Reseña:Tres tratados filosóficos, de Filón de Alejandría
Hay momentos y lugares, que son auténticas encrucijadas en la historia de la humanidad. Filón de Alejandría (aprox. 25aC- 50 dC) fue un conspicuo habitante de una de ellas. Nacido en una familia...
Hay momentos y lugares, que son auténticas encrucijadas en la historia de la humanidad. Filón de Alejandría (aprox. 25aC- 50 dC) fue un conspicuo habitante de una de ellas. Nacido en una familia judía de Alejandría y con una sólida formación en cultura griega, Filón no sólo fue un lector ávido (se cuenta que pasaba varias horas cada día en la célebre Biblioteca), sino agudo: sus comentarios abundan en críticas o elogios sin subordinar su juicio a la autoridad del texto citado. Su vasta producción incluye interpretaciones –sobre todo, alegóricas– de textos bíblicos, así como tratados jurídicos, históricos y filosóficos. De este último grupo acaban de publicarse en edición bilingüe griego-español tres textos: Acerca de la indestructibilidad del mundo, Acerca de la Providencia y Todo hombre bueno es libre.
En el primero de los textos, tras repasar los planteos que sobre la creación y posible destrucción del mundo han sostenido figuras como los pitagóricos, Demócrito o Aristóteles, Filón centra su análisis en las posturas de Platón (fundamentalmente de su Timeo) y de los estoicos. La tesis de una conflagración universal y posterior regeneración del universo defendida por los estoicos le resulta insostenible a Filón, e intenta demostrarlo recurriendo a una amplia variedad de argumentos.
En el tratado Acerca de la Providencia, el autor se empeña en mostrar que Dios se ocupa de los asuntos humanos y que muchas de las desgracias que les acaecen a éstos –y que impíamente las atribuyen a un descuido divino– se deben a su desconocimiento de las causas naturales que operan en el mundo o a desbordes de los propios humanos: “Para la completitud del universo –sostiene Filón– y para que hubiera un orden cósmico en cada parte, era necesario que nacieran las diversas clases de todos los animales. No era necesario, sin embargo, que el ser humano, lo más afín a la sabiduría, se lanzara a disfrutar de ellas transformándose así en la más salvajes de las fieras”.
El último texto está dedicado a mostrar que todo hombre bueno es libre. Allí Filón concede especial importancia a la educación “gracias a la cual es noble no solo pasar la juventud, sino también la vejez”. El uso de la recta razón y el ejercicio en hábitos virtuosos otorga la auténtica libertad. Por contrapartida, “a los que la cólera, el apetito o alguna otra pasión, o incluso el asechador vicio los rige, son completamente esclavos”.
Más allá de las tesis defendidas y de las conclusiones a las que arriba, se destaca en Filón su ánimo por atender a las diversas posturas y por atreverse a discutir con ellas. Es que, como afirma el propio autor, “aunque el hallazgo es lo más benéfico, lo más placentero por sí mismo para los que aman aprender es la investigación”.
Tres tratados filosóficos
Por Filón de Alejandría
Winograd. Trad.: M. Boeri, A. Lozano Vázquez y R. Salles
421 páginas, $ 30.000