Opinión: momento de encontrarse desde las coincidencias para que el campo exprese su potencial
Estos días tuve el honor de jurar una categoría de caballos criollos en la Exposición Rural de Palermo 2025. Una exposición a la cual concurro desde mi infancia como tantos productores de nuest...
Estos días tuve el honor de jurar una categoría de caballos criollos en la Exposición Rural de Palermo 2025. Una exposición a la cual concurro desde mi infancia como tantos productores de nuestro país.
Quiero felicitar a la Sociedad Rural Argentina (SRA) por la gran exposición organizada, donde además de mostrarse lo mejor de la genética de cada raza, como siempre acerca el campo a la ciudad. El sector agropecuario en su conjunto vive momentos difíciles, y había mucha expectativa sobre las posibles medidas anunciadas.
Si bien es una primera señal, la baja de las retenciones anunciada poco cambia la falta de rentabilidad tanto de algunos cultivos tradicionales como de las economías regionales. El valor de la divisa no es competitivo para equilibrar las estructuras de costos del sector agropecuario. A la ganadería ovina patagónica no le va bien. Tampoco a los productores de fruta de pepita y carozo de los valles irrigados, ni que hablar a los ajeros que poco pudo exportarse desde Cuyo y que en algunos casos ni siquiera cosecharon.
El costo en dólares de producir un cajón de limones en Tucumán es prácticamente el doble que hacerlo en Sudáfrica. Así podríamos nombrar la mayoría de las economías regionales: forestal, fruta dulce, yerba, vitivinícola, miel, y demás. Y las economías regionales no tienen retenciones, el problema es otro, es de falta de rentabilidad y competitividad.
Leí los informes de Néstor Roulet que demuestran que, a pesar de la rebaja de retenciones, aún algunos cultivos y a la soja en campo arrendado aún no le cierran los números. Comparto lo expresado por Roberto Domenech en su despedida como presidente de la industria avícola (CEPA) cuando dijo que este momento tiene mucho que ver con los noventa.
Personalmente creo que se asimila al final de la Convertibilidad, donde el sector perdía rentabilidad, había muchos sectores en problemas y comenzaba el proceso de endeudamiento del sector agropecuario. Y qué paradoja: en aquel momento también algún sector de la dirigencia aplaudía a Menem mientras muchos sectores del interior profundo nos caíamos y desaparecían productores día a día.
El campo argentino es ganadero por naturaleza, y hoy por suerte a la ganadería bovina le va bastante bien, con buenos precios. Solo así se entiende el por qué de tanta paciencia y acompañamiento a la política económica. O quizás las heridas generadas ante tantos errores del pasado, las malas intervenciones en las cadenas de carne, trigo y leche por ejemplo, hayan dejado sus huellas muy marcadas.
Fue muy importante escuchar a Nicolás Pino pedir se ponga el ojo en el Senasa. Seguramente tiene información de la lamentable situación que vive el Servicio. Si bien la motosierra no fue la tradicional, la pérdida del salario de los profesionales y trabajadores ha determinado que más de 500 agentes, entre ellos los mejores, hayan abandonado el organismo. Sumado a ello al desfinanciamiento permanente del organismo, que paraliza las funciones mínimas de policía sanitaria: a modo de ejemplo hoy no posee los antígenos suficientes para poder garantizar las importaciones/exportaciones de reproductores.
A ello debemos sumar la inestabilidad institucional del organismo, que ha quedado en el medio de una aparente puja entre Economía y Desregulación, confirmada por los mismos funcionarios. Es inentendible que se hayan firmado las resoluciones de facilitación de importación de medicamentos veterinarios y agroinsumos sin los controles mínimos necesarios, con el riesgo sanitario que ello implica.
El área de frigoríficos prácticamente desmantelada, ejemplo de ello el papelón que sufrió el país en la reciente visita de México, y que estaría poniendo en riesgo el sostenimiento de nuestras exportaciones de carne. El Senasa es un organismo técnico y debe consolidarse como un verdadero organismo de Estado no de gobierno, con todo lo que ello significa.
Durante estos días de Palermo varias veces me crucé con el secretario de Agricultura y su equipo. Escuchándolo queda claro que estamos ante buena gente y conocedora. Pero, reflexionaba en ese momento, que uno de los problemas que tenemos en el sector es el poco peso político que se le asigna a Agricultura. No es un cargo a nadie y menos a esta gestión, ello sucede hace décadas y gobierno tras gobierno. Quizás desde Felipe Solá hacia acá ningún ministro o secretario logró tener el poder suficiente, y nombrar a sus equipos que pudieran proponer y definir políticas de apoyo al crecimiento del sector.
Creo es momento de sincerar cosas, de corregir errores, de que el sector oficial, la dirigencia rural, las cámaras y sectores técnicos nos encontremos desde las coincidencias para poder lograr de una vez por todas que el sector agropecuario pueda expresar todo su enorme potencial.
El autor es productor agropecuario, exjefe de Gabinete de la Secretaría de Agricultura y exvicepresidente del Senasa