Björk versus Lars von Trier: toqueteos, avances sexuales y nuevas revelaciones del rodaje de Bailarina en la oscuridad
El odio persistió durante décadas. Hace veinticinco años, la película Bailarina en la oscuridad triunfaba en Cannes y elevaba a los cielos artísticos al director danés Lars von Trier y a la c...
El odio persistió durante décadas. Hace veinticinco años, la película Bailarina en la oscuridad triunfaba en Cannes y elevaba a los cielos artísticos al director danés Lars von Trier y a la cantante islandesa Björk. Pero tras el triunfo y los reconocimientos estaba la historia de un rodaje infernal que sólo se conoció tiempo después y cuyas consecuencias llegaron, en los últimos años, a desatarse con una acusación a través de las redes sociales. Un éxito de público que, en su contracara, había sido un verdadero descenso a los infiernos.
Fue tal el escándalo que se llegó a decir que Björk, presa de una crisis de nervios ante las presiones de Von Trier –al cual incriminó luego por acoso sexual y diversas humillaciones–, llegó a comerse a mordiscones un jersey de lana, algo que ella negó y atribuyó a una campaña de prensa en su contra.
Todo había empezado en 1996, cuando Lars von Trier, por aquel entonces el talento del cine de autor, vio el video en el que Björk versiona “It´s Oh So Quiet!”, dirigido por un Spike Jonze que quiso homenajear la estética del cine de Jacques Demy. El nuevo proyecto de película del danés era un musical y la cantante lo eclipsó. “Por entonces Björk también estaba en la cima de su carrera musical. La niña prodigio criada en una comuna hippie islandesa, la líder de The Sugarcubes, decidió cortarse sola y mudarse a Londres, y le salió genial: con Debut (1993) y Post (1995) se consagra como una estrella, a la que recurre la mismísima Madonna en busca de inspiración. Es exótica, tiene talento y una personalidad de lo más enigmática”, escribió Rubén Romero Santos en el diario El País en mayo de 2020, texto compilado en el reciente libro Björk. Una constante mutación, que agrupa entrevistas, reseñas y artículos publicados en diversos medios internacionales.
El rodajeBailarina en la oscuridad se rueda en el verano de 1999, en Suecia. La química entre ambos se rompe en cuestión de segundos, según declaró la artista a la publicación Hollywood Reporter, por culpa de Von Trier: “Los dos somos tan sinceros... Así que hemos establecido una relación. Y eso está bien. Pero los problemas empiezan cuando llegás al plató. Cuando estás a solas con Lars, todo va bien; pero cuando hay otras personas en la habitación, ya es otra cosa”. Algunos días, incluso, Björk se fuga del rodaje, en ausencias que confirma su compañera de elenco, Catherine Deneuve. Interpelada por la prensa, Björk respondió que sólo estuvo ilocalizable cuatro días, en protesta por el tratamiento que Von Trier le dio a sus composiciones.
Entre polémicas, maltratos y contratiempos, la película termina de filmarse: llegan al Festival de Cannes de 2000 y entonces vuelan los cuchillos. Estallan los reproches entre actriz y director tras el pase de prensa. Aun así, el film gana la Palma de Oro y la cantante se hace con la estatuilla a Mejor actriz. Pero la relación estaba definitivamente rota. Así, ambos alimentaron con declaraciones posteriores un enfrentamiento sordo, que con el tiempo se cimentó como una de las grandes rivalidades en la historia del cine.
“Fue sencillamente espantoso, una tortura de rodaje”, dijo Von Trier, a lo que Björk respondió: “La experiencia ha sido catastrófica para mí, una verdadera pesadilla, me sentí constantemente acosada”. Y luego el danés sumó: “Trabajar con Björk fue como intentar razonar con una terrorista”. Más tarde, en 2003, Björk le recomendó a Nicole Kidman no trabajar con él: “Te devorará el alma”.
