Cruzando el Charco: el gran show de la banda, el fin de una etapa y los nervios de la previa
La ciudad de La Plata ha funcionado históricamente como una usina del rock, desde Virus, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota hasta Estelares, Peligrosos Gorriones, Él Mató a un Policía Moto...
La ciudad de La Plata ha funcionado históricamente como una usina del rock, desde Virus, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota hasta Estelares, Peligrosos Gorriones, Él Mató a un Policía Motorizado, Guasones y muchísimas bandas más. De allí emergió también, en 2012, Cruzando el Charco, la banda liderada por Francisco Lago que supo amalgamar la potencia del rock con la cadencia del candombe, el pulso de la cumbia, el pop y el funk.
Con seis álbumes de estudio, el crecimiento de la banda que integra junto a Nahuel Piscitelli (guitarra), Juan Matías Mnechon (bajo), Ignacio Marchesotti (percusión), Matías Perroni (batería), Damián “Ticky” Rodríguez (teclados) y Maximiliano Abal (guitarra) fue constante, llevando sus canciones a más de 12 países y más de 80 shows en América Latina y Europa.
En la recta final antes de despedir la gira de Esencia, su último álbum, este viernes 5 de diciembre en el Movistar Arena, el vocalista Francisco Lago y el guitarrista Nahuel Piscitelli reflexionan sobre el crecimiento exponencial de la banda de estos últimos años y el camino que los trajo hasta este momento consagratorio.
–Esencia cuenta con 12 canciones y muchos invitados que imprimieron su sello: el cuarteto con La K’onga, el rocanrol con Facundo Soto, la balada con Nahuel Pennisi, el pop de Chano Moreno Charpentier y el sello de Gustavo Cordera. ¿Qué es lo que más se disfruta de compartir camarines con tantos invitados?
Francisco Lago: –Primero que nada la amistad, algunas que vienen de antes y otras que se formaron en el camino. Obviamente, cada invitado da otro vuelo a las canciones. Si bien fueron creadas para Cruzando el Charco, está bueno que haya una voz nueva, una guitarra o un músico externo que además de meterle su propio estilo y su propia onda, abra el juego a otros públicos.
Nahuel Piscitelli: –Siempre andamos dando vueltas y viajando de acá para allá, y lo lindo de compartir los camarines es un poco las historias que te terminás contando.
–¿Qué criterio utilizan para seleccionar los temas de los seis discos que formarán parte del repertorio especial de este show?
Lago: –En un show de 25 o 30 canciones, obviamente van a quedar temas afuera, pero tratamos de que haya canciones de todos los discos, de diferentes estilos, algo que nos caracteriza a nosotros: que haya cumbia, que haya balada, que haya rock, que haya cuarteto, un poco de todo.
–¿Y cómo se lleva alto la bandera del rock de La Plata, que es una ciudad con mucha tradición?
Piscitelli: –No sé si somos los más rockeros del mundo, y me parece que hay que ser muy responsables. Tenemos un montón de amigos que son músicos, que les va muy bien, gente que crecimos escuchando y admirando con la que hoy compartimos escenarios, charlas, canciones y demás, y lo llevamos con muchísima responsabilidad. No es fácil seguir una tradición de tan buena música que resuena a lo largo y a lo ancho del país. Nosotros estamos todos los días trabajando por y para la banda, y creo que ese es el mejor homenaje que le podemos rendir a la cultura de nuestra ciudad.
–¿Cómo se dio la decisión de amalgamar el rock con ritmos tan diversos como la cumbia, el candombe y el reggae?
Lago: –Creo que es algo que ya nació con la banda, un poco también por las bandas que escuchábamos nosotros, como Bersuit, Los Piojos, No Te Va Gustar o La Vela Puerca, que fusionan un poco el ska, el rock, el candombe con la cumbia y demás. El primer disco, Perdonar (2012), ya tiene música balcánica, candombe, balada, cumbia, y eso tratamos de sostenerlo en el tiempo.
