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Cuando el alivio económico solapa el deterioro institucional

¿Hay espacio para una fuerza política moderada, respetuosa de las instituciones, con fuerte compromiso democrático, vocación pluralista y una concepción aggiornada, dinámica e inclusiva de un...

Cuando el alivio económico solapa el deterioro institucional

¿Hay espacio para una fuerza política moderada, respetuosa de las instituciones, con fuerte compromiso democrático, vocación pluralista y una concepción aggiornada, dinámica e inclusiva de un...

¿Hay espacio para una fuerza política moderada, respetuosa de las instituciones, con fuerte compromiso democrático, vocación pluralista y una concepción aggiornada, dinámica e inclusiva de un capitalismo social de mercado? El magro resultado obtenido por Pro el domingo pasado sugeriría una respuesta negativa, suponiendo con un prisma generoso que dicho partido encarna esos valores. Lo interesante es que los principales voceros del sector privado, la Iglesia Católica y múltiples protagonistas de la sociedad civil demandan institucionalidad, diálogo, paz, tolerancia y respeto. Esta semana se escucharon reiterados pedidos en ese sentido en el evento organizado por AmCham. El debate generado en torno al fracaso de la ficha limpia es otro ejemplo de que, aunque no parece haber tenido hasta ahora impacto en términos electorales, un número significativo de actores sociales demanda transparencia y mayor calidad institucional. Incluso en el exterior el tema llamó la atención de una parte de la comunidad de inversores, en especial de aquellos que miran oportunidades en la economía real.

Por otro lado, muchos segmentos de la ciudadanía parecen resignados a sobreadaptarse o hacer oídos sordos no solo a la falta de compromiso del Gobierno con la agenda de fortalecimiento institucional, sino también a los gritos, las groserías, los insultos, las exageraciones y hasta las potenciales irregularidades, como el caso $LIBRA o el manejo patrimonialista y discrecional de recursos en agencias como el PAMI y la Anses para favorecer a militantes libertarios. ¿Se conocerán alguna vez todos los detalles de la frustrada concesión de la Hidrovía? No es la primera vez que la sociedad argentina prefiere mirar para otro lado y aferrarse a resultados económicos positivos y tranquilizantes, aunque sean por ahora transitorios: luego de situaciones de crisis aguda, tendemos a delegar, como advirtió Guillermo O’Donnell, en líderes “salvadores” que nos traigan algo de alivio, a pesar de que en su accionar erosionen la lógica, la cultura y la convivencia democráticas.

“Hacía falta un loco como este para arreglar el desastre en que vivíamos”, justifica Adela, una jubilada de casi 80 años, exvotante de JxC en CABA, que vive en Almagro. “Yo no iba a votar, pero mi nieto me convenció de nuevo… cobro la mínima y no me alcanza, pero la inflación bajó bastante y ya no estamos pendientes del dólar”. No es una “gorila” consuetudinaria: “Mi mamá era peronista y en el 73 voté Perón-Perón”. Como docente secundaria, se afilió a la Ctera “de Alfredo Bravo… ahora mejor ni hablar”. Un perfil muy alejado del “voto termo” que consume los canales de streaming libertarios y tilda de “tibios” o “ñoños” a quienes critican el desprecio por los valores y las formas republicanas que caracteriza la narrativa presidencial. O de “mandriles” a quienes señalan inconsistencias o debilidades en el programa económico, a pesar de la evidencia o el peso de sus argumentos. El triunfo de Manuel Adorni en este distrito, una primera minoría similar al porcentaje que Milei obtuvo a nivel nacional en la primera vuelta de 2023, sugiere que el Presidente fue capaz de conservar el caudal que lo acompaña desde su irrupción en las grandes ligas, aunque perdiera un pequeño segmento del voto joven en los sectores más humildes del sur de la ciudad.

Considerando el también magro resultado que obtuvo Leandro Santoro, que demuestra que aun con un candidato de origen radical y perfil atildado, el kirchnerismo es una fuerza decadente y con escasa capacidad de reinvención, ¿queda espacio para que, en el actual contexto, puedan aparecer alternativas electorales competitivas, extendidas territorialmente en todo el país y con la capacidad de gestión y persuasión como para promover un salto cualitativo en la oferta política existente?

