Por qué hay 750 veteranos de guerra de Estados Unidos sepultados en un cementerio de la Ciudad de México
En Ciudad de México, en un terreno de apenas un acre (poco más de 4000 m²), se encuentra uno de los sitios más simbólicos y, al mismo tiempo, desconocidos de la historia compartida entre Méxi...
En Ciudad de México, en un terreno de apenas un acre (poco más de 4000 m²), se encuentra uno de los sitios más simbólicos y, al mismo tiempo, desconocidos de la historia compartida entre México y Estados Unidos: el U.S. Mexico City National Cemetery. Este cementerio fue fundado en 1851, tres años después de que concluyera la guerra entre ambas naciones con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo.
Por qué hay restos de veteranos de EE.UU. en MéxicoLo que pocos saben es que bajo ese pequeño terreno reposan los restos de 750 soldados estadounidenses no identificados, caídos en combate durante la intervención militar en México entre 1846 y 1848, conflicto que concluyó con la pérdida de territorio mexicano.
Además de los cuerpos de estos soldados, el cementerio también guarda los restos de 813 veteranos estadounidenses, muchos de ellos refugiados en México tras la Guerra Civil, así como diplomáticos y civiles que fallecieron en suelo mexicano, explica Univisión.
Este espacio, por tanto, no solo es un camposanto, sino un reflejo del complejo entrelazamiento diplomático y militar entre las dos naciones.
El primer cementerio militar de Estados Unidos fuera de su territorioEste fue el primer cementerio para soldados estadounidenses fuera del país, y actualmente forma parte de los 26 sitios bajo la tutela de la American Battle Monuments Commission (ABMC), que preserva los monumentos y cementerios militares de Estados Unidos en el extranjero.
Inicialmente administrado por el Departamento de Estado, en 1873 su control pasó al Departamento de Guerra, hasta que en 1947 se trasladó a la ABMC, de acuerdo con la información de su sitio oficial.
Durante sus 173 años, el cementerio atravesó transformaciones notables. En sus inicios, su diseño era similar al de los panteones mexicanos: adornado con cruces, rejas y flores. Sin embargo, a mediados del siglo XX se rediseñó para adoptar la estética militar estadounidense, con lápidas blancas alineadas y cuerpos enterrados en filas. Esto sigue el modelo del Cementerio Nacional de Arlington.
En 1976, debido al crecimiento urbano, se vendió parte del terreno al gobierno local para la construcción de una calle. A cambio, México financió las exhumaciones y remodelaciones necesarias para preservar el sitio.
El obelisco y la memoria colectiva en el U.S. Mexico City National CemeterySobre la fosa común donde descansan los 750 soldados se erige un obelisco conmemorativo, acompañado de una placa que reza: “A la honrada memoria de 750 estadounidenses conocidos por Dios, cuyos huesos reunidos por orden de su país están enterrados aquí.”
Se trata de un gesto que simboliza el reconocimiento y respeto hacia quienes perdieron la vida en una guerra que, aunque ajena al contexto actual, definió las fronteras y tensiones entre ambas naciones hasta el día de hoy.
Un cementerio con rituales estadounidenses y tradiciones mexicanasEl cementerio no solo conmemora el Memorial Day (Día de los Caídos) cada mayo y el Día de los Veteranos el 11 de noviembre, sino que también adoptó costumbres locales.
Durante el Día de Muertos se coloca un altar para que vecinos del barrio puedan dejar fotografías y recuerdos de sus difuntos, y así crear un espacio de encuentro entre las dos culturas. Dos formas de recordar y honrar.
A diferencia de otras políticas estadounidenses que privilegian la repatriación de sus soldados caídos, Univisión asegura que los restos en este cementerio permanecerán en México. Las razones son variadas, entre ellas, el deseo de algunas familias de mantener a sus antepasados en el lugar donde encontraron refugio.
De hecho, según el actual superintendente del sitio, al menos cuatro descendientes de los veteranos enterrados fueron identificados, y uno de ellos aún reside en México.
El último entierro registrado en el cementerio data de octubre de 1924, con el sepelio de un niño de apenas cuatro meses, hijo del vicecónsul estadounidense en funciones en ese momento. Un cierre simbólico para un lugar que, más allá de la guerra, sirvió como vínculo entre dos países y sus historias entrelazadas.