En la cumbre

Cada tanto una imagen es al mismo tiempo simple y sin embargo polifónica, enigmática y reveladora. Además, esta toma única del Obelisco, preciosamente pensada, nos remite a esa primera visión ...

Cada tanto una imagen es al mismo tiempo simple y sin embargo polifónica, enigmática y reveladora. Además, esta toma única del Obelisco, preciosamente pensada, nos remite a esa primera visión que tuvimos, en la infancia, del inmenso y austero monumento. ¿Qué significaba esa construcción aguda que apuntaba al cielo? Y sobre todo, ¿por qué tenía una ventanita arriba de todo? ¿Vivía alguien en el Obelisco? El fotógrafo le dio a su mirada una vuelta de tuerca, salió fuera del callado gigante blanco y por un instante nos mostró ese personaje imaginario de la niñez, el hombre que vive en el Obelisco. Vive y a lo mejor vigila. O admira. Esta es una de las posibles lecturas, como ocurre con toda gran imagen. En la práctica, y como es debido, la foto tiene un anclaje noticioso. Hace quince días se realizaron las primeras visitas a la cumbre del Obelisco, gracias al recién estrenado ascensor.