Los antecedentes históricos no ofrecen demasiado espacio para la esperanza: los intentos de conformar fuerzas políticas con atributos similares quedaron a menudo en un plano testimonial, como pequeños partidos de culto o socios muy menores de coaliciones más heterogéneas. O no logran sobrevivir demasiado tiempo. Ejemplos: el Partido Socialista Argentino (y su escisión, el Partido Socialista Independiente), el segmento alvearista/antipersonalista del radicalismo, la democracia progresista, las frustradas experiencias desarrollistas y alfonsinistas, la corta esperanza que para muchos significaron el Frepaso primero y la Alianza después, la trunca ilusión que durante dos décadas despertaron Domingo Cavallo, Ricardo López Murphy, Elisa Carrió, Hermes Binner y Roberto Lavagna y, finalmente, el ascenso y la fragmentación de Cambiemos/JxC, espacio gracias al cual el ahora evanescente Pro dejó de ser una fuerza distrital. Todas esas fuerzas, más allá de la notable diversidad ideológica y de personalidades que exhibieron, comparten un común denominador: les costó convertirse en opciones de poder y, cuando lo lograron, quedaron presas de una amenazante inestabilidad económica y política, convirtiendo a los militares primero y al peronismo después en los “partidos del orden”. Esto mutó, tal vez para siempre, con el ahora residual fenómeno kirchnerista, que en poco tiempo despilfarró un contexto global soñado para incubar un desastre macroeconómico del que todavía cuesta recuperarnos. Javier Milei aceleró la descomposición del “antiguo régimen” y busca crecer absorbiendo retazos del moribundo sistema que tanto dice detestar, en la medida en que se disciplinen las prioridades, los valores y los caprichos que impone junto con su hermana, Karina.

No hay muchos ejemplos comparados de los que extraer lecciones. En Estados Unidos los demócratas evitaron la reelección de Trump gracias a una asonada de la nomenclatura partidaria que desplazó a Bernie Sanders para consagrar a Joe Biden (que cuatro años más tarde sería víctima de un golpe palaciego similar). Su gran virtud eran la moderación y la “elegibilidad”, es decir, era el candidato más adecuado para competir contra el actual mandatario. Pero el sistema bipartidista estaba en pie y ofrecía una plataforma incomparablemente más sólida de la que enfrenta la disgregada y endeble oposición en nuestro país. Por su parte, un elusivo acuerdo entre Lula da Silva y Fernando H. Cardoso, archirrivales durante tres décadas, evitó en Brasil la reelección de Jair Bolsonaro. ¿Quiénes podrían ser los protagonistas de un acuerdo similar en la Argentina? ¿Acaso el peronismo está dispuesto a marginar a CFK, quien por sus atributos y reputación sigue generando el rechazo generalizado del resto del sistema político? La foto entre Axel Kicillof y Federico Storani parecía indicar eso.

Una fragmentada oposición tardó 8 años en generar una alternativa competitiva al menemismo y 12 años para derrotar al kirchnerismo en elecciones presidenciales. Es tal vez demasiado pronto para identificar actores, ideas y mecanismos que conformen una oferta con peso y profundidad para competir contra LLA, fuerza emergente que se consolidará en este turno electoral. La tarea de Milei en el sentido de reparar o resetear los fundamentos del capitalismo argentino está lejos de haber terminado. Tony Blair o Keir Starmer llegaron luego de muchos años de predominio y políticas conservadoras. Pero la Argentina no está en condiciones de correr el riesgo de que esta experiencia libertaria implique un deslizamiento hacia formas autoritarias de ejercer el poder. Este temor tal vez sea exagerado, pero costó demasiadas vidas y sufrimiento recuperar esta frágil democracia como para que por tanta desidia, irresponsabilidad, mala praxis y egoísmo caigamos, aunque no sea el propósito del Presidente, en un tobogán que nos deposite en un pantano político-institucional aún más degradado del que nos toca soportar. Por eso hace falta que los amplios y disgregados sectores moderados de la política argentina reaccionen. Ya.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/cuando-el-alivio-economico-solapa-el-deterioro-institucional-nid23052025/

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