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Seguirán con la investigación del robo de fusiles FAL tras rechazar la prescripción de la causa

ROSARIO.- Una causa que estaba perdida entre los expedientes del juzgado federal N°4 de Rosario, a cargo hasta el 1° de julio de 2025 de ...

Seguirán con la investigación del robo de fusiles FAL tras rechazar la prescripción de la causa

ROSARIO.- Una causa que estaba perdida entre los expedientes del juzgado federal N°4 de Rosario, a cargo hasta el 1° de julio de 2025 de ...

ROSARIO.- Una causa que estaba perdida entre los expedientes del juzgado federal N°4 de Rosario, a cargo hasta el 1° de julio de 2025 de Marcelo Bailaque, actualmente está con prisión domiciliaria, seguirá su curso y podría profundizarse la investigación para determinar los responsables del robo de armas en el Batallón de Arsenales N°603 de Fray Luis Beltrán, que luego aparecieron en Brasil.

La Sala B de la Cámara Federal de Rosario confirmó el rechazo al planteo de prescripción —decisión que había tomado el juez federal Carlos Vera Barros— y ratificó el procesamiento de siete militares que se desempeñaban en el Batallón de Arsenales N°603 por la sustracción de 43 fusiles FAL completos y 2500 partes de estos fusiles calibre 7,62. La defensa de los imputados había argumentado que los hechos, ocurridos en 2011, estaban prescriptos, pero el tribunal federal determinó que la causa sigue vigente.

La investigación se inició en febrero de 2011, cuando el coronel Enrique Antonio Battezzatti, jefe del batallón, denunció la faltante del fusil FAL N°15214. El mismo día que se detectó la desaparición, el sargento Hernán Diego Solís, jefe de la sección Armamento, se suicidó con un disparo en la cabeza en la provincia de Buenos Aires. Los militares implicados cargaron toda la responsabilidad sobre Solís, quien no pudo defenderse.

El caso salió a la luz por un hallazgo externo: el 11 de febrero de 2011, la Policía Federal de Brasil secuestró en Aracatuba, San Pablo, un fusil FAL con numeraciones diferentes en distintas piezas, pero con el escudo argentino grabado y la inscripción “Ejército Argentino”. A partir de ese momento, Interpol alertó a la Justicia argentina y comenzaron a aparecer más fusiles FAL del Ejército Argentino en manos de organizaciones criminales brasileñas como el Primer Comando Capital (PCC) y en Paraguay.

El expediente permaneció paralizado durante años en el juzgado federal de Bailaque, quien fue investigado por el Consejo de la Magistratura por favorecer al narcotraficante Esteban Alvarado y está imputado con prisión preventiva en otros tres casos. Esta parálisis alimentó los argumentos de la defensa sobre la prescripción.

Recién en 2025, tras la renuncia de Bailaque el 1° de julio, el fiscal federal Javier Arzubi Calvo encontró la causa “encerrada en cajones que nadie abría” y la reactivó.

La investigación reveló un patrón sistemático de robos que se remonta a décadas. Hace treinta años, la policía de Río de Janeiro secuestró el primer fusil FAL con escudo del Ejército Argentino en una favela. Fue el primero de más de 300 fusiles y subametralladoras de Fabricaciones Militares incautados en operativos contra el crimen organizado entre 1993 y 2001.

Según el fallo judicial, el Batallón N°603 presentaba graves falencias de seguridad. Los depósitos principales tenían solo cuatro cámaras que funcionaban únicamente durante el día; los sensores de movimiento no cubrían toda la superficie ni las ventanas y puertas; y no había guardia fija. El depósito donde se guardaban cerrojos y correderas directamente no tenía ningún dispositivo de seguridad.

Los testimonios revelaron irregularidades alarmantes: Solís ingresaba con su auto particular hasta los depósitos de armamento —algo prohibido— pero contaba con autorización del teniente coronel Holm. Solo Solís y Holm tenían las llaves de la Sala de Armamento. Solís viajaba a Buenos Aires todas las semanas y estaba en el batallón apenas 10 días al mes, sin cumplir servicios ni presentarse en formaciones, todo con autorización de Holm.

En 2015 se detectó la sustracción de 19.600 proyectiles calibre 9 y calibre 32, lo que llevó al cierre temporal del batallón por orden del entonces ministro de Defensa, Agustín Rossi. En 2022 se reabrió como planta de recuperación de vehículos, pero los faltantes continuaron.

La Justicia también constató que entre 2010 y 2011, cuando la Dirección General de Inteligencia solicitó mediante tres mensajes militares el control de existencias, Holm respondió “sin novedades” sin realizar ningún control físico. Los libros de precintos demostraron que los depósitos no fueron abiertos en esas fechas.

Los fusiles sustraídos terminaron en manos de organizaciones criminales brasileñas y paraguayas. En septiembre de 2011, la Policía Federal brasileña secuestró tres fusiles FAL en Peabiru, estado de Paraná, con las numeraciones 47703, 85768 y 15522, todos provenientes de arsenales argentinos.

En junio de 2011, la policía paraguaya se enfrentó en Asunción con seis personas fuertemente armadas —tres paraguayos y tres brasileños—; murieron dos en el enfrentamiento y se secuestraron dos fusiles FAL argentinos con las numeraciones limadas.

La investigación brasileña condenó a Getulio Morgado Sánchez, narcotraficante que traficaba armas desde Paraguay, y a otros tres cómplices por tráfico ilegal de armamento y narcotráfico. La hipótesis es que estas armas fueron adquiridas de manera ilegal por el Primer Comando Capital.

El fallo sostiene que “si la policía brasileña nunca hubiera informado del hallazgo de estas armas, nunca se hubiera investigado qué había ocurrido dentro de ese batallón en Fray Luis Beltrán”. La cronología demuestra que el faltante se registró solo después de que Brasil secuestrara el fusil perteneciente al Batallón de Arsenales N°603.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/seguridad/seguiran-con-la-investigacion-del-robo-de-fusiles-fal-tras-rechazar-la-prescripcion-de-la-causa-nid17112025/

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