Lo último Escuchar artículo

Lori Beer: “Para JP Morgan, la Argentina es un centro global de tecnología”

Cuando Lori Beer eligió estudiar ingeniería, difícilmente imaginó que décadas más tarde estaría liderando la estrategia tecnológica del banco más grande del mundo. Desde hace once años fo...

Lori Beer: “Para JP Morgan, la Argentina es un centro global de tecnología”

Cuando Lori Beer eligió estudiar ingeniería, difícilmente imaginó que décadas más tarde estaría liderando la estrategia tecnológica del banco más grande del mundo. Desde hace once años fo...

Cuando Lori Beer eligió estudiar ingeniería, difícilmente imaginó que décadas más tarde estaría liderando la estrategia tecnológica del banco más grande del mundo. Desde hace once años forma parte de JPMorgan Chase, y hoy, como Chief Information Officer global, está al frente de un equipo de más de 60.000 personas. En un contexto donde la inteligencia artificial avanza más rápido que las regulaciones, su rol se volvió tan estratégico como complejo.

En una entrevista con LA NACION durante su visita a Buenos Aires, Beer destacó el lugar que la Argentina ocupa dentro de la estructura global del banco: lo que empezó como un centro de operaciones regional se transformó en un hub tecnológico con impacto mundial. “Nuestros equipos acá están construyendo soluciones que se implementan en todo JP Morgan”, aseguró, destacando el avance económico de los últimos dos años. También habló de IA generativa, ciberseguridad, talento y el delicado equilibrio entre innovación, riesgo y confianza.

—¿Cuáles son hoy las principales prioridades de inversión tecnológica dentro de JP Morgan?

—Mucho de lo que invertimos va dirigido a construir experiencias digitales sólidas para nuestros clientes de los servicios que ofrecemos. Por otro lado, estamos enfocados en hacer las inversiones necesarias para modernizar continuamente nuestra tecnología. Además, estamos invirtiendo fuertemente en el área de datos e inteligencia artificial. Y no se trata solo de IA, sino del volumen de datos que manejamos. Lo importante es cómo organizamos esos datos, cómo los líderes del negocio se apropian de ellos, y cómo los integramos con la tecnología. Y por último, está la protección del banco. Somos un negocio que se basa en la confianza. Así que las inversiones críticas que hacemos en resiliencia y ciberseguridad son fundamentales.

— ¿Cuáes son los casos de uso de inteligencia artificial que ya se están implementando a gran escala?

—Cuando pensamos en inteligencia artificial, y en qué es lo que le da vida, es todo: desde la infraestructura subyacente que respaldamos, tanto nuestro trabajo en la nube pública como en nuestros propios centros de datos, hasta las plataformas que desarrollamos y que nos dan una escala increíble. Un punto importante son los datos, esenciales para potenciar a la inteligencia artificial. En este sentido, nosotros tenemos plataformas de datos en todas nuestras líneas de negocios que nos permiten organizar y usar esta información como el combustible para la tecnología.

Después, por supuesto, están las plataformas de inteligencia artificial que construimos —incluso tenemos, en un desarrollo temprano, plataformas que nos permiten crear agentes a medida. Invertimos mucho, y esa inversión viene creciendo ya que el valor que estamos generando, tanto con inteligencia artificial tradicional como generativa, también es exponencial.

—¿Cuáles son los beneficios de la incorporación de las tecnologías?

—El primero es en la ingeniería de software. Es ahí donde estamos viendo las primeras ganancias donde una de las mayores oportunidades es cómo podemos habilitar a nuestros ingenieros para que entreguen soluciones más rápido al negocio. Nos estamos enfocando especialmente en cómo aplicar asistentes de codificación basados en inteligencia artificial generativa para ayudarlos. Teniendo en cuenta que hasta un 30% de su tiempo se dedica a tareas de codificación, trabajamos con dos asistentes que están mejorando significativamente su productividad.

El segundo lugar tiene que ver con nuestras operaciones tecnológicas a gran escala. Usamos inteligencia artificial para detectar anomalías, lo que nos permite reemplazarlos antes de que haya un impacto. También aplicamos inteligencia artificial para gestionar los millones de cambios que implementamos por año. Cuando hay un problema en producción, necesitamos entender rápidamente qué cambio pudo haberlo provocado. La inteligencia artificial nos permite detectar e identificar con agilidad errores relacionados con modificaciones en el sistema.

El tercer beneficio se ve en la gestión del riesgo y la seguridad. Si pensamos en nuestro negocio de pagos, es un blanco atractivo para amenazas. Por eso, la ciberseguridad y la protección que necesitamos alrededor de ese ecosistema son críticas. Cada vez que integramos una nueva tecnología, debemos asegurarnos de que sea segura. Y por último, vemos ventajas en la experiencia del empleado. Estamos trabajando con Microsoft, además de otras herramientas de colaboración, para facilitar tareas como la generación de resúmenes automáticos. Estamos probando y explorando varias soluciones que apunten directamente a mejorar la productividad del equipo.

