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“Los dólares o tus dedos”: un artesano fue víctima de un asalto de película que lo dejó sin ahorros y sin paz

Lo tiraron al suelo, lo ataron, lo golpearon y amenazaron con cortarle las falanges con un cuchillo si no les entregaba el dinero. Así, dos encapuchados sorprendieron a un artesano mientras cenaba...

“Los dólares o tus dedos”: un artesano fue víctima de un asalto de película que lo dejó sin ahorros y sin paz

Lo tiraron al suelo, lo ataron, lo golpearon y amenazaron con cortarle las falanges con un cuchillo si no les entregaba el dinero. Así, dos encapuchados sorprendieron a un artesano mientras cenaba...

Lo tiraron al suelo, lo ataron, lo golpearon y amenazaron con cortarle las falanges con un cuchillo si no les entregaba el dinero. Así, dos encapuchados sorprendieron a un artesano mientras cenaba en su casa de la localidad de Arturo Seguí, en La Plata, y le sustrajeron plata, el celular, una notebook y le vaciaron las cuentas.

“¡Sabemos que tenés plata!”, le gritaban, mientras uno lo apuntaba con un revólver y el otro lo obligaba a desbloquear el teléfono móvil. Le robaron 240.000 pesos en efectivo, otros 120.000 desde su cuenta de Mercado Pago, el celular, la computadora personal, dos mochilas y un reloj.

Según se informó, la víctima, de 58 años, había terminado de comer y acababa de levantar su plato de la mesa, donde tenía la computadora encendida. Hasta que la violencia abrió paso como una patada de furia que partió en dos el silencio de la noche.

Del otro lado del vidrio, dos hombres encapuchadas y armados golpeaban la puerta principal y gritaban sin piedad: “¡Abrí, te vendieron, dame los dólares!”.

Eran alrededor de las 22, en la vivienda platense ubicada en la calle 207, cuando la rutina del artesano –que vive de su trabajo manual– fue interrumpida de forma dramática.

Presa del miedo, abrió la puerta sin resistencia. Los asaltantes desataron el caos apenas cruzaron la puerta, gritando con furia y pateando sin tregua. Lo derribaron de un empujón, lo molieron a golpes y generaron sobre la víctima un tormento físico y psicológico que parecía no tener fin.

“¡Dame los dólares, te vendieron, sabemos que tenés plata!”, le gritaban constantemente al artesano, mientras uno de los ladrones lo aprisionaba sin piedad y el otro saqueaba cada rincón.

Aunque el dueño se esforzaba por aclarar la situación, diciendo que apenas era un artesano y que no guardaba grandes sumas, los ladrones lo ignoraban. Admitió que tenía en la casa $240.000 en efectivo y se los entregó. Pensó que con eso terminaría todo. Pero el calvario apenas comenzaba.

Desde afuera, una tercera voz se escuchaba por handy o celular. No estaban solos y alguien los apuraba: “Dale, vámonos, no ves que no tiene nada”, decía.

Mientras uno los instaba a irse, el otro asaltante insistía: “¡Acá hay más, buscá bien!”, repetía. En medio de ese pulso frenético entre amenazas y forcejeos, la violencia crecía como una ola imparable.

Al artesano lo estrellaron otra vez contra la pared y lo arrojaron al suelo. Le volvieron a mostrar un revólver cargado a centímetros del rostro. La escena era de una crueldad escalofriante. “¿Ves que tengo balas?”, le susurró, mientras le mostraba el tambor repleto a centímetros del rostro, como una sentencia inminente.

La codicia no terminó ahí. Le arrebataron el celular, lo obligaron a desbloquearlo y le cambiaron la contraseña. En segundos, accedieron a su cuenta de Mercado Pago y transfirieron otros 120.000 pesos.

Pero querían más. Se dirigieron a la segunda vivienda ubicada en la parte trasera del mismo terreno. Irrumpieron a la fuerza, reventando la puerta. Adentro, destrozaron muebles, arrancaron cuadros de las paredes y dieron vuelta cada rincón con desesperación brutal, como si buscaran una caja fuerte fantasma que jamás estuvo allí.

La víctima seguía acorralada en el piso, dolorida y en shock. Como si fuera poco, uno de los agresores agarró un cuchillo de cocina y se lo apoyó en la mano. “¡Te vamos a cortar los dedos, decinos dónde está la plata!”, insistió el delincuente. El miedo del artesano era absoluto.

Desde la oscuridad exterior, la voz del tercer encapuchado retumbaba con urgencia: “Apúrense, va a venir alguien”. Al artesano le ataron las manos con una remera hecha trapo y lo abandonaron como si fuese un desecho en el baño, inmóvil, vulnerable.

Antes de irse, lanzaron una advertencia escalofriante: “No mires para ningún lado. Nos vamos a la casa de al lado. Te va a ser fácil desatarte”. Y se esfumaron en la oscuridad, dejando al hombre atado, vencido y sin pistas de hacia dónde se habían ido.

Cada segundo fue una tortura hasta que logró soltarse y pedir ayuda al 911. No obstante, cuando la policía llegó, ya era tarde. La investigación quedó en manos de la Justicia bonaerense, que por estas horas intenta reconstruir lo ocurrido y dar con los responsables del violento asalto.

Sin embargo, aún no lograron determinar con precisión el recorrido de los delincuentes ni identificar a los autores del hecho. Hasta el momento, no hay detenidos, ni cámaras que hayan captado su huida.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/seguridad/los-dolares-o-tus-dedos-un-artesano-fue-victima-de-un-asalto-de-pelicula-que-lo-dejo-sin-ahorros-y-nid16072025/

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