Freno a Noboa: Ecuador rechazó en un referéndum el regreso de las bases militares extranjeras y sus otras propuestas
QUITO.- Los ecuatorianos pusieron freno este domingo a la carrera electoral de Daniel Noboa, que parecía imparable, y le dijeron no a las principales preguntas planteadas en referéndum y consulta...
QUITO.- Los ecuatorianos pusieron freno este domingo a la carrera electoral de Daniel Noboa, que parecía imparable, y le dijeron no a las principales preguntas planteadas en referéndum y consulta popular una vez escrutadas cerca de la mitad de las papeletas.
Ecuador no buscará, con estos datos, una nueva Constitución que sustituya a la aprobada en la primera época de Rafael Correa, ni tampoco readmitirá bases extranjeras, las dos grandes apuestas del mandatario.
Tampoco se eliminará el financiamiento para organizaciones políticas ni se reducirá el número de asambleístas. En definitiva, una derrota por todo lo alto para quien seis meses antes se impuso con comodidad en las elecciones presidenciales.
Según el escrutinio al 46%, el 60,05% de los ecuatorianos no quieren que se inicie un proceso constituyente, frente al 38,72% que sí confió en la iniciativa de Noboa, quien batió a la candidata correísta, Luisa González, en la segunda vuelta electoral de 2023 y en la primera y el balotaje de este año.
La misma suerte corrió la otra gran pregunta de las consultas: el 60,41% no cree conveniente que vuelvan las bases estadounidenses a la costa ecuatoriana, pese a la cercanía demostrada por Washington, que incluso envió a su secretaria de Seguridad, Kristi Noem, a visitar posibles lugares para levantar esas bases.
Al contrario de lo que sucedió en la Argentina, la cercanía con Washington en materia de seguridad y los acuerdos sobre aranceles no han atraído los votos esperados para el “sí”.
La negativa popular a dar su consentimiento a las otras dos preguntas explica en parte los motivos de esta derrota presidencial, aunque los resultados se fueron acercando a lo largo del escrutinio.
El 57,31% de los ecuatorianos se negaron a que los partidos políticos se queden sin fondos públicos y el 52,74%, a que se reduzca su número de representantes en el Parlamento.
“Gran triunfo de todo un pueblo. Fue una campaña absolutamente ciudadana y sin recursos. Recordar el paro indígena y los caídos: de ellos es gran parte de esta hermosa victoria”, se congratuló desde el exterior el expresidente Rafael Correa, prófugo de la justicia ecuatoriana y con una sentencia sin cumplir de ocho años de cárcel por corrupción.
Sin ganadores clarosTodo ello apunta a Noboa como el gran perdedor de la noche, pero tampoco deja claro quiénes son los ganadores.
La campaña del correísmo fue balbuceante, sabedor en el fondo que la apertura de un proceso constituyente abría posibilidades que no tienen ahora con su debilidad parlamentaria.
“El ‘no’ es la respuesta de una ciudadanía cansada, golpeada por la inseguridad y por una calidad de vida que se deteriora. Es un voto de hartazgo, no de regreso”, concluyó el analista Matías Abad.
“El correísmo no puede atribuirse la autoría del triunfo del ‘no’, en el caso de que la tendencia se mantenga. Se están subiendo en la camioneta del triunfo cuando en realidad les convenía tener una Constituyente. En el no hubo un rechazo al autoritarismo, soberbia y prepotencia”, aseguró el analista Martín Pallares.
La caída de un capo narcoLa contundencia de las urnas torció lo que parecía una jornada triunfal para el gobierno ecuatoriano. A primera hora de la mañana, Noboa comunicó al país la detención de “Pipo” Chavarría, uno de los delincuentes más buscado de la región y máximo líder de Los Lobos.
El líder de esta megabanda, aliada del Cártel de Jalisco Nueva Generación, no sólo “controlaba las operaciones de minería ilegal y movía rutas de droga”, como aseguró el presidente del que fuera el país más tranquilo de la región, transformado ahora en epicentro del narcotráfico.
También ordenaba atentados desde Europa y Dubai: coches bomba y drones dirigidos desde las cárceles de Guayaquil.
El objetivo de estas acciones era golpear al gobierno y dificultar las reformas judiciales que el gobierno propone, parte del meollo del referéndum.
Una célula de Los Lobos participó también en el magnicidio del candidato y periodista Fernando Villavicencio, pocos días antes de la primera vuelta electoral de agosto de 2023.
Se trata la segunda gran pieza que se cobra el gobierno de Noboa, tras la detención y deportación a Estados Unidos de “Fito”, el gran capo de Los Choneros, la otra megabanda aliada del Cártel de Sinaloa.
“El criminal que fingió su muerte, cambió de identidad y se escondió en Europa mientras ordenaba asesinatos en Ecuador, controlaba las operaciones de minería ilegal y movía rutas de droga junto al cártel Jalisco Nueva Generación”, precisó el mandatario.
La historia de Wilmer Chavarría ya forma parte de la leyenda narco ecuatoriana.
Su familia informó en 2021 que el capo, que empezó sus correrías como jefe de un grupo de sicarios, había muerto de un infarto provocado por el Covid.
La policía nunca lo creyó y distintas investigaciones de corrupción, incluidos los chats de detenidos, confirmaron que estaba vivo en Europa.
Tanto el gobierno ecuatoriano como Washington ha catalogado a Los Lobos y a Los Choneros como organizaciones terroristas.
Noboa decretó en enero del año pasado la existencia de un “conflicto armado interno”, junto a un carrusel de estados de excepción y toques de queda.
Los primeros efectos positivos de la lucha contra la delincuencia organizada se han disipado con el paso del tiempo: Ecuador cerrará 2025 como el año más violento de su historia.
“Los unos lo dieron por muerto; nosotros lo buscamos en su mismísimo infierno. Esa es la diferencia cuando hay voluntad de luchar por tu país”, añadió Noboa, que agradeció la colaboración de la policía española en la detención. “Para combatir el crimen transnacional, la cooperación internacional es una necesidad”, remachó el mandatario, en un guiño a la colaboración con EEUU.
“Hoy es un día histórico para Ecuador, golpeamos en lo más alto de la estructura criminal: Chavarría es responsable de al menos 400 muertes y durante años manejó operaciones criminales desde la Penitenciaria del Litoral y la cárcel de Turi, donde estuvo recluido entre 2011 y 2019”, confirmó John Reimberg, ministro de Interior, que se desplazó a España junto a sus mandos policiales.