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Jordán Raber, rabino y poeta: “Lo que más me preocupa no es el antisemitismo, sino cómo respondemos los judíos ante el odio y la difamación”

El rabino de la comunidad Bet El, ubicada en el barrio porteño de Belgrano, Jordán Raber (Buenos Aires, 1987), publicó este año su primer libro de poemas, Alejandría Jerusalem (Milena Caserola...

Jordán Raber, rabino y poeta: “Lo que más me preocupa no es el antisemitismo, sino cómo respondemos los judíos ante el odio y la difamación”

El rabino de la comunidad Bet El, ubicada en el barrio porteño de Belgrano, Jordán Raber (Buenos Aires, 1987), publicó este año su primer libro de poemas, Alejandría Jerusalem (Milena Caserola...

El rabino de la comunidad Bet El, ubicada en el barrio porteño de Belgrano, Jordán Raber (Buenos Aires, 1987), publicó este año su primer libro de poemas, Alejandría Jerusalem (Milena Caserola, $ 22.000). “Es una comunidad a la que sirvo con mucha humildad y cariño -dice a LA NACION-. Y, espero, con algo de poesía también”.

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Por un lado, el libro de Raber se suma a la amplia biblioteca de libros de temática judía que, en la Argentina, autores como Santiago Kovadloff, Diana Sperling, Mónica Sifrim, Marcelo Birmajer, Ricardo Forster y Emmanuel Taub (que firma el texto de contratapa) siguen ampliando. Por otro, se integra al catálogo de la editorial que reúne obras de autores judíos como Sergio Saposnic, Gabriel Meyer, Débora Vogel, Laura Szerman, Gabriel Reich, Patricia Winer y Noemí Frenkel, que acaba de publicar Bosque migrante. Una judía se desarma. El de Raber es el primer título de la colección Milena Noiland.

Cuestiones como el exilio, lo sagrado, la muerte, la tradición, la nostalgia de Dios y las formas de la divinidad forman parte del repertorio del primer libro de Raber. “Me gusta pensar el concepto del desarraigo como una categoría existencial o, acaso en la imaginería judía, como una idea arquetípica que trasciende su sentido meramente geográfico o temporal”, sostiene acerca de uno de los ejes de su obra.

“Entre la Jerusalén celestial / y la Jerusalén terrenal se extiende / como el fuelle quejumbroso de un bandoneón / la escalera que en un arrebato místico / el patriarca soñó”, se lee al inicio de “Jerusalén del Plata”, donde un “salmista de los arrabales” hace confluir las aguas del Edén con el Río de la Plata.

“Es la culminación de un largo periodo de escritura que estuvo signado por la experiencia del desarraigo”, dice sobre el poemario. En el deseo de ser leído, Raber encuentra “una aspiración de trascendencia, no en un sentido grandilocuente, sino en las ansias profundamente humanas de establecer un encuentro con un Otro, cierta continuidad más allá de los confines de uno mismo”.

“El espíritu o la quintaesencia de la poesía está en la posibilidad de conmoverse -afirma-. El lector de poesía es alguien que en algún momento logró conmoverse con un haz de luz que se filtró por la ventana o con un gesto de amor de un desconocido por la calle. O quien se sintió empequeñecido ante la vastedad del horizonte o quien, simplemente, tiene la necesidad de elevar su espíritu en medio de una mañana algo desabrida”.

La religiosidad, en cambio, es una pulsión. “Una búsqueda existencial que encuentra en el lenguaje y en los motivos religiosos su vehículo natural -describe-. En este sentido, poesía y devoción resultan indisociables: ambas corrientes brotan de las entrañas de esa necesidad humana por expresarse, por conmoverse en la búsqueda de la belleza en el mundo o, cuando todo parece fatídico y sombrío, por embellecerlo”.

“No es de extrañar que en la tradición judía se apele tanto a la lectura de los Salmos o que el devocionario esté poblado de composiciones poéticas de todas las épocas y que, entendidas como literatura, nada tienen que envidiarles a Shakespeare, Vallejo o García Lorca”, agrega.

Define su primer libro como un modelo para armar. “En el sentido más cortazariano de la expresión -remarca-. Hay retazos de poetas y prosistas que respiran, probablemente de manera defectuosa, en mis versos. A menudo aflora un pobre remedo de Borges, otro del israelí Iehuda Amijai, de pronto un pájaro de Gelman se cuela entre los motivos poéticos, unas líneas existencialistas al estilo de Pessoa, el nihilismo de Pizarnik o acaso el del autor del Eclesiastés, la solemnidad del salmista. Soy un poco todos ellos”.

Actualmente, trabaja en una colección de relatos y en otra de ensayos. “Espero no tener que pasar tantos años ni tantas errancias antes de volver a publicar”, bromea.

En su opinión, la masacre del 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel no debe ser entendida como la escalada de un conflicto preexistente, sino como una razia. “Lisa y llanamente, un pogrom del siglo XXI”, señala.

“Hamas no inventó nada nuevo, solo televisó y transmitió por Instagram aquello que hace cientos de años los cosacos perpetraban contra los poblados judíos en Europa -grafica-. Lo que ocurrió a raíz de aquel acontecimiento brutal y sanguinario y cómo se administró el conflicto bélico posterior en todos los planos, el político, el militar y el humanitario, puede ser materia de discusión y cada uno tendrá su postura tomada al respecto. Viví ese largo periodo de dos años, hasta la concreción de la reciente tregua, con mucha angustia a causa del dolor humano en toda su dimensión y sin distinciones de bandos, porque la humanidad jamás puede ser pensada de otra manera. Este quizás sea uno de los legados primordiales de los profetas bíblicos y de los sobrevivientes judíos de masacres”.

“Lo que más me preocupa hoy no es el antisemitismo, sino cómo respondemos los judíos ante el odio y la difamación -concluye-. Veo un judaísmo que se comenzó a reconfigurar a partir de la confrontación con la retórica antisemita de la época. Me aflige que el componente central en nuestra filiación étnica o religiosa sea la reactividad ante los nuevos libelos judeófobos. Corremos el riesgo de vivir un judaísmo alienado, que solo se piensa y se experimenta en función de ese odio, pero que carece a la vez de fundamento propio ya que ignora deliberadamente lo sublime de su acervo cultural y religioso. Me inquieta más ver a un judío incapaz de conmoverse con una plegaria del Día del Perdón, o quien no siente ternura al escuchar al voleo una palabra en ídish, hebreo o ladino, que oír un insulto antisemita. En una era en la que priman las antinomias, y en la que muchos se creen con la prerrogativa para vomitar su diatriba contra otros, mi pregunta es por el judaísmo de los judíos más que por el desprecio propagado desde afuera”.

Para agendar

El jueves 11 a partir de las 18, Milena Caserola celebra su 20° aniversario en la librería La Libre (Chacabuco 917), en San Telmo, con la participación de varios autores. Habrá brindis, promociones e invitados sorpresa.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/jordan-raber-rabino-y-poeta-lo-que-mas-me-preocupa-no-es-el-antisemitismo-sino-como-respondemos-los-nid04122025/

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