Brian Caruso: fue parte de un éxito televisivo al que llegó de casualidad y logró que lo admirara hasta Maradona
Lo suyo fue una precoz pulsión que sus padres respetaron y acompañaron. Su experiencia es bien distinta a la que reflejó Luchino Visconti en su extraordinaria película Bellissima, donde la pequ...
Lo suyo fue una precoz pulsión que sus padres respetaron y acompañaron. Su experiencia es bien distinta a la que reflejó Luchino Visconti en su extraordinaria película Bellissima, donde la pequeña María es llevada a la fuerza a Cinecittá por Maddalena, su madre, magistralmente compuesta por Ana Magnani.
“Me dedico al rubro de sistemas desde hace 14 años y genero contenidos para YouTube y redes sociales”. A pesar que transcurrieron casi 30 años de su debut en la televisión, Brian Caruso conserva las facciones de aquel niño que irrumpió en la televisión y se destacó entre los integrantes de la comedia infantil Cebollitas que emitió Telefe entre enero de 1997 y octubre del año siguiente.
Tiene 37 años, pero se convirtió en estrella precoz cuando le faltaban días para cumplir los nueve gracias a su carisma puesto al servicio de Gamuza, aquel niño de bajos recursos que lustraba todo con su franela a cambio de unas monedas y, a falta de vivienda, vivía dentro de un club barrial.
-Poco después del éxito de Cebollitas se dejó de verte, ¿no te interesaba seguir en el medio? ¿Fue una decisión de tus padres?
-Cuando terminé Cebollitas y la tira Muñeca brava, participé con “bolos” en Los buscas y en Calientes y me dediqué a hacer diez años seguidos de teatro. Después de eso, me puse a trabajar en mi actividad actual, por una cuestión de rendimiento económico.
-¿Lo hacés con convencimiento?
-Sí, me gusta el mundo de la computación, soy muy tecnológico.
Anecdotario-¿Es cierto que te postulaste para ingresar a Cebollitas cuando el elenco ya estaba conformado?
-Sí, entré por la ventana, el casting estaba cerrado, pero mi representante les dijo a mis “viejos” que había un nuevo proyecto en Telefe y que sería bueno que me probasen.
Brian vivía con su familia a la vuelta del canal, en la localidad de Martínez, zona en la que sigue residiendo. “Fui a Telefe con mi ´vieja´ y, cuando la gente de seguridad nos dijo que ya no había más posibilidades, pedimos hablar con algún responsable del programa”.
Así fue como el pequeño Brian sacó todo su potencial histriónico ante Feliciano Torres, hijo de Enrique Torres, autor de la ficción a punto de estrenarse.
-¿Qué le dijiste?
-“Me tenés que tomar, quiero entrar al programa”.
-Un caradura.
-Totalmente. Le decía: “tomame la prueba ahora y vas a ver como entro en dos segundos”.
-Tenías ocho años.
-No me importaba nada, no me daba miedo hablar con adultos.
Fue tal el ímpetu del niño que el productor no dudó en llamar a su padre, que se encontraba en los estudios históricos del antiguo Canal 11 sobre la calle Pavón, en el barrio de San Cristóbal.
“Medio que le hice el personaje de Gamuza, un poquito prepotente. Me acuerdo que, por teléfono, Feliciano le dijo a su papá ´tenés que venir a ver a este pibe, es diferente a todos´”.
Una hora después, Enrique Torres llegó a los estudios de Martínez y cuando se topó con Brian le dijo: “¿Quién sos?”. Lo azuzó de tal forma que el niño no dudó en responder: “soy el que va a entrar al programa”.
-¿Siempre te comportabas con esa seguridad y deshinibición?
-Era extrovertido, pero no tanto. Algo se apoderó de mí, tenía muchas ganas de entrar al programa, de conseguir el papel. Era como una voz interior que me decía “esta persona te tiene que tomar”.
Con buen olfato, el autor -cuñado de Andrea del Boca- le entregó dos pequeños parlamentos correspondientes a personajes de la tira que aún no había comenzado a salir al aire. La consigna fue estudiar uno solo, pero el ímpetu del joven actor lo llevó a aprenderse la letra de los dos personajes. “Al día siguiente llegué a la prueba y, a propósito, me pidieron que dijera la letra del personaje que no me habían indicado estudiar, pero yo me sabía todo el texto de memoria”.
