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Ebullición en el mundo MAGA: las crecientes divisiones en su base más fiel golpean a Trump donde más le duele

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Ebullición en el mundo MAGA: las crecientes divisiones en su base más fiel golpean a Trump donde más le duele

WASHINGTON.- En medio del pomposo raid de dos días del ...

WASHINGTON.- En medio del pomposo raid de dos días del príncipe heredero saudita, Mohammed ben Salman, por Washington esta semana, Donald Trump hizo al pasar una admisión inusual en su vasto repertorio de autoelogios. “Mis índices de aprobación acaban de bajar”, aceptó ante decenas de empresarios en un foro de inversiones. Un reconocimiento a lo que marcan casi todas las encuestas.

Sin embargo, la frase -una verdad a medias, dado que el descontento con su gestión ha crecido sin pausa en las últimas semanas- esconde una señal de alarma aún más inquietante para el presidente norteamericano: las crecientes divisiones en el movimiento Make America Great Again (MAGA) -donde habita su base más fiel- por un cóctel que incluye desde el manejo del explosivo “caso Epstein” y una ácida disputa centrada en la tolerancia hacia el antisemitismo hasta acusaciones de traición al mantra sagrado “Estados Unidos primero” y el rechazo al plan para atraer trabajadores extranjeros altamente calificados.

“Sin dudas las divisiones en MAGA parecen muy profundas. No recuerdo haber visto esto antes, y una de las principales razones es el caso de los archivos de Jeffrey Epstein”, señaló a LA NACION el politólogo Chris Edelson, experto en temas de gobierno de la American University, en Washington.

“Tendremos que ver qué tan amplio es esto, pero posiblemente Trump esté perdiendo el control de MAGA”, advirtió Edelson.

Más allá de las nuevas revelaciones que puedan surgir luego de que Trump promulgara la ley aprobada por el Congreso en forma casi unánime y que obliga a su gobierno a hacer públicos los documentos sobre el fallecido delincuente sexual, la saga del caso -que promete tener nuevos capítulos- dejó al desnudo las fracturas dentro del Partido Republicano y los sectores más conservadores de la base de apoyo del mandatario.

“Cuando protegen a los pedófilos, cuando dilapidan nuestro presupuesto, cuando inician sus guerras en el extranjero, lo siento, no puedo estar de acuerdo con eso”, remarcó esta semana el congresista republicano Thomas Massie (Kentucky). “Y en casa, la gente está de acuerdo conmigo. Lo entienden. Incluso los partidarios más acérrimos de Trump lo entienden”, advirtió.

Una reciente encuesta de Reuters/Ipsos indicó que solo el 20% de los norteamericanos aprueba la gestión de Trump del “caso Epstein”, mientras que el 70% cree que el gobierno oculta la presunta lista de clientes de Epstein y el 61% cree que oculta información sobre su muerte, catalogada como suicidio, en una cárcel de Manhattan en 2019, mientras enfrentaba cargos federales de tráfico sexual.

Los números explican el giro de Trump, que luego de meses de oponerse a la divulgación de archivos adicionales de la investigación federal cedió a la presión de sus seguidores, alentó que los republicanos en el Congreso impulsaran la llamada “Ley de transparencia de los archivos de Epstein” y la firmó una vez que llegó a su despacho. El siguiente paso quedó en manos del Departamento de Justicia, con el plazo de 30 días ya corriendo para que publique los documentos no confidenciales.

Esta semana, el columnista canadiense Jeet Heer, corresponsal de asuntos nacionales de la revista The Nation, tituló sin tapujos que “Trump está perdiendo el control de MAGA”, y señaló que el presidente “supo ver hacia dónde soplaba el viento”.

“Al cambiar de opinión sobre los archivos Epstein, se rindió ante lo inevitable”, explicó.

Desde su irrupción en las grandes ligas de la política norteamericana, Trump mostró habilidad para mantener unida una variopinta coalición de seguidores que se encolumnaron detrás de su figura, destacan los expertos. Pero en el último tiempo, a medida que transcurre su turbulenta segunda administración, la red unificadora de MAGA perdió fuerza y son cada vez más las voces que, en público, exponen las discrepancias, como la representante Marjorie Taylor Greene.

La congresista por Georgia pasó de cara visible de las posiciones más extremas del movimiento a ser calificada como una “traidora” por el presidente y que, justamente por esas diferencias, este viernes anunció que renunciará al Congreso en enero.

“Defender a las mujeres estadounidenses que fueron violadas cuando tenían 14 años, traficadas y usadas por hombres ricos y poderosos no debería resultar en que me llamen traidora y me amenace el presidente de Estados Unidos, por quien luché”, dijo la congresista, en referencia al caso Epstein.

Trump, pese a todo, rechaza la idea de que existan divisiones significativas en su base. “No olvides que MAGA fue idea mía”, le dijo días atrás a la popular presentadora conservadora Laura Ingraham, de Fox News. “Sé lo que MAGA quiere mejor que nadie, y quiere ver prosperar a nuestro país”, reforzó.

