I Love LA: la nueva serie que retrata a la generación TikTok en el caos de Los Ángeles
En I Love LA, Los Ángeles es mucho más que un escenario: es un protagonista más de la historia, el espejo distorsionado de una generación que se ríe de sí misma mientras intenta sobrevivir en...
En I Love LA, Los Ángeles es mucho más que un escenario: es un protagonista más de la historia, el espejo distorsionado de una generación que se ríe de sí misma mientras intenta sobrevivir entre filtros de Instagram, vínculos líquidos y la búsqueda constante de validación. Entre fiestas, fama y desengaños, la nueva apuesta de HBO creada y protagonizada por Rachel Sennott retrata, con un humor incómodo y una honestidad brutal, la vida de un grupo de amigos que creció con la necesidad de ser “alguien”, aunque ese alguien sea efímero o exista solo como construcción virtual.
Sennott —la mente responsable de Bottoms y Shiva Baby— vuelve a demostrar que su talento va mucho más allá de la actuación. Con I Love LA, la humorista norteamericana se consolida como guionista, showrunner y protagonista de una comedia que, bajo el brillo engañoso de Hollywood, expone la fragilidad emocional de una generación hiperconectada y hambrienta de aprobación.
La serie sigue a un grupo de veinteañeros —que descansan en la frontera que separa a los últimos millennials y los primeros centennials— que intentan encontrar su lugar en una ciudad donde el éxito es una religión y la autenticidad, una puesta en escena más. Con un ritmo vertiginoso y un tono tan incómodo como gracioso, I Love LA podría leerse como una versión californiana de Girls, pero bajo la lupa incisiva y actual de Sennott, quien logra construir un universo donde la risa nunca está del todo separada del desconcierto.
La historia comienza con el cumpleaños número 27 de Maia (Sennott), una joven de Nueva York con aspiraciones de manager que vive con su novio Dylan (Josh Hutcherson) y busca un ascenso dentro de la agencia donde trabaja como asistente de Alyssa (Leighton Meester). Su vida parece ir en el camino correcto cuando su antigua amiga Tallulah (Odessa A’zion), una influencer venida a menos, aparece para dar vuelta todo. Charlie (Jordan Firstman) y Alani (True Whitaker) completan el círculo de amigos de Maia.
La palabra de los protagonistas“¿Escuchás las sirenas? Ahí están. Vienen por nosotros. Encontraron nuestra ubicación. Bueno, eso es Los Ángeles en pocas palabras: solo sirenas, constantemente”, disparó con humor Josh Hutcherson en una charla con LA NACION. La referencia fue clara: los helicópteros, el tráfico, los policías, el sistema de audiciones, los fracasos —y los éxitos de alguien más— forman parte del pulso diario de una ciudad que se devora a sí misma y a todo el que llegue con sus sueños intactos.
El actor le da vida a Dylan, un maestro de español que observa de reojo —y con algo de desprecio— la maquinaria superficial de las redes sociales que fascina a su novia. “Para mí, la serie es sobre un grupo de amigos que intenta navegar la vida en Los Ángeles mientras persigue sus sueños, pero sin perderse a ellos mismos en la ciudad. Porque hay muchas trampas y uno puede quedar atrapado en muchas cosas”, respondió ya en un tono más reflexivo. “Es una batalla constante entre descubrir quién sos, tratar de mantenerlo y al mismo tiempo alcanzar lo que deseás. Y la ciudad no siempre ayuda”, agregó. “Está ambientada en ese mundo y muestra lo que les pasa a las personas que amás, a los que te rodean, a tus amistades y a tus relaciones a medida que te acercás a esos sueños y te alejás de vos mismo”.
La ambición sin culpaDentro del elenco, la figura más conocida es, sin duda, la de Leighton Meester. Luego del fenómeno de Gossip Girl, la actriz se sumergió en I Love LA en un registro completamente autorreferencial, lejos de la sofisticación de Blair Waldorf. Su personaje, Alyssa, es un huracán sin filtro ni autoconciencia, una mujer que parece tener todo bajo control aunque, en el fondo, esté hecha de dudas.
“La descripción de mi personaje decía: ‘Mujer de unos 40 años que mastica fuerte y tose mientras habla por teléfono’”, contó Meester, divertida. “Y pensé: ese es mi papel soñado. Ella no está muy pendiente de lo que piensan de ella, pero al mismo tiempo sí le importa muchísimo. Es como si ya hubiera girado tanto sobre sí misma que ya nada le preocupa”, dijo con gracia.
Lo que Meester resalta de Alyssa no es solo su comicidad —“Puede ser un poco cringe y no le preocupa demasiado”, confió—, sino su precisión como retrato de la cultura laboral millennial: obsesiva, multitasking, ambiciosa hasta el límite y con una sensación de control sin sustento.
Improvisación, caos y un chiste sobre KubrickConsultados sobre cómo fue trabajar con y bajo las órdenes de Rachel Sennott —¿es una directora que permite la improvisación o le gusta trabajar al pie de la letra su texto?—, ni Meester ni Hutcherson pudieron escaparle al humor. “Ella es una verdadera Kubrick”, respondió la actriz con un tono solemne, en referencia al célebre director de Ojos bien cerrados. “Sí, hace todo perfecto. Palabra por palabra. Tortura total”, exageró Hutcherson antes de soltar la risa y dejar en claro que, lejos del control total, el clima de trabajo fue “ligero, suelto, muy colaborativo”. “Siempre fui fan de ella y creo que es muy graciosa, y lo que creó con esta serie es impresionante”, acotó Meester.
“Los guiones ya eran muy graciosos, pero improvisamos muchísimo. Rachel nos dejaba jugar. Si nos íbamos demasiado lejos, nos traía de vuelta”, sumó el actor. “Tiene una forma muy amable y diplomática de dirigir. Pero lo interesante es que, irónicamente, en el set ella era mi jefa. Era curioso que fuera de cámara me diera indicaciones y dentro de la historia yo tuviera que ser su jefe. Fue una dinámica interesante y muy divertida de interpretar”, repasó Meester.
Con grandes invitados sorpresa y cameos que refuerzan su espíritu caótico y autorreferencial, I Love LA completa su primera temporada con ocho episodios de media hora. Desde su estreno, el 2 de noviembre, cada viernes llega un nuevo capítulo a HBO. Y aunque la historia parece cerrarse en un punto justo, todo indica que este no será el último viaje por el delirante universo de Rachel Sennott en Los Ángeles.