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Cuando cae el otoño, una película cargada de enigmas que recuerda al estilo de Claude Chabrol

Cuando cae el otoño (Quand vient l’automne, Francia/2024). Dirección: François Ozon. Guion: François Ozon y Philippe Piazzo. Fotografía: Jérôme Alméras. Edición: Anita Roth. Elenco: Hél...

Cuando cae el otoño, una película cargada de enigmas que recuerda al estilo de Claude Chabrol

Cuando cae el otoño (Quand vient l’automne, Francia/2024). Dirección: François Ozon. Guion: François Ozon y Philippe Piazzo. Fotografía: Jérôme Alméras. Edición: Anita Roth. Elenco: Hél...

Cuando cae el otoño (Quand vient l’automne, Francia/2024). Dirección: François Ozon. Guion: François Ozon y Philippe Piazzo. Fotografía: Jérôme Alméras. Edición: Anita Roth. Elenco: Hélène Vincent, Josiane Balasko, Ludivine Sagnier, Pierre Lottin, Garlan Erlos, Sophie Guillemin, Malik Zidi. Duración: 104 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: buena.

Nadie es exactamente lo que aparenta en esta película de tono lúgubre de un cineasta francés al que le calza mejor que a ningún otro de su generación la etiqueta de prolífico: Francois Ozon, que ya lleva dirigidos 23 largometrajes en poco más de 25 años (el primero, Sitcom, teñido de humor negro, es de 1998).

Esta vez, la historia está ambientada en la campiña francesa, concretamente en la región de Borgoña. Ese entorno cumple un rol importante: los colores cálidos del paisaje, la caída de las hojas y la atmósfera crepuscular maridan a la perfección con algunos de los temas que son centrales en la película (la vejez, el paso del tiempo, los vínculos familiares desgastados).

Michelle, interpretada por Hélène Vincent, una veterana actriz que hizo sus primeras armas en el teatro allá por los años 60 del siglo pasado y llegó recién ahora a su primer protagónico, vive inmersa en una apacible rutina de placeres modestos y a menudo solitarios.

Esa tranquilidad del otoño de su propia vida se ve alterada por un incidente abrupto e inesperado, como otros que matizan el argumento de este relato mayormente melancólico con pizcas de humor ácido que cruza el solemne drama familiar con el thriller oscuro con un estilo muy similar al que patentó con maestría Claude Chabrol.

Michelle tiene una relación muy tensa con su hija, pero igual espera con ansiedad su visita porque adora a su nieto. Sin embargo, como si estuviera destinada a boicotear ese vínculo, la termina intoxicando con una sopa preparada con hongos mal elegidos durante una reciente recolección cerca de su casa de campo.

El enfoque con el que está narrado este suceso también anticipa una característica del film, la ambigüedad. La pregunta sobre la intencionalidad de Michelle queda flotando en el aire. En apariencia es un accidente, como suponen médicos, policías y hasta la mejor amiga de la protagonista, la cáustica Marie-Claude (Josiane Balasko, siempre eficaz). Pero a medida que se van revelando detalles de su biografía, se despliega el manto de la duda.

Y las cosas se opacan aún más cuando entra en escena el hijo de Marie-Claude, recién salido de prisión, un personaje que combina actitudes afables con un aire misterioso e inquietante y descubre una faceta diferente de Pierre Lottin, un actor más asociado a la comedia. Su papel es muy importante en la historia porque la atención que Michelle le presta lo transforma en un virtual hijo postizo, un evidente paliativo para ella, tan conflictuada emocionalmente con su hija.

Varios incidentes repentinos van determinando sucesivos zigzagueos en la trama y sembrando enigmas que conviene no explicitar, incluyendo algunos trucos narrativos que no funcionan del todo, como la aparición de una línea sobrenatural que abre una perspectiva que la película no está en condiciones de resolver y aborda apenas como insinuación. Ozon plantea deliberadamente preguntas que, más que buscar una respuesta certera y definitiva, aluden al encuentro problemático con la fatalidad y la volatilidad de la naturaleza humana.

A su vez, apuesta por una tematización de la vejez diferente a la más usual en el cine contemporáneo, orientada al sentimentalismo y la conmiseración. Tanto Michelle como Marie-Claude toman decisiones firmes, se equivocan, desean, mienten, recuerdan y, sobre todo, actúan, una señal inequívoca de que, lejos de la resignación de un fade out deprimente, están rabiosamente vivas.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/cine/cuando-cae-el-otono-una-pelicula-cargada-de-enigmas-que-recuerda-al-estilo-de-claude-chabrol-nid31072025/

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