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¿Cómo se te ocurrió? El poder de la idea a la hora de arrancar un emprendimiento

Todo emprendimiento nace con una idea. A veces, puede surgir de una experiencia personal o de un viaje al extranjero. Otras tantas, puede aparecer como un pensamiento fugaz al encontrar un problema...

¿Cómo se te ocurrió? El poder de la idea a la hora de arrancar un emprendimiento

Todo emprendimiento nace con una idea. A veces, puede surgir de una experiencia personal o de un viaje al extranjero. Otras tantas, puede aparecer como un pensamiento fugaz al encontrar un problema...

Todo emprendimiento nace con una idea. A veces, puede surgir de una experiencia personal o de un viaje al extranjero. Otras tantas, puede aparecer como un pensamiento fugaz al encontrar un problema o al detectar una necesidad en el mercado. Y si bien no existen fórmulas mágicas para saber cuáles pueden tener éxito, hay una serie de características que pueden ayudar a identificar si tiene el potencial para convertirse en un negocio rentable.

De todas formas, no siempre es fácil que aparezcan. Actualmente, hay un 1,9% de argentinos que quiere emprender, pero todavía no tiene una idea para llevar adelante el proyecto, de acuerdo con la última encuesta que realizó la Asociación de Emprendedores de Argentina (Asea). Hay otro 5,5% que está en la etapa de tener un prototipo de producto y el 9% está en plena ideación, mientras que el resto ya tiene el negocio consolidado y en marcha.

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“Las grandes ideas tienen que ver con estar insatisfecho con algo. Mercado Libre no inventó el comercio, el comercio ya existía, pero encontró la forma de hacerlo más eficiente. No se trata de reinventar la rueda, sino que es cómo hacemos algo que era ordinario de una manera extraordinaria, en cosas sumamente simples. Y cuando las encontrás, decís: ‘¿Cómo no se me ocurrió esto que era tan obvio?’ Es ahí cuando tenés una buena idea“, consideró Norberto “Tito” Loizeau, quien se considera a sí mismo como un emprendedor serial. A lo largo de su trayectoria, tuvo diez proyectos, entre los que se incluye Promored, Barbie Store, CienPies Contenidos, Caramba!, El Capitán Deli y Micro Mask.

En líneas generales, las ideas que suelen funcionar son aquellas que responden a la necesidad real de un cliente, las que resuelven un problema que tenga una comunidad o que aprovechan una oportunidad que está latente en el mercado. Hasta se pueden “argentinizar” tendencias globales, traerlas al mercado local y adaptarlas a la cultura local.

“Las buenas ideas no surgen por sí solas. Lo son si y solo si resuelven un problema de un segmento relevante del mercado. ¿Qué quiere decir relevante? Que impacten en una gran parte de la población, un gran número de personas. Eso va a hacer que la oportunidad sea más atractiva, más interesante, para decidir empujar esas ideas. Pero la recomendación es no enamorarse de las ideas, sino de los problemas. Esto es porque los mercados, los contextos, los consumidores, pueden evolucionar y la idea va a evolucionar también. El ancla tiene que ser el problema", consideró Julia Bearzi, directora ejecutiva de Endeavor Argentina, en el primer capítulo de la serie audiovisual “Manual de Emprendedores”, elaborado junto con Andreani y Telecom.

Los ejemplos abundan. No encontrar un producto en el país puede ser el catalizador para empezar a traerlo. O se puede crear un negocio para intentar resolver la deficiencia en el transporte público. Incluso, detectar una oportunidad es ver que no había ninguna cafetería en el barrio y decidir abrir una. Pero siempre la clave es pensar en quién va a estar del otro lado del mostrador y entender por qué llegó hasta ahí. Para eso, antes de poner en marcha cualquier comercio, se tiene que salir a la calle, analizar el mercado y hablar con los potenciales consumidores.

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“Para detectar una buena idea hay que validarla antes de que el proyecto nazca, si eso que te estás imaginando tiene asidero. Juntar cuatro o cinco grupitos de diez personas, heterogéneas entre sí, para que te den su opinión: qué piensan, cuánto tendría que valer. De ahí se puede obtener un montón de información. Muchas veces la idea pesa, pero pesa muchísimo más la ejecución. Una buena idea, con una ejecución mala, no llega a ningún lado. Me parece que las ideas poderosas son las que terminan transformando la comunidad, inciden en la vida de la gente, generan un recuerdo”, sumó Alejo Pérez Zarlenga, empresario gastronómico serial, socio de Ribs al Río y Williamsburg.

Para Bearzi, hay que salir del escritorio, llevar un prototipo de la idea y hablar con los consumidores para “entender qué les duele”. Hay que realizar preguntas abiertas, que no tengan un sí o un no como respuesta: ¿Cuánto pagarían? ¿Cada cuánto tiempo? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Cómo?. “La recomendación es no hablar con nuestra mamá, nuestros mejores amigos, sino con clientes potenciales reales”, completó.

No se me cae una idea

Emprender no tiene un único camino. Hacerlo por cuenta propia implica tener la libertad de crear desde cero aquel primer pensamiento que se cruzó por la cabeza y materializarlo: diseñarle un logo, conseguir la locación ideal, salir en la búsqueda de clientes. Pero también implica desafíos, incertidumbre y mucho trabajo detrás.

Otra de las alternativas es arrancar con un modelo ya probado, como comprar un fondo de comercio o sumarse a una franquicia. Significa otro capital inicial, con valores que arrancan en los US$10.000 y promedian los US$15.000, pero también es otro punto de partida más estable. Se tiene una clientela ya consolidada, un sistema probado y un apoyo estructural mucho más grande.

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“En mi caso, yo opté desde un principio por crear una marca propia, pero quizá hubiera sido una buena escuela tener una franquicia que me enseñe en un principio como para poner un piecito en el agua y no tener que hacer todo. Tirar el centro y cabecearlo, como se dice. Una franquicia que labura bien, te da resueltas un montón de cosas que vos tenés que resolver solo en un proyecto desde cero. Además, de alguna manera te resuelve la comunicación, el marketing, el hecho de que la gente entre por la puerta, más allá del producto, las compras y los proveedores”, sumó Pérez Zarlenga, quien decidió franquiciar Ribs al Río.

De una forma u otra, el ADN emprendedor está en la Argentina: uno de cada cuatro argentinos está iniciando o dirigiendo un nuevo negocio, de acuerdo con el último informe internacional del Global Entrepreneurship Monitor. Ya sea para ganarse la vida por la falta de empleo (88%), para tener ingresos más altos (42,1%), continuar con una tradición familiar (25,3%) o marcar una diferencia en el mundo (24,3%), todos los días nacen ideas que generan trabajo, transforman comunidades y aportan al desarrollo del país.

“La cuestión principal para ser un emprendedor y tener ideas es ser un gran observador. Tenés que ser curioso y tenés que estar todo el tiempo insatisfecho con el statu quo, todo el tiempo plantearte por qué las cosas son como son", cerró Loizeau.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/negocios/como-se-te-ocurrio-el-poder-de-la-idea-a-la-hora-de-arrancar-un-emprendimiento-nid05062025/

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