“Gracias, cualquier cosa te llamamos”. La respuesta de rigor, tantas veces dicha por compromiso, se cumplió. Esa noche sonó el teléfono. Como los cinco primeros episodios ya estaban grabados, los autores -Enrique Torres y Daniel Dátola- agregaron breves escenas para testear la repercusión de Gamuza.
-¿Sabés dónde hice la primera escena?
-No.
-En aquella esquina.
El actor señala el boulevard Dardo Rocha, lindante con el hipódromo de San Isidro, donde le tocó rodar su primera participación en el programa. “Gamuza es de acá, por eso venir hasta acá me da mucha nostalgia”.
En aquella primera escena, a Gamuza le tocaba limpiar el vidrio del vehículo de Don Lucero (Carlos Moreno) por unas monedas. “Frenaba en el semáforo y yo le repasaba el vidrio. Mi primera escena duró segundos y fue una ´hijuela´ que se agregó al guion original”. Dada su baja estatura, la segunda toma la rodó subido a un cajón de manzanas para que el tiro de cámara pudiera dar bien y ajustarse al plano.
El personaje pegó fuerte e inmediatamente pasó a formar parte del staff estable con la firma del contrato pertinente. “El programa fue un éxito y, a pesar que fue pensado como un ciclo de verano que duraría tres meses en reemplazo de Chiquititas, estuvo en el aire durante dos años”. Cris Morena, aunque no era la productora del ciclo, fue la autora de las canciones del ciclo.
La historia contaba la vida de un grupo de amigos de barrio que conformaban el equipo infantil del club Cebollitas. Gamuza era el personaje desprovisto de contención y recursos económicos. “Muchas personas con sus hijitos se me acercaban para decirme, ´él es como vos´ o ´estamos en situación de calle´. Yo era muy chico y no llegaba a dimensionar, entendía que se parecían al personaje, pero no comprendía que podían vivir en una vereda”.
View this post on InstagramRecuerda que llegó a trabar amistad con Gastón, un chico en situación de calle: “Cuando las marcas me regalaban ropa, le donaba todo a él, que tenía que mantener a su familia”.
SacrificiosSi para cualquier actor rodar una tira diaria es un esfuerzo físico y mental importante, aún lo es más para un niño de ocho años: “Era pesado, una gran carga laboral; a la mañana iba al colegio, a las 12 del mediodía entraba a grabar, me iba del canal a las siete u ocho de la noche y, en mi casa, hacía los deberes y me aprendía la letra del programa para la grabación del día siguiente. Me dormía a las 12 de la noche y a las siete de la mañana me despertaba para ir a la escuela”.
-Una gran responsabilidad para un niño.
-Las horas laborales eran muchas, pero no me costaba aprender.
-En esa época no se hablaba de bullying, pero ¿hubo algún tipo de burla o discriminación entre tus compañeros por ser el “famoso” de la clase?
-Al segundo día de haber salido Gamuza al aire, se generó revuelo, los chicos se abalanzaban y me rodeaban en el recreo, pero sin discriminación ni agresión. Cuando ya todo se hacía medio insostenible, la maestra les dijo a mis compañeros “es de carne y hueso como ustedes”. La escuela 14 tenía un ambiente re sano y aún sigo en contacto con ellos.
Con algunos compañeros de Cebollitas también sigue relacionado a través de un grupo de WhatsApp, aunque no se reúnen con asiduidad.
-Algunos de tus colegas de elenco manifestaron el clima de rodaje no era bueno y que los niños actores recibían gritos. ¿Era bueno el trato de los productores y directores con ustedes?
-Nunca sentí abuso de parte de nadie, jamás nos trataron mal. Solo puedo decir que hubo enseñanzas y buenos tratos, por algo, cuando gané el Martín Fierro como revelación, les agradecí a los directores Víctor Stella y “Mono” Flores.
Carmen Barbieri, Beatriz Spelzini, Marisa Carreras, Andrés Vicente, Margarita Ros, Alfonso Pícaro y Gino Renni eran algunos de los protagonistas adultos de la tira juvenil.
View this post on InstagramDada la repercusión del personaje, era convocado para rodar escenas en otros espacios. Así fue como los libretistas hicieron que Gamuza se inmiscuyera en una novela con Andrea del Boca y Pablo Echarri.
