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Por qué las Malvinas sí le importan a Gran Bretaña

El valor defensivo y geoestratégico de las islas Malvinas para Gran Bretaña excede ampliamente la hoy inexistente amenaza argentina.A 43 años del conflicto, son otros los motivos que mant...

Por qué las Malvinas sí le importan a Gran Bretaña

El valor defensivo y geoestratégico de las islas Malvinas para Gran Bretaña excede ampliamente la hoy inexistente amenaza argentina.A 43 años del conflicto, son otros los motivos que mant...

El valor defensivo y geoestratégico de las islas Malvinas para Gran Bretaña excede ampliamente la hoy inexistente amenaza argentina.

A 43 años del conflicto, son otros los motivos que mantienen e incluso acrecientan el interés de Londres por conservar las islas. No se cuentan entre ellos los rumores acerca de una supuesta intención de Donald Trump de instalar una base propia allí. Mucho menos la insólita propuesta de un exasesor de Boris Johnson de derivar a las islas a los inmigrantes ilegales que llegan en bote a Gran Bretaña. La realidad es más seria.

El mundo ha cambiado mucho desde 1982. Antes de la guerra (en realidad, antes del golpe de 1976), las conversaciones entre Gran Bretaña y Argentina demostraban un interés británico por negociar a largo plazo el destino de las islas. Hoy, en cambio, cada roca que emerge del mar vale oro; las colonias que quedan no tienen interés en independizarse y nuevas potencias imponen sus reglas de juego. China, por ejemplo.

Pekín no había avanzado todavía sobre África. Hoy, es el mayor socio comercial de todo el continente, además de haber invertido allí miles de millones de dólares.

Al contrario de los países occidentales, China se enfoca en la inversión antes que en la ayuda humanitaria. De esta manera se genera empleo, pero también deuda y dependencia. No interviene abiertamente en la política interna de cada país y se desentiende de los derechos humanos. Sus objetivos no son meramente comerciales, sino estratégicos y a muy largo plazo. De los 10 países africanos en los que se concentra la mayor actividad china, cinco están sobre el Atlántico: Benín, Ghana, Congo, Angola y Sudáfrica. Esto no resulta indiferente a las potencias occidentales.

Tampoco resulta intrascendente la presencia china en América Latina. Aunque no sea tan fuerte como en África, y además de los crecientes intercambios con Chile y Brasil, Pekín logró instalar durante el gobierno de Cristina Kirchner una base de observación espacial en Argentina. Además, es el segundo usuario del canal de Panamá después de Estados Unidos.

Para este mundo en el que la gran potencia comercial quiere dar vuelta el tablero geopolítico en un abierto desafío a Estados Unidos, una base militar de Gran Bretaña en el Atlántico Sur tiene mucho sentido.

La Base Aérea de Mount Pleasant, parte del complejo de defensa británico, alberga también a personal y armamento del ejército y la marina, además de la fuerza aérea. Es la única base de un país miembro de la OTAN en el Atlántico Sur.

Su construcción costó 215 millones de libras esterlinas (284 millones de dólares). El mantenimiento requiere de por lo menos 60 millones de libras esterlinas (unos 79 millones de dólares) al año, un monto que los isleños no pueden generar por sí mismos.

Allí se prueban armas, vehículos terrestres y aviones y se entrena personal. El clima extremo, los vientos permanentes y el terreno accidentado son una ventaja para esa tarea. Y otra ventaja es la escasa población. De los poco más de 3600 civiles que habitan en las islas, 3200 se concentran casi mayormente en Stanley/Puerto Argentino, la capital. El resto vive en lo que llaman “camp”, el campo, en locaciones muy pequeñas y dispersas.

Poder militar

Mount Pleasant es una de las bases británicas en el exterior mejor equipadas. Cuenta con un Voyager KC2 (avión de abastecimiento de combustible en el aire),  un A400M Atlas C1 de transporte y cuatro Typhoon FGR4, dos de ellos en situación de alerta permanente. Ninguna otra base británica de ultramar tiene aviones con esas condiciones. También opera allí un módulo del Sky Sabre, un sistema de defensa antimisiles. De los seis en total que tiene Gran Bretaña, uno está en Malvinas.

En principio, ese equipamiento es para defender a las islas de la Argentina. Sin embargo, la inestabilidad de la política internacional podría hacer que los problemas surjan de otra parte.

La base de Mount Pleasant funciona también como un puerto y centro logístico para las operaciones inglesas en sus bases en la Antártida y en esto quizás radique su mayor importancia ahora.

Gran Bretaña ha incrementado su actividad antártica notoriamente en las últimas décadas, en la misma zona que reclaman Argentina y Chile. Si bien sólo tiene tres bases permanentes y dos logísticas, su actividad es intensa, así como la recepción de turistas y la publicidad que esto conlleva. Las Malvinas se han convertido desde la guerra de 1982 en un punto esencial para asistir a las bases británicas en la Antártida.

Como contaba Franco Spinetta en una nota publicada en LA NACION el 21 de noviembre, si bien Argentina fue pionera en el turismo antártico hoy su presencia en ese rubro es mucho menor a la de Gran Bretaña y Chile. “Los refugios de Argentina —como Bahía Dorian— se oxidan frente a instalaciones británicas impecables. Historias como la del general Jorge Leal, el hombre que en 1965 condujo la Operación 90 y plantó la bandera nacional en el Polo Sur, se hunden en el silencio”, dice el texto.

Al Reino Unido le preocupa una posible ruptura del Tratado Antártico en 2048 (año en que está prevista su revisión, si alguna de las partes lo pide), y se está posicionando para una presencia más fuerte en ese escenario.

Malvinas está en el camino que cruza tres océanos y vigila el estrecho de Magallanes, que puede activarse como alternativa al canal de Panamá si escala el conflicto entre China y Estados Unidos.

Además, existe una clara expectativa por la potencial explotación de petróleo en el mar adyacente a las islas. Aunque la existencia de reservas está confirmada, la fecha del comienzo de explotación se pospone año tras año por problemas financieros, cuestionamientos sobre el impacto ambiental que podría tener la explotación y también porque Londres prevé que el comienzo de la extracción escalaría la tensión Argentina.

Hay otras dos cuestiones que van de la mano: ellos también tienen sus muertos por la guerra y también les importan. Por otra parte, el lobby isleño sigue siendo muy fuerte en Londres, particularmente en el Parlamento y hace mucho hincapié no sólo en los derechos y deseos de los isleños sino también en el sacrificio de quienes combatieron en 1982. Tendría que suceder un evento político de características extraordinarias para que un gobierno británico desconociera estos dos factores.

Lo que sí queda claro es que ya no estamos en los ‘70; las cosas han cambiado y son muchos y muy fuertes los intereses internacionales en la región.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/politica/por-que-las-malvinas-si-le-importan-a-gran-bretana-nid02122025/

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