Quién es Jorge Ignacio García Cuerva, el arzobispo crítico de los “excesos del poder” que apuntó contra el Gobierno
Con experiencia como cura villero, a partir de sus años como sacerdote en la villa La Cava, y un trabajo sostenido en contextos de fuertes crisis sociales, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Igna...
Con experiencia como cura villero, a partir de sus años como sacerdote en la villa La Cava, y un trabajo sostenido en contextos de fuertes crisis sociales, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, se identifica con el pensamiento de “una Iglesia pobre para los pobres”, la línea que marcó Francisco durante su pontificado.
Abogado y formado en la diócesis de San Isidro, de la mano del obispo Jorge Casaretto, se ha mostrado siempre crítico de los excesos del poder. En agosto de 2021, luego de que el gobierno de Alberto Fernández perdiera en las PASO, atribuyó el categórico pronunciamiento de las urnas al malestar que había generado el manejo de la pandemia. “Cuando no podíamos reunirnos, ni vacunar a nuestros abuelos, ellos estaban vacunados y se encontraban”, declaró el entonces obispo de Río Gallegos, una diócesis acostumbrada a convivir con las crisis sociales, como el prolongado conflicto docente.
Este domingo, en una contundente homilía durante el Tedeum del 25 de Mayo, el prelado se mantuvo fiel a sus convicciones. Desde la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, y ante la presencia de Javier Milei, Victoria Villarruel y Jorge Macri, denunció el “terrorismo en las redes” y el “barro de las descalificaciones, del odio y la violencia”, un claro mensaje para el oficialismo. Se mostró crítico también de la desinformación y la agresión constante en la comunicación pública, instando a abandonar prácticas que alimentan la división social.
Sobre el final de su homilía, el arzobispo hizo un llamado a la acción frente a la exclusión social, mencionando a jubilados, personas en situación de calle y jóvenes afectados por el narcotráfico como ejemplos de sectores desatendidos. Invitó a la sociedad a “salir del barro de la violencia y el odio” y a promover el diálogo y la reconciliación. Utilizó la metáfora bíblica de Jesús resucitando a una niña para alentar a los argentinos a “ponerse de pie” y superar la parálisis causada por el odio y la indiferencia, apelando a la memoria histórica y al compromiso colectivo para enfrentar los desafíos actuales.
La designación de García Cuerva como arzobispo de Buenos Aires y sucesor del cardenal Mario Poli, en mayo de 2023, fue el cuarto nombramiento que recibió de Francisco. En noviembre de 2017 había sido nombrado obispo auxiliar de Lomas de Zamora, una diócesis con marcadas postergaciones sociales, como las que conoció en los barrios de emergencia que había transitado durante casi 15 años en la parroquia Nuestra Señora de la Cava, en Béccar. En enero de 2019 pasó a ser obispo de Río Gallegos. Y en julio de 2021, Francisco lo incorporó al Dicasterio para los Obispos, para acentuar la mirada de la experiencia pastoral en el organismo del Vaticano que interviene en la selección de los nombramientos episcopales. Allí tomó contacto con el cardenal Robert Francis Prevost, prefecto del organismo y hoy ahora papa León XIV.
Antes de su primera designación episcopal, García Cuerva había sido párroco de la iglesia Santa Clara de Asís en. El Talar, partido de Tigre, en los barrios populares San Pablo y Almirante Brown. Cuando tomó posesión de la diócesis de Río Gallegos viajaron a la asunción Sergio Massa y Malena Galmarini, a quienes había tratado en Tigre. En ese momento, Massa lo definió como “un obispo comprometido y caminante”. De todos modos, el arzobispo porteño mantuvo distancia de los actores políticos y marcó punzantes críticas a la dirigencia en sus apariciones públicas.
Al describir lo que significó la pandemia de Covid-19, García Cuerva declaró varias veces que existió otra pandemia de emociones, ligadas al miedo, la incertidumbre y la angustia. “Muchos políticos y dirigentes no vivieron esta segunda pandemia porque cuando nosotros teníamos muchas ganas de ver seres queridos y no podíamos, ellos viajaban. Cuando nosotros no podíamos vacunar a nuestros abuelos, ellos ya estaban vacunados. Cuando nosotros no podíamos encontrarnos, ellos se encontraban. Incluso, ya no solamente inventando el concepto de personal esencial sino también el de estratégico, con lo cual siempre quedaban cubiertos. Por no haber vivido esta segunda pandemia, no entendieron lo que le pasaba a la gente”.