“El personaje le decía a Echarri ´fiera, andate que me la quiero chamuyar a Andrea´”. También logró entrenar con el plantel de Boca Juniors, “a Gamuza le pasaba de todo”.
Después de Cebollitas, Brian Caruso depositó su carisma en el culebrón Muñeca brava, encabezado por Natalia Oreiro.
Amigo de DiosUna de las actrices-niñas que trabajaba en Cebollitas era Dalma Maradona, lo cual permitió que tanto Caruso, como el resto de los niños del elenco, pudieran tener casi al alcance de la mano al astro Diego Armando Maradona. Un privilegio de pocos. “Fue una de las mejores personas que conocí en mi vida”.
-¿Iba a las grabaciones?
-Poco, pero cada vez que llegaba se armaba un revuelo bárbaro. Lo mismo cuando nos visitaba en el teatro y le pateaba pelotas a los chicos del público. Recuerdo cuando nos llevaron a grabar en Casa Amarilla. Era una persona mágica, tenía mucha presencia, llegaba Diego y se callaban todos. Era carismático, gentil, una muy buena persona.
View this post on Instagram-Diego Maradona nació en un contexto humilde, fue una suerte de “Gamuza”. ¿Te hizo alguna referencia a eso?
-En realidad, el nombre “Gamuza” tenía relación con “Pelusa”, que era el apodo de niño de Diego.
-Y el nombre del programa también tenía una relación directa con él.
-Los “Cebollitas” eran las divisiones inferiores de Argentinos Juniors donde él comenzó. Diego era muy “Gamuza”.
Al igual que Diego Armando Maradona, el aclamado personaje también era hincha de Boca Juniors. “Enrique Torres y Daniel Dátola hicieron mucho para asociar el programa al semillero y el círculo de Diego”.
View this post on InstagramAdemás de liderar el rating de la franja horaria vespertina, el programa contó con su versión escénica, agotando las funciones del teatro Ópera. Un verdadero fenómeno popular.
Puro cuentoA diferencia de lo que sucede con muchos niños-actores que no pueden encausar una vida lógica una vez terminada la repercusión mediática, Caruso continuó con su rutina sin mayores traumas.
“Seguí con mi vida normalmente. Mi abstinencia la domé haciendo obras de teatro, pero, luego de una década, me plantee hacer otra cosa. La chispa se me ´había apagado´“.
-Pusiste en evidencia eso de “la fama es puro cuento”.
-Nunca me pegó el peso de la fama. Es más, prefiero pasar desapercibido. En cambio, conozco muchos actores que terminaron mal, creo que la contención familiar es todo, porque, cuando se acaba la popularidad, mucha gente se aleja y esos actores que dejan de ser famosos terminan en cualquier cosa”.
-¿Qué cosas dejaste de hacer por trabajar en Cebollitas?
-Llevaba una vida normal, pero, es cierto que no podía ir un domingo a un shopping a jugar a los “fichines” o comer en un lugar público. Los viernes, en general, no podía ir a los cumpleaños de mis amigos porque los sábados se grababan las escenas de fútbol.
-Tu familia, ¿nunca te exigió estar en el medio?
-Jamás. Empecé porque yo quería estar, era muy inquieto, nada tímido, necesitaba canalizar mi energía, por eso mi vieja me llevó a tomar clases de teatro. Mis viejos siempre me dijeron “cuando no lo quieras hacer más, nos decís y no pasa nada”.
-¿Existían los celos entre los chicos del elenco?
-No, nos llevábamos todos muy bien.
-¿No celaban a Gamuza?
-No, a mí todos me protegían porque era el más chiquito, los demás chicos me llevaban tres o cuatro años.
RegresoAún no tiene hijos y hace ocho años que está en pareja. A su novia la conoció a través de una red social y, vueltas de la vida, ella, en su adolescencia, era fanática de Chiquititas.
-¿Te ves volviendo a la ficción como actor?
-Durante el último año comencé a pensar en la idea. De a poco, me empezó a dar vueltas el deseo de hacer algo en televisión y también de subirme a un escenario. El año que viene quiero volver. Siento que tengo algo para dar, así que me gustaría hacer castings y mostrarme.
-¿En qué género te gustaría probarte nuevamente?
-Siento que soy bueno haciendo comedia, pero si me das un drama, también lo hago.