Estalla la bombaLa bomba estalló en 2017, cuando Björk decidió contarlo todo en detalle. Fue en el marco de las entrevistas por el lanzamiento de su disco Utopia, cuando reflexionó sobre el pasado a raíz de las acusaciones de abusos sexuales contra Harvey Weinstein y otros famosos. Consciente de las implicancias políticas, Björk se sumó a la campaña #MeToo, en la que miles de personas de todo el mundo, en especial mujeres, hicieron públicas sus historias de abuso. Fue entonces que en su Facebook publicó que sufrió tocamientos indeseados e insinuaciones sexuales por parte de un “director danés”, sin duda Lars von Trier.
“No quiero darme importancia en este asunto. Hay mujeres que lo pasaron mucho pero que yo”, dijo por teléfono en una entrevista para el New York Times desde Islandia. Pero cuando leyó las noticias sobre Weinstein, afirmó, se quedó impresionada por “la manera en que usó los medios para atacar a las mujeres”.
En la época en que trabajaba en el rodaje de la película, corrieron rumores de que la cantante islandesa era “difícil”, pero ella señaló: “Me lo tomaba muy en serio y era muy meticulosa. Llegaba cada día puntual al rodaje”. Hasta que surgió una disputa en torno al control de su música. “Cuando empecé a hablar del proyecto con Lars, siempre me prometió que todo el control sobre mi música lo tendría yo –explicó–. Pero cuando empecé a asomar por los ensayos de las escenas de baile, vi que alguien había editado mi música de una manera del todo errónea, musicalmente hablando. Y me decían una y otra vez: ‘Bueno, es que ahora es nuestra, no tuya’”.
Björk siguió con su relato, entonces, recordando cómo se rebeló. “Después de dos meses cumpliendo a rajatabla con lo que me pedían y asumiendo que el acoso formaba parte de todo eso, llegó un fin de semana en el que me rebelé como artista musical y dije: ‘Como no me dejen encargarme de la música a mi manera, el lunes no vengo’. Les llevó un día. El lunes por la noche dijeron que sí y el martes volví a trabajar”.
Tras los posteos publicados por Björk en Facebook, la ayudante de Lars von Trier declaró a Rolling Stone: “Lars rechaza sus acusaciones y no desea hacer comentarios al respecto”. Según The Guardian, Von Trier explicó a un periódico danés que no había acosado a la artista: “No hubo nada de eso, pero tampoco es que nos llevábamos bien, desde luego”. La islandesa volvió a responder: “Sí, acepto que fue una experiencia dolorosa para mí. A Lars le atrae el dolor, la angustia. Para él, dolor equivale a verdad, y estar contento es mentir. Yo no coincido”, contó en una entrevista. Lars von Trier confesó que “trabajar con Björk ha sido horrible, pero muy beneficioso también”. Luego, el director calló.
Los detalles fueron precisados por Björk en seis puntos. “Después de cada toma, el director corría hacia mí y me abrazaba durante un buen tiempo delante de todo el equipo o sola y me acariciaba durante varios minutos contra mi voluntad. Cuando después de dos meses de esto le dije que parara de tocarme, se enfureció y destrozó una silla delante de todo el equipo. Como haría alguien al que siempre han permitido toquetear a sus actrices. Luego nos invitaron a irnos a casa. Durante todo el rodaje hubieron avances sexuales constantes por su parte, a través de suspiros muy incómodos y paralizantes, que para nada yo deseaba, y que incluían descripciones gráficas, a veces estando su mujer a nuestro lado. Durante el rodaje en Suecia, me amenazó con saltar del balcón de su habitación a la mía durante la madrugada con una clara intención sexual, mientras su mujer se encontraba en la habitación de al lado. Yo escapé a la habitación de mi colega. Esto es lo que me hizo darme cuenta de lo grave que era el asunto y lo que me hizo mantenerme firme. Su productor se inventó historias en la prensa de que yo era una persona difícil. Esto encaja perfectamente con los métodos y el acoso de Weinstein. En mi vida me he comido una camiseta ni tengo muy claro que eso sea posible. No toleré ser acosada. Ahí es cuando me describieron como la difícil. Si ser difícil es plantarse ante ser tratada de esa manera, entonces lo soy”.
