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Dos inundaciones y tres sequías: cómo se estancó la agricultura de un partido bonaerense, ahora vuelven las vacas y el maní pide pista

En un contexto donde el clima extremo, los altos costos y la presión impositiva redefinen cada vez más la frontera productiva, un relevamiento elaborado por el comerciante y productor Dante Garci...

Dos inundaciones y tres sequías: cómo se estancó la agricultura de un partido bonaerense, ahora vuelven las vacas y el maní pide pista

En un contexto donde el clima extremo, los altos costos y la presión impositiva redefinen cada vez más la frontera productiva, un relevamiento elaborado por el comerciante y productor Dante Garci...

En un contexto donde el clima extremo, los altos costos y la presión impositiva redefinen cada vez más la frontera productiva, un relevamiento elaborado por el comerciante y productor Dante Garciandía, del partido bonaerense de Carlos Tejedor, expone con crudeza cómo evolucionó el área agrícola del distrito y las tensiones que atraviesa el sector para sostener la actividad.

El trabajo tiene una descripción detallada del comportamiento reciente de los cultivos y del impacto económico sobre la región. Garciandía inicia su análisis con una frase contundente: “No le pidamos peras al olmo”. Y, a partir de allí, desarrolla el cuadro general de los últimos años, marcado por eventos climáticos extremos y una creciente dificultad para sostener los planteos agrícolas tradicionales.

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Según detalla, las precipitaciones mal distribuidas “han marcado el ritmo de siembra e implantación de los distintos cultivos agrícolas”, afectando tanto la agricultura como las pasturas perennes utilizadas por los sistemas ganaderos y tambos. La zona, señala, ya atravesó “dos graves inundaciones y tres graves períodos secos”, pese a registrar una media anual cercana a los 850 milímetros.

En este escenario, el productor advierte que el área agrícola se encuentra estancada. “Es imposible realizar cultivos en lotes donde tienen alta chance de fracaso o rindes bajos por el ambiente en sí”, explica, y subraya que el desafío es “acotar hectáreas de siembra y mejorar planteos técnicos con mejores rindes”. A ello se suman “la inversión alta, la renta baja y el riesgo climático cada vez más alto”.

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El informe también destaca el efecto combinado del bajo precio internacional de los granos y la carga impositiva, que presionan los márgenes productivos. En este marco, muchos productores están migrando parte de su superficie hacia la ganadería permanente. “En los distritos con área ganadera y buen número de vacas, el productor está reemplazando área en agricultura a ganadería permanente”, indica.

Uno de los datos salientes del trabajo es la estabilidad en la relación soja-gramíneas en los últimos cinco años: “En las últimas cinco campañas se mantiene 1 a 1”, señala Garciandía.

Como novedad, el informe registra el avance del cultivo de maní, una economía regional que “pisa cada campaña más fuerte” en el distrito. Sin embargo, Garciandía admite que aún es difícil medir su impacto económico local debido a que forma parte de un sistema integrado y altamente tecnificado: “Es mejor adaptarse, sino quedás afuera”.

En términos económicos, remarca que cada hectárea que vuelve a la siembra genera un derrame crucial para los pueblos del interior. “A mayor área de siembra total es un beneficio para todos”, sostiene. Y recuerda que esta actividad moviliza a contratistas, proveedores de insumos, talleres mecánicos, transporte, combustible y una larga cadena de actores indirectos.

Pero también advierte por la fragilidad del productor dentro de ese engranaje: “Es el que más arriesga, y también el eslabón más débil de una enorme cadena, de los cuales la mayoría lleva agua para su pozo”.

Sobre la producción obtenida en las últimas campañas, el trabajo describe un panorama muy irregular, directamente condicionado por la disponibilidad de agua. Pese a que Carlos Tejedor es catalogado como un distrito ganadero-agrícola con una producción cercana a 700.000 toneladas de granos, Garciandía remarca un contraste preocupante: “En muchas zonas no hay ni siquiera buenos caminos rurales para mover la producción”.

El análisis también pone en perspectiva las versiones de rendimientos récord en trigo para la región. Con tono crítico, afirma: “Se habla de rindes históricos en trigo, y ojalá así sea, pero hay lugares del oeste bonaerense donde se llega al campo en bote”. Y apunta: “El récord será solo para algún político ‘distraído’ queriendo llevarse alguna tajada o la foto de turno”.

En otro tramo, reflexiona sobre la recurrente exigencia social al sector: “En años de buenos rendimientos no quiere decir buenos márgenes, se le exige al productor ‘sea solidario’, pero con precios o clima en contra esos mismos miran para otro lado”.

Garciandía recuerda que el productor aún arrastra “una sequía histórica” y que solo “zafamos de una grave inundación”, lo que refuerza el pedido central del informe: “Reglas claras a largo plazo, no se pide tanto”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/dos-inundaciones-y-tres-sequias-como-se-estanco-la-agricultura-de-un-partido-bonaerense-vuelven-las-nid27112025/

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