Guerra narco en Ciudad Evita: 16 balazos, un muerto y un herido a plena luz del día
A las 17, la esquina de las calles 1100 y 905, en Ciudad Evita, registraba la mayor concurrencia del día. Entre los chicos que salían de los colegios cercanos, los puestos de venta callejera, los...
A las 17, la esquina de las calles 1100 y 905, en Ciudad Evita, registraba la mayor concurrencia del día. Entre los chicos que salían de los colegios cercanos, los puestos de venta callejera, los vecinos que descendían de los colectivos y la basura acumulada en las veredas y el asfalto, resultaba difícil caminar en línea recta.
En medio de la muchedumbre y a cara descubierta se enfrentaron dos bandas de narcotraficantes que, desde hace más de seis meses, combaten por el dominio del territorio para vender droga.
Hace dos semanas, un grupo de sicarios fue a buscar a su casa a Gustavo Javier Chávez, de 46 años. No lo encontró, pero balearon el frente de su vivienda. Aparentemente, Chávez y su banda ocuparon los puestos de venta de droga en la estratégica calle 1100, que comunica las avenidas Crovara y Central o 17 de Octubre.
Anteayer, los sicarios de la banda rival encontraron a Chávez cuando circulaba a bordo de un Peugeot 207 gris oscuro y le dispararon 16 balazos. Chávez murió en el acto. Algunos de sus soldaditos cargaron su cadáver en la caja de una camioneta de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. El vehículo recorrió unos metros hasta que el uniformado que conducía el rodado detuvo la marcha ante los gritos de los vecinos.
Al pasar por un lomo de burro, la camioneta se levantó y los policías estuvieron a punto de perder el cuerpo de la víctima. Entonces, los vecinos corrieron el cadáver al interior del vehículo y cerraron la tapa de la caja.
Chávez llegó sin vida al shock room del hospital Balestrini. Distinta fue la suerte del supuesto cómplice de Chávez, identificado por fuentes policiales como Leonardo Figueroa, de 34. Trasladado en una ambulancia, los médicos que lo atendieron en el mencionado hospital lograron detener las hemorragias visibles, que no afectaron órganos vitales.
Hasta anoche, Figueroa seguía internado en terapia intensiva y en estado reservado. En la escena del ataque, los policías no pudieron obtener testimonios. Ninguno de los vecinos aceptó declarar, aunque todos coincidieron en que se trató de un ajuste de cuentas entre narcos y que Chávez era un conocido vendedor de droga de la zona.
En la esquina de las calles 1100 y 905 quedaron las amplias manchas de sangre de la víctima y del herido, y el Peugeot 207 con las 16 improntas de los balazos disparados por los sicarios.
El ataque ocurrió cerca de los monoblocks de Villegas, en una zona donde hasta hace poco tiempo funcionaban las cocinas de droga de Nicolás Nahuel Guimil, alias Chaki Chan, el patrón de la cocaína de La Matanza.
Hasta la esquina de la calle 1100 y la avenida 17 de Octubre o Central, según la dirección del viento, se podía oler la acetona que provenía de las cocinas de la banda de Chaki Chan. Pero el panorama cambió en julio de 2023: efectivos de la Policía Federal apresaron al jefe narco y la Justicia federal lo procesó.
Uno de sus lugartenientes, conocido como El Gendarme, quedó a cargo de la banda. Sin embargo, con la captura de Chaki Chan, los otros narcos que habían sido desplazados por el organizador del grupo —que en 2023 recaudaba $10.000.000 cada día y llegó a regalarle a un bebé un chupete con una cadena de oro— se animaron a desafiar su dominio.