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Le dispararon cinco veces para robarle la moto y lo salvó un zapallo que llevaba en la mochila

J.G., de 39 años, estuvo a un paso de la muerte tras ser emboscado de forma salvaje por tres motochorros en la localidad de Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora. Los delincuentes le dispara...

Le dispararon cinco veces para robarle la moto y lo salvó un zapallo que llevaba en la mochila

J.G., de 39 años, estuvo a un paso de la muerte tras ser emboscado de forma salvaje por tres motochorros en la localidad de Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora. Los delincuentes le dispara...

J.G., de 39 años, estuvo a un paso de la muerte tras ser emboscado de forma salvaje por tres motochorros en la localidad de Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora. Los delincuentes le dispararon cinco veces a quemarropa, decididos a quitarle la moto Rouser que había comprado apenas tres meses atrás. Según advirtieron fuentes oficiales a LA NACION, fue su mochila –cargada de objetos– la que absorbió el impacto de los proyectiles, convirtiéndose en un escudo improvisado que le salvó la vida de milagro.

El violento asalto, ocurrido el jueves por la tarde noche en la intersección de la Avenida General Martín Rodríguez y Claudio De Alas, sembró el pánico en toda la cuadra. Comerciantes, clientes y automovilistas fueron testigos de la brutal escena sin poder hacer nada para detenerla.

Según relataron a LA NACION allegados de la víctima, J.G. por los motochorros que se desplazaban en dos motos y lo emboscaron con una violencia implacable, sin darle siquiera un segundo para reaccionar. “Estaba regresando de trabajar, después de hacer horas extras. Lo interceptaron a las 19.45, a apenas cinco cuadras de su casa”, contó con angustia María, amiga de la víctima y vecina del barrio, en diálogo con LA NACION.

El hombre, en un acto desesperado, intentó resistirse al asalto, lo que desató una lluvia de balas. De los cinco disparos, varios dieron de lleno en su cuerpo. Pero, la tragedia no se consumó gracias a un insólito escudo: la mochila colgada sobre su pecho absorbió el impacto de las balas y evitó que lo mataran en el acto. Lo que nadie podía prever es que su vida quedaría protegida por algo tan frágil como un zapallo, un shampoo, una crema de enjuague, un jabón y una campera. Objetos que, de forma casi milagrosa, se convirtieron en su armadura improvisada frente al casi fatal ataque.

“Pensamos que el zapallo le salvó la vida. El impacto no fue letal, porque le tiraron de cerca. Usaron dos pistolas de diferentes calibres para dispararle”, reconoció María en diálogo con LA NACION.

Aunque el brutal ataque no terminó en tragedia, las heridas fueron graves. Uno de los disparos destrozó su mano izquierda, otro atravesó su muslo izquierdo —dejando orificio de entrada y salida—, y una tercera bala lo rozó en la pierna derecha. En medio del caos, un vecino lo trasladó de urgencia al Hospital Interzonal Luisa Cravenna de Gandulfo, donde recibió las primeras atenciones. Más tarde fue derivado a la Clínica IMA, donde debió ser intervenido quirúrgicamente. Pese a la violencia extrema con la que actuaron los motochorros, J.G. logró sobrevivir y actualmente se encuentra fuera de peligro.

“Antes de que llegue el patrullero y la ambulancia, un vecino lo tuvo que llevar al hospital. Había demasiada sangre, pensamos que se moría. Primero lo atendieron en el Gandulfo. Le sacaron la bala, sin anestesia, de la mano izquierda. Después lo trasladaron a IMA. Ahí lo durmieron con anestesia y le operaron parte del hueso del pulgar, lo tenía destruido. Todavía no le dieron el alta en IMA, pero está fuera de peligro”, indicó María a LA NACION.

Los agresores huyeron rápidamente con la moto que la víctima usaba para trabajar. Aunque la policía bonaerense desplegó un operativo cerrojo en la zona, hasta el momento no hay detenidos.

En cuanto a la motocicleta sustraída, tanto los vecinos como los investigadores manejan la hipótesis más oscura: habría sido desguazada pieza por pieza y luego incendiada para borrar cualquier rastro, con la intención de vender sus partes en el mercado negro.

Las imágenes, captadas por las cámaras de seguridad del municipio y de los comercios, están siendo analizadas para intentar reconstruir el recorrido de los atacantes y dar con sus identidades. Aunque, según los vecinos consultados por LA NACION, habría indicios firmes sobre el paradero de los responsables y de la moto, que serían conocidos del barrio.

“Los tres delincuentes tienen máximo 20 años. Son del barrio. Los conocemos. Siguen caminando como si nada. Tenemos hasta las cuentas de Instagram, donde publicaron fotos con la moto de J.G, presumiendo el robo. J.G. le pasó a la fiscalía la dirección de donde viven, las fotos con la moto, los nombre de estos chicos, y la dirección del lavadero donde está la moto de J.G – a seis cuadras de su casa. Pero no hacen nada. El viernes J.G, hizo la denuncia de forma virtual y adjuntó toda la evidencia, pero ni siquiera lo llamaron a ratificar su declaración ni procedieron con ningún allanamiento”, agregó María en diálogo con LA NACION.

“No hay horarios. 24/7 roban autos, motos, celulares, y comercios. No podés frenar en ningún lado. Vivimos con miedo y pendientes del grupo de vecinos donde nos avisamos constantemente todos los movimientos: cuando saltan por los techos de las casas, los autos y motos que merodean, si los que sacan la basura son empleados de verdad o si están fichando, etcétera. Hace cuatro meses me robaron la moto 0 km. Hace menos de dos semanas lo pusieron contra la pared a mi hermano para robarle en la puerta de casa. A Bunge yo directamente no voy, es zona liberada. Los comerciantes cierran a la misma hora para que nadie quede expuesto, intentan volver juntos. Todos sabemos que se escapan por 9 de abril, Bunge y Fiorito. Hay dos problemas: la policía no tiene recursos y tampoco ganas de trabajar. Cuando llamamos al 911, tardan mucho y cuando llegan nos tratan con desprecio. La secuencia de J.G, salió en la cámara de seguridad municipal, ¿nadie estaba monitoreando?”, sentenció María en diálogo con LA NACION.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/seguridad/le-dispararon-cinco-veces-para-robarle-la-moto-y-lo-salvo-un-zapallo-que-llevaba-en-la-mochila-nid22072025/

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