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La hora de los “repatriados”: danza y emoción por el regreso a casa

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La hora de los “repatriados”: danza y emoción por el regreso a casa

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A un año exacto de la irrupción de Repatriados en el calendario cultural, la segunda edición de esta gala de ballet creada por dos bailarines argentinos, Patricio Di Stabile y Lucas Erni con la finalidad de reunir en Buenos Aires a artistas de la danza que hacen su carrera en el exterior, regresó también a la sala mayor del Palacio Libertad. Fue el domingo con dos funciones, buena parte de su plantel renovado y una producción que va poniéndose más ambiciosa en términos de despliegue. En ese sentido, resultó acertada la bienvenida que dio la voz en off del director del espectáculo cuando se apagaron las luces y, para rematar la apertura en video que se desplegó en dos enormes pantallas que oficiaban de telón, anunció “que comience el show”.

Son, principalmente, las vacaciones largas que ya empezaron del otro lado del mundo las que permiten este encuentro de bailarines que trabajan en compañías de danza principalmente de Europa, pero también de América, de Estados Unidos a Uruguay. ¿Quiénes están para sumarse a Repatriados? Aquellos talentos jóvenes que coinciden durante el receso en la vuelta a casa, que retornan a visitar a sus familias y amigos al país donde crecieron y se formaron, pero en el que poco se los vio actuar sobre un escenario.

Y este año la “sensación” de repatriación en la danza argentina se extiende y multiplica, porque también la “liga mayor” de estrellas del ballet nacional, los que encabezan los teatros internacionales (Marianela Núñez en Londres, Ludmila Pagliero en París, Herman Cornejo en Nueva York) está en el país para bailar en la gran celebración del centenario del Teatro Colón.

Detrás de escena de un día con Marianela Núñez en el Teatro Colón

Pero volviendo a la Ballena, la gran sala del centro cultural que a partir de esta propuesta se convirtió también en territorio conquistado para la danza, estuvieron allí el domingo Di Stabile y Erni con la troupe convocada esta vez: Luana Brunetti Mattion (solista del Ballet de Eslovaquia), Emilia Peredo Aguirre (de la Ópera de Rhein, Dusseldorf), Francisco Schilereff (Miami City Ballet), Bárbara Brigatti (Ballet Nacional de Portugal). Lucio Vidal (Berlin Ballet Company) y Lucía Giménez (Ballet Nacional del Sodre, Uruguay). Completaron ese grupo de intérpretes los invitados Luciana Croatto, Felipe Zapiola y Joaquín Crespo Lopes (coreógrafo de una de las obras nuevas que se vieron) y Romina Panelo.

Una de las novedades más auspiciosas y, por lo que significa, uno de los actos más destacados del programa fue la presentación del semillero de Repatriados, conformado por los más chicos, es decir, quienes están estudiando en el exterior, todavía en los umbrales de su carrera profesional, como la gran promesa que es Leonel Galeppi López, de 13 años (al igual que Abril Marcucci formándose en la escuela de la Ópera de París), Elena Barbieri en Nápoles, y Guillermo Rolutti y Mia Parmigiano en Hamburgo. También se sumaron a “repatriados 2025” una serie de clases magistrales gratuitas para contagiar de conocimiento y entusiasmo a estudiantes a partir de los 14 años (por ejemplo, con Paloma Livellara, Matías Oberlin y Daniel Proietto), que continúan hasta el viernes, en la cúpula de ex Palacio de Correos.

No hubo este año títulos de grandes coreógrafos de esos que son verdaderos faros para la danza internacional, como pasó en la edición anterior que incluyó, por ejemplo, un exquisito panorama de obras de John Neumeier (fragmentos de Romeo y Julieta, A simple song, Preludes, Sylvia) y un solo de Christopher Wheeldon. Ahora, la propuesta viró más hacia la combinación de piezas de creadores más nóveles locales puestos en mix con pas de deux de repertorio clásico, dando ingreso además a un predominante uso de recursos audiovisuales.

Al cabo de una hora y media de show y una docena de breves actos, se destacaron por sobre todas las cosas el virtuosismo de Lucas Erni en sus varias participaciones, principalmente de a dos con Peredo en Diana y Acteon; la inquieta búsqueda que define a Di Stabile, que además del tour de force de producción que implica la organización de esta gala dejó ver en el escenario un avance de una obra propia en proceso sobre la trágica vida de Camila O’Gorman a tiempo con el bicentenario de su nacimiento; y un solo, Techno Ballet Odyssey (extracto), que para quien no haya tenido el gusto de disfrutar de Lucio Vidal cuando bailaba en el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín permitió vislumbrar el tenor del artista multifacético en el que se ha convertido.

Una curiosidad para el bonus track: apenas quince minutos después del final de Repatriados 2, varias de las personas que habían presenciado aquella primera función en el Palacio Libertad tomaban rápidamente sus lugares para ver al Ballet Estable del Teatro Colón, con Marianela Núñez (más que una artista invitada, a esta altura, una sensación fenomenal). Pero lo verdaderamente sorprendente de esa corrida por el microcentro, al borde de la teletransportación, quedó de manifiesto cuando se abrió el telón en Libertad 621 y estaba allí sentado Matías Santos, hidalgo caballero de este cuento de aventuras llamado Don Quijote, que un momento antes, pero a trece cuadras de allí, había sido un esclavo: Espartaco. Más allá de todas las conexiones posibles, lo que subyace a la anécdota es una sensación indisimulable: que son días de fiesta para la danza argentina en Buenos Aires.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/danza/la-hora-de-los-repatriados-danza-y-emocion-por-el-regreso-a-casa-nid05082025/

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