En aquella ocasión, Björk defendió que era “extremadamente difícil” publicar esa información cuando ha sido “ridiculizada” por su acosador, pero dijo que esperaba que su decisión ayudara a otras mujeres que han pasado lo mismo, sobre todo “ahora que es el momento oportuno para que pueda haber un cambio”.
Durante el rodaje del musical, los medios daneses habían publicado que, en pleno ataque de ira contra el cineasta, la cantante rompió con los dientes su propio traje –algo que Windelow, la productora, jura y perjura que fue cierto–, se escapó descalza por las calles y estuvo desaparecida sin saber si volvería a la película. También se dijo que sufrió varias crisis nerviosas delante de las cámaras y que, después de su regreso, convirtió en rutina saludar cada mañana a su director diciendo “Te desprecio”. Björk negó todo menos lo de los días que se había ausentado por las humillaciones que denunció del danés.
Antes del #MeToo, el fuego no se había apagado. “Hay directores bastante sexistas como Woody Allen o Stanley Kubrick, pero ellos al menos siguen siendo los que dan alma a sus películas. En el caso de Lars von Trier no es y lo sabe. Necesita una mujer que de alma a sus trabajos. Y las envidia y las odia por ello. Por eso las destruye durante el rodaje y después intenta esconder las pruebas”, dijo la islandesa en otra entrevista. Para cuando llegó Dogville (2003), se reveló que Björk le había escrito a Nicole Kidman alertándola acerca de lo peligroso de trabajar con Trier, “un pornógrafo emocional”, según lo calificó alguna vez. Y la propia Kidman se bajó de la trilogía que había diseñado Von Trier, con la continuación de Manderlay, en la que fue sustituida por Bryce Dallas Howard.
“Esa colaboración provocó mucho daño en mí, saqué en claro que ser la herramienta de otra persona podía ser destructor”, declaró la artista en un reportaje con la revista Los Inrockuptibles. Y luego: “Necesité mucho tiempo para salir de eso, y la música me ayudó”.
Derek Birkett, representante de la intérprete y el sello One Little Indian, apoyaron de inmediato la denuncia de Björk. Birkett se explayó por redes sociales y, a través de una declaración, acusó a Lars von Trier de “abuso físico y verbal”. En cuanto la cantante realizó las acusaciones, el productor danés Peter Aalbæk Jensen rechazó lo dicho por ella. “Por lo que recuerdo, nosotros fuimos las víctimas. Esa mujer era más fuerte que Lars von Trier, nuestra firma y yo. Lo discutía todo”, añadió.
Von Trier volvió a hablar por última vez. Fue en 2018, consultado por el diario español El Mundo acerca de si la trama de su película La casa de Jack, que trata sobre un asesino serial que mata mujeres y está obsesionado con la perfección, era una especie de contestación a lo que sucedió con el movimiento de mujeres. El cineasta declaró: “Cuando empezó el #MeToo, Björk me denunció. Es algo que he tenido que desmentir, pero ahora la gente piensa que violé a Björk. Lo que es totalmente falso. Pero es una buena historia. Es más interesante decir que lo hice, que lo contrario”.
Cuando hizo pública su denuncia contra Von Trier, Björk estaba lanzando Utopia, su décimo disco de estudio. Las críticas hablaban de una Björk feliz, maternal y feminista. En canciones como “Tabula Rasa”, en la que pide cortar con la “cadena de cagadas de los padres” en pos del bien de su hija y todas las mujeres del mundo; o la monumental “Body Memory”, pieza de casi diez minutos en la que se ve atrapada en una “farsa patriarcal kafkiana” contra la que su cuerpo le exige luchar, “donde Björk retoma con más fuerza que nunca la figura de la mujer como una fuente de poder en la que conviven la fuerza y la vulnerabilidad”, según una reseña de IndieHoy.
Von Trier y Björk no volvieron a encontrarse ni a hacer declaraciones. Nunca volvieron a dirigirse la palabra.