El año en que la IA llegó a la cartera de la dama y el bolsillo del caballero
Quienes tengan algunos años recordarán (y a otros les contaremos) que era muy habitual encontrar en el transporte público -en especial en los colectivos- a vendedores ambulantes que ofrecían to...
Quienes tengan algunos años recordarán (y a otros les contaremos) que era muy habitual encontrar en el transporte público -en especial en los colectivos- a vendedores ambulantes que ofrecían todo tipo de productos, algunos de los cuales eran presentados, por su tamaño, comodidad y utilidad, como aptos “para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero”.
¿A qué viene esto? Nos estamos acercando a ese momento del año en el que, de una manera u otra, nos toca hacer balance. Analizar lo que ocurrió en el año y las perspectivas que marcarán los desafíos de 2026.
Y si miramos el mundo de los negocios digitales, 2025 estuvo sin dudas marcado por un fenómeno que dejó de ser promesa para convertirse en hábito: la integración natural de la inteligencia artificial en la vida cotidiana. O sea, si bien chat GPT ya tiene un tiempo entre nosotros, éste fue, sin dudas, el año en el que la IA comenzó a ser utilizado por gran parte de la sociedad.
Sin grandes rupturas ni estridencias, las herramientas basadas en IA se incorporaron a procesos personales y corporativos gracias a interfaces más intuitivas, mayor usabilidad y una integración casi orgánica en aplicaciones y servicios que los usuarios ya manejaban. La tecnología dejó de sentirse como innovación aislada y pasó a operar como una capa de funcionamiento esencial.
Ese desplazamiento, el hecho de que la IA pasó a la cartera de la dama y el bolsillo del caballero, explica cambios profundos en el ecosistema digital. Medios tradicionales, plataformas de contenido y buscadores comenzaron a registrar una migración de audiencias hacia modelos de consulta mediados por IA.
En ese sentido, no se trata solo la velocidad de respuesta lo que marca la diferencia, sino la capacidad de procesar información compleja, ordenarla y devolverla de forma útil. Todo el universo de chatbots y agentes conversacionales (en muchos casos invisibles para quienes no están inmersos en este mundo) concentró los desarrollos más significativos del período.
La duda inevitable
Más allá de que la IA pasó a ser usada en forma masiva, se instaló una discusión que divide opiniones: ¿está sobredimensionada o realmente atraviesa todo? La evidencia apunta a lo segundo. Los modelos actuales ya permiten automatizar tareas antes vinculadas a la recopilación, organización y procesamiento operativo de datos.
Actividades históricamente humanas están migrando hacia sistemas que resuelven con más eficiencia y menor costo. El desafío no es frenar el avance, sino garantizar la reconversión de roles hacia funciones de mayor valor, lejos de tareas repetitivas que dejarán de existir. Como dicen otros analistas, aprovechar su eficiencia para concentrarnos en las tareas más humanas.
La competencia entre compañías genera un ruido propio. ¿Hay una burbuja que explotará en breve? No es tanto eso, sino una carrera por liderar las funcionalidades que se volverán estándar en los próximos ciclos. Diez empresas intentando resolver el mismo problema inflan la oferta, pero la dinámica de la industria es conocida: solo un grupo reducido logrará consolidarse, y las demás se fusionarán, pivotearán o desaparecerán.
Hitos y perspectivas
Más allá de la IA, la industria también registró avances en automatización corporativa, infraestructura digital y soluciones que buscan unificar experiencias fragmentadas por la proliferación de herramientas. El movimiento dominante pareciera ir hacia la integración, en el sentido de contar con menos plataformas sueltas y más sistemas cohesionados que funcionen como servicio invisible.
En cuanto a proyecciones 2026, los focos de inversión continuarán orientados a agentes capaces de emular tareas humanas de manera confiable. Desde chatbots avanzados hasta motores que administran flujos completos de trabajo. La tendencia parece ser la de incorporar automatización sin erosionar la experiencia del usuario. En ese sentido, la tecnología aparecerá menos en la superficie, operando más en profundidad.
Hay oportunidades, por otro lado, aún no del todo atendidas. Una de ellas es la economía Silver, o plateada. Las personas mayores de 60 y 65 años viven más, llegan a esa etapa con mejor salud, más recursos y un deseo creciente de participar en actividades cognitivas, recreativas y de bienestar.
Sin embargo, siguen recibiendo una oferta tecnológica escasa, poco adaptada y lejos de su realidad. Desde herramientas de acompañamiento cognitivo hasta servicios de movilidad, salud preventiva o experiencias digitales diseñadas para esta población, el margen de innovación es vasto y es posible que el año entrante traiga noticias en este ámbito.
La industria tecnológica está en un proceso continuo de reconfiguración. La inteligencia artificial dejó de ser novedad para comenzar a formar parte del día a día de las personas. Eso, entre otras cosas, abre un espacio renovado para repensar dónde se genera valor real. Las oportunidades no están solamente en la frontera del desarrollo. También en los segmentos donde la tecnología aún no está resolviendo necesidades humanas profundas.
Profesor del MBA y Director Académico de Sports & Entertainment Management, Universidad Torcuato Di Tella.