Lobos lo sostuvo para juntar dinero y probar suerte este año en el exterior. Aunque también, él hizo lo suyo: logró tres victorias en 2025 (Abierto de Termas de Río Hondo, Andrés Romero Invitational y Abierto de General Pico) y actualmente figura 3º en el Ranking Argentino. Un jugador que sorprendió como aficionado animando hasta el final del VISA Open 2017, que se fogueó en el Latin America Amateur Championship (LAAC) y que después inició su camino como profesional en el PGA Tour Latinoamérica. Dio hasta tres clases de golf por día para solventar gastos y, con mucho dolor sentimental, hizo una rifa de uno de sus putters Scotty Cameron de colección que él mismo había restaurado, fiel a su artesanal hobby.

Ahora, su camino arranca con dos torneos garantizados en Australia dos y quizás un tercero en Sudáfrica, para luego recalar en Isla Mauricio antes de que se consuma el año.

-Sorprende tu camino golfístico rumbo a Europa, porque el destino del golf profesional argentino desde hace varios años es los Estados Unidos, a partir del PGA Tour Latinoamérica. ¿Cómo evaluaste esta opción para tu calendario con tu equipo y cómo se fue dando?

-Desde un principio, cuando me hice profesional en 2018, mi idea era jugar la escuela del Tour Europeo. Siempre escuché eso dentro de mi familia, la idea de que este circuito era un buen lugar para jugar. Entonces, medio que en mi cabeza siempre estuvo ese objetivo. Sucedió que ya como profesional se jugaba la clasificación del PGA Tour Latinoamérica en Argentina, entonces decidí arrancar por ahí para empezar a foguearme. Gané la tarjeta y ese primer año subí al Korn Ferry Tour, por eso es que la decisión de jugar en Europa se fue postergando. Así, mi carrera rumbeó más hacia Latinoamérica y Estados Unidos, pero hace tres años que venía intentando entrar al Tour Europeo y por suerte este año se me dio. Eso sí: siempre el DP World Tour estuvo en mi cabeza y era adonde quería llegar en algún momento.

-¿Qué experiencia tenés en canchas europeas y cuáles son tus preferidas?

-En Europa jugué cuando era aficionado; participé en el Links Trophy, en Saint Andrews, y en el British Amateur, que va cambiando de sede. Esas fueron mis experiencias antes de jugar la escuela del Tour Europeo. Por supuesto, mi cancha preferida es Saint Andrews, no solo por el campo, sino por la historia que tiene. Además, me gustó mucho para jugarla, la jugué muy bien todas las veces que fui, así que me quedó como la favorita.

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-¿Cómo podrías describir tu carrera hasta aquí, desde aquellas apariciones en el LAAC, pasando por tu participación en el Abierto y los circuitos del PGA Tour?

-La definiría en ascenso, porque ya son muchos años de golf. Si tomo desde que decidí hacerme profesional a los 18 años, con todas las veces que representé a Argentina, hasta el momento de pasarme al profesionalismo, a los 22, esos cuatro años me ayudaron mucho por las veces en que pude viajar y la posibilidad de jugar muchas canchas. También, de aprender y mejorar mi golf. Los años de profesional me dieron cada vez más experiencia. Hoy soy una persona más madura y con la mente bastante clara; siento que me encuentro en un buen momento de mi carrera y en crecimiento para mejorar cosas.

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-¿Qué recordás del Abierto de 2017? Todavía como aficionado, llegaste a quedar a un golpe de la punta al hoyo 8 de la última vuelta en el Jockey Club.

-Haber ganado aquella Copa Pereyra Iraola en 2017 justo antes de hacerme pro me dio mucha confianza: venía jugando muy bien ese año y de ganar el ranking anterior de aficionados. Me encaminaba para ganarlo de nuevo, aunque me hice profesional antes de terminarlo. Pero el recuerdo de haber competido bien en un torneo de profesionales tan importante como el Abierto de la República me llenó de fe para dar ese paso al ámbito rentado.

-¿Qué representó tu padre Roque para vos, en el contexto de una familia muy volcada al golf en Aeroclub Fortín Lobos?

-Mi papá era un apasionado del deporte, más allá de ser profesional del club. Vivía el golf de una manera muy linda, algo que me inculcó desde chiquito, sin meterme ningún tipo de presión ni el deber jugar por obligación. Su filosofía era “Si te gusta, andá y divertite”. De hecho, me dejó hacer todos los deportes, jugué al básquetbol y al fútbol, pero me decidí por el golf porque era el que más me divertía y el que quería practicar todos los días. Así que por decantación jugué siempre al golf por el lado lindo, nunca bajo presión ni nada por el estilo. Lamentablemente no pude compartir mucho con él porque falleció a mis 12 años, pero sí me dejó la enseñanza más grande: amar este deporte como lo hacía él.

-¿Y cómo lo vivís con tus cuatro hermanos?

-Esta bueno compartir hoy ciertos logros con mi familia, que también es muy apasionada del deporte y que se vino desde Olavarría a principios de los 90 para instalarse en Lobos. Uno de mis hermanos se llama Roberto Severiano, por Roberto de Vicenzo y Severiano Ballesteros; eso marca el amor y el fanatismo que había por el deporte en mi casa. Severiano es mi coach desde hace muchísimos años; fue él quien creó mi swing desde chico y lo seguimos trabajando hasta hoy. Además, mi novia Lais es de apellido Ballesteros; me acompaña muchísimo en este camino y maneja mis redes.