—Liderás un equipo del tamaño de una empresa tecnológica, con unas 60.000 personas. ¿Cuáles son hoy las habilidades más demandadas dentro de ese equipo? ¿Qué están buscando en los futuros candidatos?

—Todavía hay una gran necesidad de mantener una práctica sólida en ingeniería de software. A medida que avanzamos hacia este mundo de agentes nuestros ingenieros necesitan seguir teniendo pensamiento crítico y una comprensión profunda de la ingeniería de sistemas complejos pero que también sean nativos en inteligencia artificial. Tienen que saber cómo diseñar prompts efectivos, cómo hacer las preguntas correctas para aprovechar al máximo la generación de código, y también validar que el sistema que estamos construyendo sea escalable, resiliente y eficiente. Además, tienen que pensar en cómo resolver problemas de negocio infundiendo capacidades de agentes inteligentes.

También seguimos necesitando recursos fuertes en el área de ingeniería de datos, porque los datos son el combustible de todo esto. Necesitamos talento tecnológico que sepa organizar datos, junto con perfiles en ciencia de datos. Otro aspecto clave es tener habilidades profundas de ingeniería para construir plataformas. Las plataformas tienen un enorme potencial. Y, por supuesto, también necesitamos perfiles muy sofisticados en ciberseguridad, especialmente en ingeniería de seguridad.

—¿Qué impacto está teniendo la tecnología en la manera en que estructuran sus equipos y planifican la estrategia de talento a largo plazo?

—Siempre estuvimos comprometidos con la idea de que, si pensás lo suficientemente a futuro, podés planificar tu estrategia de talento. Lamentablemente, lo que vimos en algunas consultoras y empresas tecnológicas —hablando en términos generales— es que contrataron en exceso durante la pandemia. Así que creo que lo clave hacia el futuro no es solo cómo mejorar la codificación, sino cómo pensamos el trabajo dentro del contexto de estos equipos de producto. En nuestro caso, estamos repensando las formas de trabajo.

—La inteligencia artificial abre enormes posibilidades, pero también introduce nuevos riesgos, especialmente en lo que respecta a la protección de datos financieros sensibles. ¿Cómo está abordando JP Morgan los desafíos de ciberseguridad en esta nueva era de operaciones impulsadas por IA?

—Somos un negocio basado en la confianza, y tomamos esa responsabilidad muy en serio. Trabajamos con más del 90% de las empresas del Fortune 500 y movemos 10 billones de dólares por día. Eso implica una gran responsabilidad. Nuestro enfoque parte del concepto de gestión de riesgos. No se trata solamente de evitar incidentes, sino también de construir capacidades que nos permitan detectar, aislar y mitigar riesgos lo más rápido posible.

Por eso, en ciberseguridad implementamos múltiples capas de defensa. Usamos controles preventivos siempre que se puede, pero también tenemos un fuerte enfoque en los controles detectivos, para poder actuar rápidamente ante cualquier amenaza. Además, nos asociamos con grandes empresas tecnológicas y fintechs para asegurarnos de que comprendan nuestros estándares. Estas alianzas también nos ayudan a identificar posibles vulnerabilidades de seguridad. Para nosotros, la seguridad no es una preocupación secundaria. Es la prioridad número uno.

—¿Cómo navega JP Morgan este panorama regulatorio fragmentado y poco claro en relación a la inteligencia artificial?

—Nosotros operamos a nivel global. En Estados Unidos, aunque no exista una regulación federal, trabajamos con cada estado. Pero la Unión Europea fue muy proactiva, no solo desde una perspectiva competitiva, sino que ya ha establecido ciertas regulaciones. Tenemos equipos de políticas públicas en todo el mundo que trabajan activamente para ayudar a informar y a generar entendimiento sobre cómo encontrar un equilibrio entre innovación y protección, y sobre cómo debería ser una buena regulación. Siempre buscamos condiciones de competencia equitativas.

—A medida que la economía cripto sigue expandiéndose y evolucionando, ¿qué rol ves para los bancos tradicionales como JP Morgan dentro de este nuevo ecosistema financiero? ¿El objetivo es integrarse, competir o regular desde adentro?

—Llevamos muchos años siendo inversores de largo plazo en tecnología blockchain y en registros distribuidos, por varias razones. Lo hacemos, entre otras cosas, para aprender. Incluso creamos un negocio en torno a esto. Hoy el escenario es distinto. Siempre distinguimos entre lo que queremos hacer como empresa y lo que debemos hacer para apoyar a nuestros clientes. En general, tratamos de mantener una agilidad estratégica: tenemos mucho conocimiento sobre la tecnología subyacente, y van a ver que empezamos a hablar de nuevos pilotos y pruebas de concepto que buscan apoyar a nuestros clientes en los activos que quieren usar o conservar.

