La llamativa frase del “hombre imán” sobre el magnetismo de las vacunas contra el Covid que la ciencia básica contradice
José Daniel Fabián, el hombre que afirmó durante un evento del Congreso que las vacunas contra el COVID-19 le habían otorgado ...
José Daniel Fabián, el hombre que afirmó durante un evento del Congreso que las vacunas contra el COVID-19 le habían otorgado “propiedades magnéticas”, volvió a la carga en declaraciones radiales recientes. En una entrevista a Cadena 3, aseguró que se le adherían al cuerpo aluminio, bronce y oro.
Es una frase que contradice principios básicos de la ciencia. Ni el aluminio, ni el bronce ni el oro son objetos “ferromagnéticos”. De hecho, en el posteo que la cuenta de la radio sube a X, los propios usuarios de la red hacen la aclaración.
José fue presentado el jueves pasado en un panel ante el Congreso por una científica del Conicet, Lorena Diblasi, que avaló su posición. El evento anti vacunas fue organizado por una diputada del Pro, Marilú Quiroz.
Pero luego de su protagonismo en el Parlamento, donde se mostró sin remera y con un disco de metal en su pecho, entre otros objetos, José Daniel Fabián especificó en radio que “levanta” objetos que objetivamente no son ferromagnéticos.
Según la clasificación universal de los materiales por su comportamiento magnético, ninguno de esos tres metales presenta propiedades de este estilo. Tampoco es posible que una vacuna contra el Covid cause ese efecto y no hay ningún estudio científico que pruebe eso, al contrario, los que hay refutaron hace 4 años esa teoría que se había viralizado al año de la pandemia.
Polémica y repudio por una acto antivacunas organizado por una diputada del Pro en el CongresoEn la jornada “¿Qué contienen realmente las vacunas?”, que se produjo en el Congreso, Fabián intentó demostrar cómo algunos metales se adherían a su pecho y cabeza. En el auditorio del Anexo A, Fabián fue presentado como un “caso” de efectos secundarios por la vacuna de Covid.
Con la sala en silencio y los organizadores en primera fila, tomó monedas, pequeñas piezas de metal y hasta lo que describió como fragmentos de bronce. Intentó adherirlos a su pecho y cara. Algunos cayeron de inmediato; otros quedaron sostenidos porque los presionaba contra la piel, un gesto que fue interpretado por parte del auditorio como confirmación de su relato. Su intervención duró pocos minutos, pero generó un fuerte rechazo de la comunidad médica.
“Levanto aluminio, bronce y oro”En medio del revuelo por su presentación en la Cámara baja, el hombre le concedió una entrevista a Cadena 3 el pasado fin de semana. Lejos de consolidar su versión, la charla desnudó incongruencias. Fabián aseguró poder “levantar” aluminio, bronce e incluso oro tras haber recibido dos dosis de AstraZeneca.
Sin embargo, sus afirmaciones chocan con hechos científicos verificables. De acuerdo con la clasificación del Departamento de Metalurgia de la Universidad de Birmingham, solo tres metales puros —hierro, cobalto y níquel— poseen propiedades ferromagnéticas. El aluminio, el bronce y el oro no entran en esa categoría.
👉 José Daniel Fabián aseguró en diálogo con Una Mañana Para Todos que tras recibir dos dosis de AstraZeneca, los objetos metálicos se adhieren a su cuerpo. Según su relato, buscó asistencia en distintos hospitales, pero no obtuvo respuestas claras.
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Los especialistas explican que su comportamiento frente a un campo magnético es prácticamente nulo y responde únicamente a fenómenos muy débiles, como el diamagnetismo y el paramagnetismo.
El diamagnetismo es una reacción mínima y opuesta a los campos magnéticos externos —presente en la mayoría de los materiales—, mientras que el paramagnetismo implica una atracción tenue y momentánea cuando hay un imán potente cerca. Ninguno de esos efectos genera fuerzas capaces de producir este tipo de adhesión.
La opinión de los expertosConsultado al respecto, Ramiro Heredia, médico especialista en medicina interna del Hospital de Clínicas José de San Martín (M.N. 117882), complementó: “No tiene explicación biológica. Incluso pacientes que tienen prótesis con aleaciones no padecen este fenómeno. Menos aún podría ser causado por un inyectable”.
En diálogo con LA NACION, calificó el presunto magnetismo del que habló Fabián en la Cámara de Diputados como “una fábula que circuló en redes a partir de grupos antivacunas y que no tiene ningún fundamento científico”.
“Las vacunas covid-19 no generan este efecto ya que no tienen componentes que lo puedan generar. Es más, en ninguno de los sistemas de farmacovigilancia serios que registran metódicamente los eventos adversos de la vacunación han reportado casos de este estilo”, puntualizó.
Y profundizó: “En otras teorías conspirativas, hablaron también de que algunos inyectables alteraban los genes de las células humanas, y así se producía una proteína que contribuía con el magnetismo. Esto es imposible, ya que el material genético que contienen estas vacunas nunca entran al núcleo de la células".
Sobre la posibilidad de que un individuo desarrolle esta “propiedad” en el largo plazo y por estar expuesto a varias dosis, el profesional de la salud fue categórico: “La cantidad que uno debería administrar para que un paciente tenga como efecto adverso el magnetismo es incompatible con la vida humana”.
“Es más, el aluminio que contienen algunas vacunas para generar una mayor respuesta inmune es incluso menor en cantidad a la que consumimos de manera diaria en ciertos alimentos", remarcó.
Heredia se animó además a dar una posible explicación a la demostración del “hombre imán” en el Congreso: “La explicación de este fenómeno probablemente esté en la física, pero no en la biología, y menos en un supuesto evento adversos de las vacunas. La fricción y la tensión superficial podrían explicar parte de este fenómeno”.
La referencia no es casual. En las redes sociales, otros divulgadores científicos ya habían demostrado la falsedad de este mecanismo. Fabricio Ballarini, doctor en Ciencias Biológicas por la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, razonaba en un video de Instagram sobre por qué ciertos objetos —incluso los que no están magnetizados— podían quedar momentáneamente adheridos a la zona de aplicación de la vacuna.
“Se debe a la tensión superficial, que es como la ‘piel’ del agua: una capa muy fina que puede sostener objetos livianos, como un clip o una aguja”, señaló. Ese mismo principio, sumado al leve sudor o humedad natural de la piel, pueden generar “una especie de pegatina” que hace que materiales comunes —desde una cucharita de plástico hasta migas de pan— se mantengan fijados por algunos segundos.
Heredia aprovechó la charla con este medio para dar una opinión sobre el acto antivacunas en líneas generales. “Es gravísimo y de una irresponsabilidad institucional absoluta. El hecho de que una legisladora , no médica, hable de los supuestos efectos adversos de vacunas que conocemos ya desde hace años y que probaron su seguridad y eficacia en ensayos clínicos controlados es de una liviandad llamativa”, dijo.
Y cerró, con un dejo de preocupación: “Alimentar teorías conspirativas y dar estos debates en lugares como el Congreso de la Nación, sin el rigor científico que amerita un tema tan serio, contribuyen a la disminución de las coberturas de vacunas, que en definitiva es el factor principal por el que en el año 2025 estamos viendo muertes, principalmente en niños pequeños, por enfermedades como el sarampión y la tos convulsa”.