Divisiones por las visas

Ingraham también pinchó a Trump sobre cómo su apoyo a la recepción de 600.000 estudiantes chinos en Estados Unidos era una “postura pro-MAGA”, dadas sus promesas electorales de endurecer la inmigración a Estados Unidos. “Quiero llevarme bien con el mundo”, le respondió el presidente.

🚨I PRESSED President Trump on H-1B visas.🚨

“If you want to RAISE WAGES for Americans, you can’t flood the country with THOUSANDS of foreign workers.”@POTUS: “You have to bring in talent… You can’t take people off the unemployment line and say, ‘go make missiles.’”

The… pic.twitter.com/lB4wWuRKGK

— Laura Ingraham (@IngrahamAngle) November 12, 2025

Más tarde defendió la concesión de visados H-1B para trabajadores extranjeros altamente calificados porque, en su criterio, los estadounidenses carecían de “ciertos talentos”. Ese programa de visados enfrentó a los simpatizantes de una línea dura en materia migratoria -una de las banderas de Trump en campaña- con los popes de la industria tecnológica, que sostienen que no pueden encontrar suficientes trabajadores estadounidenses cualificados.

“Adoro a mis amigos conservadores. Adoro MAGA”, dijo Trump durante su discurso el miércoles en el Foro de Inversión Estados Unidos-Arabia Saudita en el Centro Kennedy. “Pero esto es MAGA, esta gente les enseñará a los nuestros a fabricar chips, y en poco tiempo, a nuestra gente le irá de maravilla”, justificó sobre las necesidades de mano de obra extranjera para las nuevas fábricas de semiconductores y producción de chips de inteligencia artificial (IA).

Para los analistas políticos, esas declaraciones demuestran que el presidente es consciente de que debe trabajar para convencer a los miembros más radicales de su partido descontentos con algunos manejos de la Casa Blanca.

Tras diez meses de mandato, la insistencia de Trump en que la inmigración legal no solo es tolerable, sino una necesidad económica, aún irrita a los sectores más radicales de la derecha norteamericana, que se oponen a los intereses empresariales y tecnológicos con los que el líder republicano se alineó desde hace tiempo.

“Cosas como las visas H-1B les quitan el trabajo a los estadounidenses, eso es gravísimo”, fustigó Greene, que añadió que esa es una de las principales preocupaciones de sus electores en Georgia.

¿Estados Unidos primero?

“Como arquitecto del movimiento MAGA, el presidente siempre pondrá a Estados Unidos primero”, intentó matizar Abigail Jackson, una de las voceras de la Casa Blanca, ante las críticas de sectores conservadores.

Greene, empresaria y convertida en la principal crítica de Trump dentro de su propio partido, había sido una de las voces disidentes en MAGA con el auxilio financiero a la Argentina, que generó amplias repercusiones en Estados Unidos. La crítica recurrente de sectores conservadores al gobierno fue cómo es que ese respaldo a un aliado se enmarcaba en la política “Estados Unidos primero”.

“Es incomprensible que hagamos esto con la Argentina. Hay mucha gente en MAGA que intenta siempre aferrarse a los argumentos... pero muchos no saben cómo darle un giro a este asunto”, señaló Greene el mes pasado, al fustigar el plan ideado por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, para respaldar al gobierno de Javier Milei en la previa de las elecciones legislativas del 26 de octubre.

Greene no fue la única. En su momento, la senadora republicana Cindy Hyde-Smith (Mississippi), a quien Trump respaldó como “100% MAGA”, llamó al presidente para expresarle su descontento por su plan para cuadriplicar la cuota de importación de carne argentina.

Números en rojo

La admisión de Trump esta semana sobre la merma en la evaluación positiva sobre su gestión llega un poco tarde. Desde hace tiempo que las encuestas le han dejado de sonreír al presidente, pese a su insistencia de que goza de “las mejores cifras de la historia”.

El promedio de sondeos de The New York Times revela que en este momento Trump tiene el peor ratio de aprobación de su segundo mandato: -15 puntos (56% rechaza su gestión y solo el 41% la aprueba). Ese índice está en negativo desde mediados de marzo.

En tanto, la última encuesta de Reuters/Ipsos arrojó que el índice de aprobación de Trump cayó al 38% (dos puntos menos que la anterior medición), el más bajo desde su regreso al poder el 20 de enero, debido al descontento de los estadounidenses con su manejo del caso Epstein y el alto costo de vida. Entre los republicanos, el respaldo bajó del 87% al 82%, según el estudio.

“Tanto republicanos como demócratas se enfrentan a luchas internas, y estas divisiones podrían tener repercusiones en las elecciones de medio término de 2026″, dijo a LA NACION David Paleologos, experto en análisis de encuestas y director del Centro de Investigación Política de la Universidad de Suffolk (Suprc, por sus siglas en inglés).

El especialista señaló que los resultados de las recientes elecciones del 4 de noviembre, en las que dos demócratas lograron ganar las gobernaciones de Nueva Jersey y Virginia, “sugieren que los republicanos perdieron votantes MAGA que no se movilizaron con el típico apoyo a Trump en las zonas suburbanas y rurales”.