Piscitelli: –Al final, siempre termina mandando la canción. Si la canción nos pide dos guitarras, bombo y voces, seremos Los Chalchaleros, y vamos arriba con eso. Y si nos pide algo más, iremos para ese lado.
–Con seis álbumes de estudio, ¿cómo sienten que ha evolucionado la banda todos estos años, tanto en la música como en las letras?
Lago: –Bueno, muchas de las historias que se cuentan tienen que ver con las propias vivencias, que fueron cambiando. Cuando empezó la banda algunos quizás todavía no eran padres, teníamos otros trabajos, entonces por ahí las canciones hablaban de la dualidad entre el trabajo y la banda, mientras que hoy todos nos dedicamos solamente a la banda. A la vez, muchos hemos seguido estudiando música, y no es lo mismo lo que sabías tocar hace diez años que ahora. Hay varios de los chicos que son productores en la banda, y no es lo mismo cuando recién salían de la facultad que hoy, que ya tienen varios discos producidos. Y así como las historias fueron cambiando y evolucionando, las canciones también.
Piscitelli: –Sí, líricamente también uno va tamizándose. Si bien tenés un estilo y una forma de escribir, en tu propia lírica te vas poniendo más hincha pelota con la rima, los fraseos y demás. Eso, puesto al lado de los nuevos estilo o géneros de los que quieras valerte para hacer una canción, también te da un dejo de madurez.
¿Cuál creen que es la principal característica de Esencia (2024), este álbum que provocó un salto tan importante para la banda?
Piscitelli: –Es el disco en el que nos encontramos con un método y una forma de hacer las cosas. Más allá de que pruebes un montón de situaciones, fuimos a la sala en la que ya habíamos hecho algunas pre producciones, las canciones ya llegaban con otra madurez, esencialmente ya estaba todo ahí arriba, entonces me parece que es un disco de reafirmarse estando de pie, de consolidar. Y mirando hacia adelante, tenemos la idea de hacer un disco de un rock más clásico. Queremos hacer un disco de prestigio, que todo suene diez veces mejor.
¿Qué es lo que más les emociona o genera ansiedad de cara a subir al escenario del Movistar Arena?
Lago: –Obviamente estamos muy ansiosos esperando este momento. Venimos con muchísimos shows encima y este es el último del año. Es cerrar un ciclo, despedir un disco, y hay mucha presión también. El Movistar Arena es un lugar muy grande, una responsabilidad enorme, así que estamos trabajando para llegar de la mejor manera. Y en dos días ya arranca la etapa nerviosismo absoluto: tortícolis, empezás a somatizar...
Piscitelli: –Yo le gané a todos, me enfermé hace dos días, así que ya me estoy recuperando. Es que para nosotros es jugar una final. Ya jugamos la fase de grupos, ya hicimos todos los play off, y llegamos al último recital del año con muchísima ilusión. Porque además entrar por segunda vez a un lugar es entrar distinto. Ya sabés dónde queda el camarín, ya sabés dónde está el baño, un poquito donde va a estar ahí la joda cuando te pares ahí en el medio, pero eso no va a evitar bajo ningún punto de vista que la noche anterior durmamos dos horas, con muchísima suerte, revolcándonos en la cama y mirando el techo.
–Si tuvieran que proyectar dónde va a estar la banda en unos años, ¿cuál es el sueño que aún les queda por conquistar?
Lago: –Seguir reafirmando los lugares donde ya tocamos, sumar nuevos destinos y quizás en algún momento hacer algún estadio a cielo abierto. Estaría buenísimo.
Piscitelli: –Si, queremos ir a la previa a hacer jueguito ahí, tratar de pegarle al travesaño. Eso es lo que queremos. Después el show, si viene, joya, pero queremos entrar a la cancha de once, ponernos un poco ahí en patas, calzarnos las zapatillas y pegarle un par de tiros al arco. Y ya está, somos felices.