Kicillof se juega su capital político en una espinosa pulseada en el peronismo
LA PLATA. -En el tramo final del cierre de listas, el gobernador Axel Kicillof enfrenta una dura pulseada para mantener su liderazgo en el peronismo provincial, ya que tiene “más para perder que...
LA PLATA. -En el tramo final del cierre de listas, el gobernador Axel Kicillof enfrenta una dura pulseada para mantener su liderazgo en el peronismo provincial, ya que tiene “más para perder que ganar”, según describen en el PJ, en los comicios del 7 de septiembre.
Por un lado, Kicillof debe garantizar la gobernabilidad en la Legislatura bonaerense. Por otro lado, el gobernador quiere apuntalar su proyecto presidencial para afianzarse como alternativa de la oposición a Javier Milei.
En efecto, el gobernador se juega mucho en la próxima votación provincial. Por eso, Kicillof mantiene una posición dura en las negociaciones por las candidaturas y busca insertar postulantes leales, como la vicegobernadora Verónica Magario y el ministro de Infraestructura Gabriel Katopodis en la primera y tercera sección electoral.
De esa forma intenta apuntalar una victoria propia en el conurbano ante una cantada derrota en el interior de la provincia de Buenos Aires.
El acuerdo no está cerrado. “El oficialismo ya planteó la candidatura de la vicegobernadora como testimonial- dijo una fuente que participa de la negociación -. Y le respondieron que se discute toda la tercera sección; ella y Katopodis pueden ser competitivos, pero Kicillof no se va a quedar con las dos cabezas de listas sin no hay otros acuerdos más abajo”, advirtieron los negociadores. Hay tres grandes grupos en la pulseada: el sector de Kicillof, los camporistas de Máximo Kirchner y los renovadores de Sergio Massa.
Con 10.2 millones de electores, la primera y la tercera sección gravitarán fuertemente en el resultado total. También definirán luego la composición de la Legislatura. Y, en particular, la presidencia de la Cámara de Diputados. Se trata de un lugar determinante para controlar el Poder Legislativo bonaerense.
La exorbitante caja política de la Cámara de Diputados provncial - unos 32 mil millones de pesos aproximadamente, de un presupuesto expresamente ocultado a la información pública- fue presidida los últimos años por aliados a Máximo Kirchner y Sergio Massa.
Desde allí se financiaron los escuadrones de militantes que salieron a la luz con el caso de Julio Chocolate Rigau. Ese escándalo mostró el circuito de recaudación en negro a partir de los sueldos de los “ñoquis”.
La Legislatura también funcionó, desde la presidencia del bloque hasta ahora denominado Unión por la Patria, para condicionar los proyectos y presupuestos del gobernador antes que para apoyarlos. Era parte del enfrentamiento interno entre Kicillof y La Cámpora. “Una máquina de impedir”, califican en la Casa de Gobierno provincial, separada apenas por una plaza de la Legislatura.
Kicillof nunca pudo gobernar la dinámica de la Cámara de Diputados. Es un cuerpo que responde a Máximo Kirchner y Sergio Massa, donde el gobernador tiene una minoría de menos de un tercio en el bloque de hasta ahora 37 legisladores de Unión por la Patria.
Esta ecuación no cambiará del todo con la regla 11. 11.7 establecida para el reparto de bancas. Ese acuerdo significa que de las 29 bancas de la Legislatura que renueva el peronismo, 11 serán para el sector de Kicillof; otras 11 para el sector de Cristina y Máximo Kirchner, y las 7 restantes para el Frente Renovador, de Massa.
La tercera sección es clave. Se renuevan 18 bancas por esta sección, sobre un total de 46 en juego, que terminarán definiendo el nombre del nuevo presidente de la Cámara, desde diciembre próximo. El bloque de UP pone en juego ocho bancas: de estas cuatro responden hoy a Kicillof.
El mandatario necesita mejorar su representatividad. Por eso, apuesta fuerte a Verónica Magario, su vicegobernadora, como candidata testimonial y con ella a Mariano Cascallares, intendente de Almirante Brown, para ejercer finalmente el ordenamiento del cuerpo.
“Cristina Kirchner era la única que medía por fuera de la marca en la única sección que el peronismo se asegura ganar. Sin Cristina no hay otro candidato que mejore la marca. Y se discuten todos los lugares en estas horas”, dijo un intendente. Y agregó: “Máximo no va a ser candidato, pero está endiablado”. Esto es: no soltará la caja que se garantiza con la mayoría de La Cámpora en el bloque de Fuerza Patria. “Es lo único que les queda”, sostuvo otro alcalde que también participa de la negociación.
Cristina Kirchner, principal impulsora de la unidad bajo la consigna Cristina Libre, busca retener su poderío en el corazón del peronismo, desde su lugar de detención.
Máximo Kirchner, que aún tiene dos años como diputado nacional y desistió de reemplazar a su madre, pretende imponer el regreso de Federico Otermín, expresidente de la Cámara durante el escándalo de Julio Chocolate Rigau y actual intendente de Lomas de Zamora.
Otermín, exladero de Martín Insaurralde hasta el escándalo del yategate, conoce el manejo de la caja mayor de la política. Tiene diálogo con Massa y con Kicillof, incluso mejor que Mayra Mendoza, intendente de Quilmes y otras de las apuestas que se barajan desde el espacio.
En la primera sección, donde se renuevan senadores, saldrá ganando el gobernador, ya que allí no pone en juego senadores propios.
Pero el Senado, que preside Verónica Magario, no fue hasta ahora territorio hostil para Kicillof. La vicegobernadora le garantizó el desempate en proyectos claves, como la reelección de concejales y legisladores. Y ordenó el cuerpo para designar más de 200 funcionarios judiciales en lo que va del año. En cambio, la Cámara de Diputados trabó su presupuesto 2025 y la ley que llegó del senado de re elección indefinida de concejales y legisladores.
En la Cámara Baja, Kicillof necesita tener un bloque más grande que el actual, de 37 diputados. Necesita que le responda, sobre todo, a la hora de votar leyes impositivas y endeudamientos.
Más que números, Kicillof necesita músculo político. Hoy se empieza a definir cuantos de los 29 legisladores -19 diputados y10 senadores- que pone en juego Unión por la Patria, el 7 de septiembre serán electos como legisladores propios bajo el sello de Fuerza Patria.
Luego, no sólo habrá que hacer cálculo para determinar cuántos de los 92 diputados y 46 senadores responden al mandatario: más aún, si la elección lo consolida o lo deslegitima ante 44 alcaldes que hasta ahora lo apoyaron entre 88 peronistas, (que son mayoría entre los 135 bonaerenses) quienes al armar sus listas distritales también ponen en juego su gobernanza.