El factor Fuentes

En medio de ese tembladeral interno, con MAGA en el ojo de de la tormenta, otra controversia abrió una inesperada grieta para los republicanos, luego de que Trump no condenara a una entrevista hecha el 27 de octubre del periodista conservador Tucker Carlson al activista de extrema derecha Nick Fuentes, conocido por sus posturas antisemitas.

Al ser consultado por el revuelo que generó la amable entrevista en el podcast de Carlson, Trump defendió al expresentador estrella de Fox News y minimizó la gravedad de la situación. “Ha dicho cosas buenas sobre mí a lo largo de los años”, señaló el mandatario sobre Carlson.

NOW - Trump on Tucker Carlson's interview with Nick Fuentes "you can't tell him who to interview... if he wants to interview Nick Fuentes, I don't know much about him, but if he wants to do it, get the word out, let him... ultimately, people have to decide." pic.twitter.com/eFIlO1zR7v

— Disclose.tv (@disclosetv) November 17, 2025

Muchos conservadores, como el comentarista político Ben Shapiro, condenaron a Carlson por dar visibilidad a una figura que ha expresado afinidad por Adolf Hitler y que habitualmente recurre a estereotipos racistas, sexistas y antisemitas. Varias de las críticas se centraron en sus duras posturas sobre Israel durante el podcast.

Nacionalista blanco y negacionista del Holocausto, Fuentes desató así una guerra interna en el Partido Republicano y en uno de los centros de estudios conservadores más influyentes de Washington, la Fundación Heritage.

The Nick Fuentes Interview

(0:00) The Origins of Nick Fuentes
(17:10) The Daily Wire’s Efforts to Destroy Fuentes
(35:02) Why Fuentes Decided to Challenge the Conservative Establishment
(46:25) Why Did Fuentes Attack Joe Kent?
(57:31) Identity Politics
(1:01:55) Why Did Fuentes… pic.twitter.com/slCKkjqKv5

— Tucker Carlson (@TuckerCarlson) October 27, 2025

“Sí, esa es una de las divisiones dentro de MAGA. Tenemos a Trump, en torno a quien se ha organizado el Partido Republicano, pero existen facciones internas, y hay personas que pueden ser más extremistas que él, como Fuentes. Estos individuos existen, y quizás en algún momento quieran tener más control dentro del partido. ¿Podrán lograrlo? No lo sé“, dijo Edelson.

“Trump construyó una coalición ganadora: los nacionalistas blancos la destruirán”, tituló en The Washington Post el columnista Marc Thiessen, que fue jefe de redacción de discursos del expresidente George W. Bush.

“El intento de Carlson de incorporar al neonazi Fuentes a la corriente principal del movimiento conservador no solo es moralmente reprobable, sino que representa un camino hacia el suicidio político para la derecha“, advirtió.

No se quedó atrás la activista Laura Loomer, muy cercana al presidente y que ganó prominencia en los círculos políticos de la extrema derecha norteamericana. Advirtió que el Partido Republicano se estaba “desmoronando” por culpa de Fuentes y que se había enfrascado en una “lucha de poder” para “intentar secuestrar y redefinir lo que es y debería ser MAGA en la era post-Trump”.

El propio Fuentes, en un tuit el 12 de noviembre, sentenció: ”MAGA está muerto".

MAGA is dead.

— Nicholas J. Fuentes (@NickJFuentes) November 12, 2025

En medio del terremoto, un profesor de la Universidad de Princeton, Robert George, anunció el lunes su renuncia al consejo directivo de la Fundación Heritage al alegar que el presidente de ese centro, Kevin Roberts, se había negado a retirar un video en el que defendía la entrevista de Carlson a Fuentes.

Roberts afirmaba allí que quienes se oponían a Carlson eran “la clase globalista” y una “coalición venenosa”.

“Aunque Kevin se disculpó públicamente por algunas de sus declaraciones, no pudo retractarse por completo de su contenido. Por lo tanto, llegamos a un punto muerto”, explicó George sobre su salida.

En una dura columna publicada en The New York Times, titulada “Sobre el neonazismo republicano, Hamas e Israel: una epidemia de cobardía moral”, Thomas Friedman señaló que Trump “no tuvo ningún problema con la entrevista ‘love-fest’ entre Carlson y Fuentes, que promovió las simpatías neonazis y nacionalistas blancas de Fuentes".

“Trump podría haber dicho que Carlson tiene derecho a entrevistar a quien quiera, algo que nunca debería restringirse, pero que le preocupaba profundamente el abierto desprecio que Fuentes mostraba hacia los judíos estadounidenses. Sin embargo, ni Trump ni JD Vance dijeron eso, porque sin duda saben que una minoría considerable de sus votantes alberga estas ideas racistas y antisemitas, y no quieren enemistarse con ellos antes de las elecciones de mitad de mandato, que se prevén muy reñidas", explicó.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/estados-unidos/ebullicion-en-el-mundo-maga-las-crecientes-divisiones-en-su-base-mas-fiel-golpean-a-trump-donde-mas-nid22112025/

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