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Reseña: La invitada, de Emma Cline

El título de la nueva novela de la estadounidense Emma Cline (California, 1989), la autora de Las chicas, describe la obra con exactitud: La invitada es un retrato doloroso, incómodo de Alex, una...

Reseña: La invitada, de Emma Cline

El título de la nueva novela de la estadounidense Emma Cline (California, 1989), la autora de Las chicas, describe la obra con exactitud: La invitada es un retrato doloroso, incómodo de Alex, una...

El título de la nueva novela de la estadounidense Emma Cline (California, 1989), la autora de Las chicas, describe la obra con exactitud: La invitada es un retrato doloroso, incómodo de Alex, una chica de veintidós años, invitada a medias a una comunidad de ricos que pasan el verano en Long Island.

Alex es una mujer desesperada que busca un lugar provisorio donde dormir y la sensación de ser parte de la élite que llega a la playa en autos lujosos y vive en casas de vacaciones con pileta. Cuando empieza el relato, su calidad de invitada pende de un hilo a pesar de su talento para mentir y mentirse, prometiéndose la continuidad de esa vida, que, en realidad, es una especie de esclavitud consentida, un estado de humillación permanente, en el que ella se borra a sí misma para responder al deseo de los hombres.

El libro cuenta cinco días en que Alex trata de sobrevivir, aferrándose a ese lugar, al que en realidad no pertenece. Cuando Simon, su amante, la echa de la casa entregándole un pasaje a Nueva York (sabe que ella no puede pagarlo), Alex decide quedarse a esperar la siguiente fiesta para intentar que él vuelva a aceptarla. Esa fiesta es escenario del final, relativamente abierto y de una profundidad metafórica impresionante. En esos cinco días, Alex depende de su ingenio para pasar de hombre en hombre mientras roba lo que puede y se repite una y otra vez que todo va a salir bien. La voz narradora en tercera persona limitada muestra esas horas tensas solo a través de la mirada de Alex, que “tiene la morbosa sensación de ser un fantasma que deambula por la tierra de los vivos”.

Cline maneja el creciente suspenso a través de la obsesión de su personaje con la cantidad de noches que le faltan para “la fiesta” (es decir, para su esperanza infundada de recuperar a Simon) y refuerza ese conteo obsesivo con algunas escenas de peso simbólico: por ejemplo, el momento en que la protagonista siente que un juego de “sábanas perfectas” es un “sucedáneo de vida” (nueva alusión al hecho de que, en realidad, está muerta), o las descripciones de las olas, que rompen una tras otra sobre ella en la playa y aparecen en una foto “justo antes de romper”, una representación perfecta de la precariedad de su situación.

Dentro de la literatura estadounidense contemporánea, Cline escribe en la línea de autores “realistas” como John Cheever y nos muestra una Alex que escapa de su propia falta de propósito hacia una nada que desconoce. Tal vez, lo más terrible de esa situación terrible no sea la amenaza de violencia del hombre que la persigue para cobrarse el dinero que ella le robó, sino su propio deseo de no pensarse; esa ceguera intencional que la hace tratar de desviar o borronear la vista cuando se mira en un espejo.

La invitada

Por Emma Cline

Anagrama. Traducción: Inga Pellisa

290 páginas, $ 29.700

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ideas/resena-la-invitada-de-emma-cline-nid31052025/

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