-Conviviste con muchos amateurs que en su momento se inscribieron en universidades norteamericanas para estudiar y luego hacerse profesionales. ¿Por qué no optaste por esa posibilidad, ante la eventualidad de que no te fuera bien en el golf?

-La opción de irme a estudiar afuera estuvo en su momento, pero realmente estaba muy apegado a mi familia después de la muerte de mi padre y me costaba mucho tomar esa decisión. Por eso, en un principio, había pensado estudiar Agronomía en La Plata. En mi último año de colegio decidí jugar un poco más como para ir despidiéndome del golf, pero fue el año en que mejor jugué. Eso me puso a pensar si es que me iba a dedicar a este deporte o no. Y cuando planteé esta chance con mi mamá, por supuesto que me apoyó. Hoy estoy muy contento de haber tomado esa decisión.

-¿Qué expectativas tenés en el DP World Tour?

-En esta primera temporada, mi objetivo es mejorar mi status y conseguir la tarjeta full para el año siguiente, pero sobre todo quiero pasarla bien, disfrutar del proceso y aprender, más allá del resultado. E iniciar la temporada siguiente habiendo aprendido más del golf y ser mejor jugador de lo que soy hoy en día. Siento que es un lugar en el que puedo aprender mucho si presto atención y escucho a las personas correctas. Así que la expectativa va por ese lado este año.

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-¿Cómo te describirías como jugador?

-Creo que soy aguerrido, trato de maximizar mi golf lo más que se pueda. Quizá no soy el pegador más largo, pero sí trato de aprovechar que soy un pegador bastante derecho y me considero bastante bueno para hacer la estrategia: es de lo que más me agarro, de ser lo más inteligente posible y exprimir mi golf al ciento por ciento. También, mis pelotas vuelan bajas.

¿Qué tan difícil se te hizo hasta aquí vivir del golf, con lo complicado que es para sostenerse económicamente, con circuitos que cada año son más competitivos?

-Es muy difícil, por lo menos en los tours en los que yo competí. Sobreviví prácticamente sin sponsors, di hasta tres clases de golf por día para juntar plata e hice una rifa de uno de mis putters lijado a mano por mí, pero tuve la suerte de estar siempre acompañado y tener eso cubierto. A mediados de este año decidí seguir solo y jugar la Escuela del Tour Europeo por mi cuenta, y sinceramente se hizo muy difícil. Gracias a Dios, los socios de mi club y la entidad en sí me ayudaron muchísimo: me dejaron organizar eventos y torneos para recaudar fondos. Varios en particular me han dado una gran mano para poder cumplir mi sueño de intentar entrar al Tour Europeo y se me dio. Estoy muy agradecido a ellos porque el sueño se me cumplió.

-¿Cuál es el principal aprendizaje que te dio este deporte para la vida hasta hoy?

-El aprendizaje más grande que recibí es que nunca hay que subestimar al golf. Me fue muy bien de entrada y eso me hizo relajar un poco, pero para el lado malo, digamos. Y con el paso de los años aprendí que hay que disfrutar un poco más de las pequeñas victorias y de disfrutar un poco de lo que hacemos. De vivir el golf como un juego, que no deja de ser eso. Solo que, obviamente, nos entrenamos mucho para hacerlo lo mejor posible. Lo otro bueno es que el golf te da revancha constantemente.

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-¿Quiénes son tus jugadores modelo?

-Mi ídolo actual es Rory McIlroy. Claro que no tomo mucho de su juego porque mi golf es totalmente distinto: él es un pegador súper largo y alto y yo voy más bien distancia promedio y con un vuelo más bajo, entonces no lo tomo tanto como ejemplo de jugador. Pero sí es una motivación verlo jugar y entrenarse día a día para ser cada vez mejor. Y entre los argentinos, Ángel Cabrera es el ídolo de muchos de nosotros y tuve la suerte de verlo jugar desde cerca y compartir algunas rondas de práctica, en las que aprendí mirándolo. Son dos personas a las que admiro mucho dentro de este ámbito.

-¿Qué características tiene tu club?

-El Aeroclub Fortín Lobos tiene una cancha de golf estilo clásico de Argentina. No tan larga, solo los pares cinco, nada más. A la vez es muy angosta, con muchísimos árboles y bastantes fuera de límite, sobre todo por el lado izquierdo. Es un campo muy divertido y no importa el handicap que tengas, porque el trazado te va a desafiar todo el tiempo. Ahora en verano los greens se ponen lindos y es la mejor época para ir a visitarlo. Es una cancha a la que te dan ganas de volver porque es entretenida y te deja jugar. Si pegás mal desde el tee es muy difícil hacer buenos scores, pero si le das derecho podés hacer una buena vuelta.

-¿Con qué te encontraste en el DP World Tour, desde que llegaste a Brisbane? ¿Cómo te trataron como miembro?

-Mi primera impresión es que todo es muy grande. Si bien había estado en el Korn Ferry, este circuito me parece bastante más grande: muchas tribunas, muchas cámaras y varias figuras acá jugando; me llenó de emoción ver a esos jugadores practicar en el putting green. Fue como llegar a un nuevo colegio y ser el alumno nuevo. Trato de enfocarme en mi juego, pero también disfrutando de todo porque, como decía, quiero celebrar de cada pequeña victoria.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/golf/andres-gallegos-la-clasificacion-vintage-al-tour-europeo-y-la-rifa-de-un-valioso-putter-para-nid26112025/

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