Justamente hoy hicimos público un anuncio donde ahora es posible vincular una billetera cripto a una cuenta bancaria, y usar las recompensas de nuestras tarjetas de crédito para cargar esa billetera. Es una forma concreta de apoyar a nuestros clientes, y eso es lo que guía muchas de nuestras decisiones: cómo nos relacionamos con las blockchains públicas y cómo damos soporte a sus necesidades. Este nuevo desarrollo es parte de una colaboración entre JP Morgan y Coinbase, y nos lleva a pensar en cuestiones como si un cliente quiere mantener esos activos, ¿cómo lo ayudamos a hacerlo de forma segura?

-¿Creés que puede haber un escenario en el futuro donde el banco tradicional tal como lo conocemos hoy no exista más?

—No creemos que ese sea el caso. Cuando uno piensa, en términos fundamentales, en dónde quieren guardar su dinero los consumidores, sigue habiendo una preferencia clara: la gente quiere guardar su dinero en una empresa en la que confía. Ahora bien, ¿cómo se desarrollará esto a muy largo plazo? Es difícil saberlo. Si bien hay mucho ruido en torno a las stablecoins, aún no está claro cómo van a despegar. Históricamente hubo muchas críticas alrededor de ciertos activos cripto —en especial por su falta de respaldo por su volatilidad, y por los riesgos asociados, tanto desde el lado institucional como del lado del consumidor.

—Desde la perspectiva de JP Morgan, ¿cómo se posiciona la Argentina en comparación con otros mercados de América Latina en términos de madurez en banca digital, adopción de tecnologías financieras y apertura a la innovación? ¿Qué rol juega hoy el país dentro de su estrategia regional bancaria y tecnológica?

—Lo que hace única a Argentina para nosotros es que aquí decidimos establecer un centro crítico de operaciones y tecnología, que incluso ha empezado a expandirse hacia roles de negocio. Estamos aprovechando al máximo el ecosistema de talento increíble que hay acá. Lo notamos desde el primer día. Hoy tenemos más de 1300 personas en tecnología trabajando en el país —casi 1400—, algo que partió desde cero. Entonces, el rol único que juega Argentina tiene mucho que ver con cómo estamos potenciando esas capacidades locales y ese talento diverso.

Desde mis primeras visitas, cuando recién arrancábamos con esta sede, hasta ahora, ha sido impresionante ver cómo los equipos locales ya no solo apoyan a la región, sino que desarrollan soluciones con impacto global. Además, países como Argentina están mucho más avanzados que Estados Unidos en ciertas áreas como pagos digitales y digitalización. Por ejemplo, acá tenemos un equipo que está desarrollando la capacidad de pagos con QR, algo en lo que las empresas locales han sido pioneras. Eso nos ayuda incluso a escalar estas tecnologías a otros mercados. Así que pasamos de un modelo donde Argentina apoyaba regionalmente, a que hoy sea un centro global de tecnología y corporativo para nosotros.

—JP Morgan publicó recientemente un informe titulado “Argentina: tomando un respiro”, en el que sugiere una reducción de la exposición local en el corto plazo. Desde tu rol global como CIO, ¿cómo evaluás el panorama financiero actual del país?

—Nosotros atravesamos los desafíos. Hemos estado presentes en Argentina incluso en los momentos difíciles. Queremos asegurarnos de que la rotación de personal siga siendo baja, como lo es ahora. Pero es cierto que la volatilidad y la cuestión cambiaria son un desafío. Por eso, esperamos que muchos de los cambios recientes y la trayectoria positiva que estamos viendo, continúen. Desde el punto de vista del empleador, eso es clave para poder mantener nuestra base de talento.

Hoy da la sensación de que el país está avanzando en una dirección positiva. Pero también sabemos que hay muchas cosas por venir: una elección muy importante, por ejemplo. La estabilidad es buena, y es alentador ver que hay inversión para que la economía se vuelva más saludable. Eso apoya el empleo, y también nos permite mantener y hacer crecer esta operación en el país.

—¿Sentiste un cambio radical en los últimos años?

—Sin duda lo sentimos. Cuando estás en un entorno de alta volatilidad, todos estamos tratando de adaptarnos, pero eso genera disrupción en la fuerza laboral. La estabilidad que estamos viendo ahora nos ha permitido operar con uno de los niveles más bajos de rotación entre todos nuestros centros tecnológicos. Y eso se traduce en una gran oportunidad: hacemos muchas inversiones en formación, recapacitación y crecimiento del talento. Tenemos personas que antes trabajaban en nuestro servicio de asistencia técnica y que hoy están desarrollando soluciones automatizadas para resolver problemas. Ese tipo de evolución interna es muy valiosa. Por eso, la estabilidad del empleo y todos los factores que la sostienen son esenciales para nosotros.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/IA/lori-beer-para-jp-morgan-la-argentina-es-un-centro-global-de-tecnologia-nid04082025/

Comentarios
Volver arriba