Los estudiantes del Carlos Pellegrini levantaron finalmente la toma
La Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA), levantó la toma este viernes por la tarde, según confirmaron a este medio desde su Centro d...
La Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA), levantó la toma este viernes por la tarde, según confirmaron a este medio desde su Centro de Estudiantes. El Colegio Nacional de Buenos Aires, también bajo la órbita de la UBA, continuaba en asamblea al cierre de esta edición para definir si seguía con la medida.
Ambos colegios habían iniciado las tomas el miércoles 11 de junio, tras una serie de asambleas estudiantiles motivadas por el rechazo de la ratificación de la condena judicial a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y en un contexto de creciente malestar por la situación política, económica y educativa del país. La protesta luego se replicó en al menos seis escuelas públicas porteñas, pero las medidas comenzaron a levantarse progresivamente a lo largo de la jornada de este viernes.
Según confirmaron a LA NACION desde el Ministerio de Educación de la ciudad de Buenos Aires, las tomas en las seis escuelas de la órbita local —Mariano Acosta, Liceo 9, Julio Cortázar, IES Juan B. Justo y la Escuela de Música Juan Pedro Esnaola— también fueron desactivadas entre la mañana y el mediodía. Así, quedó desarticulado el conflicto que había interrumpido las actividades académicas desde el miércoles.
Cómo empezó todoEl punto de partida fue el martes 10 de junio, cuando se conoció la decisión de la Corte Suprema de Justicia que ratificó la condena a la exmandataria. Ese mismo día comenzaron las primeras ocupaciones en el ámbito universitario: estudiantes de las facultades de Filosofía y Letras y de Ciencias Sociales de la UBA resolvieron tomar los edificios en señal de protesta. Junto con el rechazo al fallo judicial, los reclamos incluyeron el ajuste presupuestario, la pérdida del poder adquisitivo del salario docente y la crítica situación en áreas como salud, ciencia y educación pública.
Al día siguiente, el miércoles 11, el conflicto se trasladó al nivel preuniversitario. Las primeras instituciones en ser tomadas fueron el Colegio Nacional de Buenos Aires, ubicado en Bolívar 263, y la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, en Marcelo T. de Alvear 1851. Ambas dependen administrativamente de la Universidad de Buenos Aires y no del Ministerio de Educación porteño. La decisión fue tomada en asambleas convocadas por los centros de estudiantes ese mismo mediodía, y oficializada pocas horas después.
Esa misma tarde, la conducción del Pellegrini envió una comunicación formal a las familias para informar que la ocupación impedía garantizar las condiciones laborales mínimas del personal, y que por lo tanto todas las actividades académicas y administrativas quedaban suspendidas hasta nuevo aviso. “El Centro de Estudiantes nos notificó que realizarán una toma de la escuela. Las autoridades no podemos responsabilizarnos de la integridad de las/os estudiantes ni de las acciones que estos tomen en la escuela mientras dure la toma. En este sentido, quedan suspendidas todas las actividades académicas y administrativas, las cuales serán restablecidas cuando se levante la medida. De igual manera, deberá cumplirse la restricción del ingreso de adultos a la escuela”, indicaron las autoridades en el mensaje difundido por WhatsApp el miércoles por la noche.
En el Colegio Nacional de Buenos Aires, aunque no se emitió una comunicación institucional, el Centro de Estudiantes tomó una decisión similar tras la asamblea del mediodía. En diálogo con este medio, sus representantes explicaron que la medida se resolvió en rechazo de la situación política general, y que la resolución judicial contra Cristina Fernández de Kirchner fue “la gota que rebalsó el vaso”, en un contexto de creciente malestar entre los estudiantes.
En diálogo con LA NACION, Delfina Carbajal, presidenta del Centro de Estudiantes del Pellegrini (CECaP), y Laura Zukerfeld, secretaria general, explicaron cómo se resolvió la ocupación: “Fue una discusión larga y no fue fácil, pero entendimos como juventud y como centro de estudiantes que hoy la democracia está en peligro y que tenemos la posibilidad y la obligación de defenderla”. Ambas remarcaron: “El contexto social y político es muy difícil y nos tiene muy preocupados como juventud. Nos preocupa la situación democrática, pero también cuál va a ser nuestro futuro”.
Si bien el fallo judicial funcionó como disparador, las voceras aclararon que la toma no respondió a una consigna partidaria, sino a una preocupación general por la institucionalidad democrática y las condiciones de vida en el país: “Esto no es una cuestión partidaria. La preocupación es general y colectiva, porque afecta a la república y al sistema democrático”, subrayaron.
El presidente del Centro de Estudiantes del Nacional Buenos Aires coincidió en esa lectura. “Estamos tomando básicamente por los ataques a la democracia que se vienen viviendo, tanto lo de Cristina como lo de Grabois, entre otros motivos. Son ataques a la democracia”, expresó durante la toma.
A estas medidas se sumó un paro nacional convocado por los gremios docentes universitarios Conadu y Conadu Histórica, que paralizó la actividad académica en las instituciones públicas de nivel superior desde el miércoles 11 hasta el jueves 12. La confluencia entre las tomas estudiantiles y la huelga docente derivó en una virtual paralización de toda la actividad educativa dependiente de la UBA.
El conflicto no solo no se descomprimió el jueves, sino que se profundizó. Ese mismo día, al mediodía, comenzaron a sumarse nuevas escuelas a la medida de fuerza. De acuerdo con fuentes del Ministerio de Educación porteño, se trató de seis establecimientos: el Mariano Acosta, el Liceo 9, el Julio Cortázar, el IES Juan B. Justo, el Lenguas Vivas y la Escuela de Música Juan Pedro Esnaola. Desde la agrupación La Cámpora Secundarios, en cambio, sostenían que eran diez las escuelas tomadas.
Las nuevas tomas también fueron decididas por asambleas y difundidas a través de redes sociales, donde los centros de estudiantes publicaron consignas en línea con las que ya circulaban en las facultades: “Escuela tomada”, “En defensa de la democracia”, “No al ajuste”. Las publicaciones señalaron que las medidas se enmarcaban en un contexto de recortes, crisis educativa y retrocesos institucionales.
Sin embargo, tras apenas un día de ocupación, las escuelas porteñas comenzaron a desactivar las tomas. Desde el Ministerio de Educación confirmaron a LA NACION que durante la mañana y el mediodía del viernes 13 las medidas se fueron levantando progresivamente en todos los establecimientos. Por su parte, las tomas iniciadas el miércoles en ambos colegios dependientes de la UBA comenzaron a definirse este viernes. Desde el Centro de Estudiantes del Pellegrini informaron a este medio que el levantamiento se resolvió tras las asambleas estudiantiles realizadas por la tarde. Con el fin del paro docente nacional y el cierre progresivo de las ocupaciones, las clases comenzaron a reanudarse en todos los niveles. En tanto, en el Colegio Nacional de Buenos Aires, al cierre de esta edición, los estudiantes continuaban reunidos en asamblea para decidir si mantenían o no la toma.