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Reseña: El resto de nuestras vidas, de Benjamin Markovits

Si El resto de nuestras vidas fuera otra historia sobre el fracaso del matrimonio como institución o como simple proyecto de pareja, entonces solo por eso la novela tendría el mérito de contar e...

Reseña: El resto de nuestras vidas, de Benjamin Markovits

Si El resto de nuestras vidas fuera otra historia sobre el fracaso del matrimonio como institución o como simple proyecto de pareja, entonces solo por eso la novela tendría el mérito de contar e...

Si El resto de nuestras vidas fuera otra historia sobre el fracaso del matrimonio como institución o como simple proyecto de pareja, entonces solo por eso la novela tendría el mérito de contar ese fracaso con una mirada que no se agota en la narrativa hipernarcisista a la moda, según la cual en las parejas hay uno que siempre es demasiado bueno y noble para el otro, que a su vez es demasiado malo y egoísta para uno, o viceversa, porque en definitiva da igual. En este aspecto, el estadounidense Benjamin Markovits (California, 1973) sabe cuándo abandonar la aburrida monotonía de la primera persona de su protagonista, Tom, y ampliar, gracias a un buen oído para lo que existe más allá de su ombligo, las instantáneas del naufragio hacia un círculo de testigos que a veces pueden ser los hijos y los amigos, o los colegas y los hermanos.

Pero El resto de nuestras vidas no es una novela sobre el fracaso de un matrimonio (o del matrimonio en general), sino una novela que usa la idea, el paisaje anímico e incluso algunos de los clichés del fracaso matrimonial para bucear por distintas facetas de la idea misma del fracaso. Y es por eso por lo que Markovits, autor de varios libros y residente en Londres, compuso un libro digno de ubicarse entre los seis finalistas del Booker Price 2025.

Cruzados los cincuenta, Tom y Amy vuelven a vivir a solas cuando su hija menor se instala en la universidad. La historia ocurre en el escenario social y económico de las clases medias-altas blancas de los Estados Unidos, donde se respira ese tipo particular de confort y placidez que gracias a los buenos narradores estadounidenses del siglo pasado todavía anticipan problemas de conciencia. De hecho, Tom cuenta que Amy le fue infiel hace doce años, y que si decidió seguir con ella lo hizo solo con la excusa de que no la dejaría hasta que su hija se fuera a la universidad. Y en medio de algunas desavenencias familiares y profesionales, eso es lo que pasa.

Pero Tom no es solo un marido fracasado: también es un escritor fracasado, alguien que por miedo se dedicó a la abogacía, donde las cosas tampoco marcharon tan bien. Y a medida que avanza en su viaje en auto a solas por distintos lugares, se cruza (y se entiende) con otros maridos, padres, hijos, novias, amantes y profesionales al borde de la rendición. Hombres y mujeres cuyas historias, a veces tan fugaces como un partido de básquet, apaciguan su voluntad de dar un salto hacia el próximo capítulo de su existencia, lo cual quizá lo atrape en el fracaso definitivo por el resto de su vida.

Es con su estilo simple y con la sorprendente naturalidad de sus diálogos, en los que Markovits se muestra como un retratista capaz de captar auténticos instantes de verdad, que El resto de nuestras vidas triunfa a base de fracasos.

El resto de nuestras vidas

Por Benjamin Markovits

Chai Editora

Trad: Juan Nadalini

224 págs.

$ 26.500

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ideas/resena-el-resto-de-nuestras-vidas-de-benjamin-markovits-nid08112025/

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