Hace unos años, en Río Gallegos, llamó a “vencer todas las grietas” y animó a transitar caminos de encuentro y de consensos. “Nos falta unirnos por los grandes problemas del país”, en sintonía con el mensaje que el cardenal Poli había dado durante aquel Tedeum del 25 de Mayo, en el que hizo una fuerte convocatoria a la unidad y a la revalorización de la democracia.
“¿Podremos entender, de una vez por todas, que tienen que haber cuatro o cinco temas que a los argentinos nos unan, que podamos vencer todas las grietas y, dando razones de por qué pensamos como pensamos, sentarnos a una mesa?”, se preguntó.
También entonces advirtió sobre la gravedad de “una situación social extremadamente compleja”. Afirmó que “la inflación es un impuesto a los pobres” y dijo que “no podemos quedarnos en silencio”.
Soldado de FranciscoGarcía Cuerva asumió en julio de 2023 como arzobispo de la arquidiócesis primada. En ese momento tenía 55 años, por lo que se esperaba un ministerio pastoral prolongado en la arquidiócesis, con segura influencia en la vida de la Iglesia argentina, teniendo en cuenta que los obispos desarrollan su ministerio pastoral hasta los 75, la edad que cumplió el cardenal Poli cuando presentó su renuncia como arzobispo de Buenos Aires.
Soldado fiel de Francisco, se alejó siempre de las especulaciones acerca de la relación del entonces sumo pontífice con la Argentina. “Poner al Papa en una interna es no entender lo que es a nivel mundial. Tiene todo un mundo del que ocuparse”, declaró en una ocasión, al tratar de interpretar por qué no se concretaba la visita de Jorge Bergoglio, que falleció el pasado 21 de abril y fue relevado por León XIV. En los últimos dos años García Cuerva siguió la misma línea. Insistió en la defensa de la figura de Bergoglio y en las disputas locales que no salen de la grieta, a la que él prefiere llamar “herida que sangra en las entrañas del pueblo”.
Nacido en Río Gallegos en 1968, el nuevo arzobispo es hijo de un odontólogo y militar retirado de la Fuerza Aérea (Jorge Antonio García Cuerva) y de una maestra (Graciela García Cuerva). Es el mayor de cinco hermanos de una familia porteña de clase media, que se desplazó por unos años a la capital de la provincia de Santa Cruz. Un primo hermano de su padre, Gustavo Argentino García Cuerva, era piloto y murió en la Guerra de Malvinas.
En 1986 ingresó a la carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires, mientras misionaba en los barrios populares de El Palito y El Garrote, del Tigre. Interrumpió sus estudios para ingresar al seminario y, una vez ordenado sacerdote por monseñor Casaretto, los retomó, hasta graduarse en la Universidad Católica de Salta, en 2009.
Realizó un posgrado en teología, con especialización en historia de la Iglesia, con una tesis sobre la Iglesia en Buenos Aires durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871. Esa experiencia recobró vigencia durante la pandemia de Covid-19 y sistematizó las investigaciones sobre prácticas comunitarias en articulación con distintas instancias del Estado.
En su ministerio pastoral abordó la problemática de las adicciones y la drogadependencia e integró la comisión nacional constituida en el Episcopado. Trabajó, también, muchos años en la pastoral carcelaria, por lo que conoce muy de cerca los problemas y desafíos en materia de seguridad.
A partir del magisterio social del pontificado de Francisco, monseñor García Cuerva desarrolló estudios y misiones pastorales sobre la inequidad y la pobreza, la realidad carcelaria, la justicia restaurativa, y el compromiso social y los centros barriales como respuesta a la problemática de los jóvenes vulnerables.
El arzobispo participó en varios congresos internacionales, como el Encuentro del Foro Económico Mundial celebrado en Roma, en 2014, y otras reuniones organizadas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington, en 2016, además de encuentros sobre justicia restaurativa, en Puerto Rico, en 2020; pastoral carcelaria, como el realizado por el Dicasterio de Desarrollo humano Integral en el Vaticano, en 2019, y varias convocatorias del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam).
Conocida la designación, monseñor García Cuerva difundió una carta a la comunidad de su diócesis y agradeció la tarea compartida en los últimos cuatro años. “Aquí, en la diócesis del fin del mundo, fui aprendiendo a ser obispo diocesano junto al pueblo, soñando juntos una Iglesia hospital de campaña como nos dice el Papa”, escribió.
Con la colaboración de Mariela Arias