Troy Parrott, el goleador inesperado que le devolvió la esperanza a Irlanda con un hat-trick heroico ante Hungría
En el fútbol hay semanas que cambian carreras. Y hay otras, más escasas, que cambian el ánimo de los países. Y los días que vivió últimamente Troy Parrott promovieron ese momento mágico que...
En el fútbol hay semanas que cambian carreras. Y hay otras, más escasas, que cambian el ánimo de los países. Y los días que vivió últimamente Troy Parrott promovieron ese momento mágico que solo ofrece el fútbol. En apenas cinco días, el joven delantero irlandés convirtió cinco goles decisivos, transformándose en el nombre propio de las Eliminatorias europeas rumbo al Mundial 2026.
Primero fueron los dos tantos ante Portugal del jueves, en una actuación que sorprendió a todos y redondeó la victoria de local por 2 a 0, con sus conquistas a los 17′ y 45′ del primer tiempo. Y este domingo consumó la noche inmortal en Budapest, donde su hat-trick, incluido un grito en la última jugada del partido, metió a Irlanda en el repechaje continental y dejó a Hungría hundida en un silencio atronador.
En el Puskás Arena no había margen para el error. Los locales, empujados por un estadio lleno y sostenidos por el liderazgo de Dominik Szoboszlai, buscaban asegurar su clasificación directa, en una lucha mano a mano con Portugal.
Irlanda, en cambio, jugaba con la soga al cuello tras una etapa de Eliminatorias impregnada de irregularidad en el rendimiento. Y en ese territorio donde suelen surgir los héroes inesperados, Parrott apareció como si hubiese estado destinado desde siempre a ese rol y convertirse en el muchacho de la tapa.
El partido comenzó cuesta arriba para los irlandeses. Daniel Lukacs abrió el marcador temprano y la presión se hizo más pesada. Pero Parrott, que venía de anotarle al equipo de Cristiano Ronaldo dos veces en Dublín, exhibió esa combinación de presencia física, oportunismo y serenidad que lo convirtió en el protagonista absoluto de la última doble fecha de Eliminatorias europeas. Su primer gol, luego de capturar una pelota perdida dentro del área, le devolvió el respiro al conjunto irlandés justo cuando el partido parecía escaparse.
Aun así, la noche seguía siendo un tormento para los visitantes. La pelota pasaba por los pies de Szoboszlai y Hungría, firme, volvió a golpear con el tanto de Adam Lang, que dejó la sensación de sentencia. Sin embargo, Parrott tenía otros planes. A los 77 minutos, aprovechó un rebote y no le dio chances al arquero con un remate seco que puso el 2-2. Fue el preludio del momento que ya forma parte de la mitología del fútbol irlandés, porque si con el 2 a 1 Hungría estaba entusiasmada con meterse en el Mundial, con el empate aparecieron los nubarrones.
Y entonces, ese final épico. Minuto 96. Desesperado último pelotazo largo desde el fondo al área. Alguien que peina la pelota y la desvía. Y un delantero decidido a desafiar todos los pronósticos. Parrott buscó el espacio con convicción y desarmó a los defensores locales. Llegó antes que el arquero, punteó la pelota y la vio besar la red. El tablero establecía el definitivo 3-2 y el silencio total en el Puskás Arena contrastaba con la euforia incontenible en tierras irlandesas. Contra todos los cálculos, el equipo verde volvía a tener una vida más.
El impacto de esta epopeya es doble. Por un lado, Irlanda recupera un espíritu competitivo que había perdido en los últimos ciclos, cuando las Eliminatorias se convirtieron en un desfile de frustraciones. Por otro, Parrott se instaló como un símbolo de resiliencia para un país que sigue creyendo que su grandeza deportiva nace de la lucha. Porque nada es fácil para Irlanda.
Lo suyo fue una demostración de madurez en un futbolista que a los 23 años todavía pelea por consolidarse en el fútbol europeo (en la actualidad con la casaca del AZ Alkmaar), pero que con la camiseta verde parece encontrar una potencia emocional distinta.
Su doblete a Portugal ya había llamado la atención: marcarle dos veces a un candidato habitual de la región, con Cristiano Ronaldo en la cancha, no pasa inadvertido. Pero lo de Budapest trascendió cualquier marco individual. Fue un partido que, por contexto, dramatismo y desenlace, se parece a los que construyen las carreras de los grandes delanteros.
FT: 🇭🇺 2-3 🇮🇪
An emotional Troy Parrott reacts to securing a play-off place for Ireland in Budapest.
'This is why we love football because things like this can happen... I love where I'm from, my family are here, this means the world to me.'
📺 @rte2 @rteplayer pic.twitter.com/JnWcRdmt4b
Robbie Keane, la gran leyenda del gol en Irlanda, lo destacó públicamente en las últimas horas: “Troy mostró lo que significa llevar esta camiseta. Irlanda necesita jugadores así”.
Y el mayor elogio llegó de... ¡su abuela!. “Sabía que lo iba a hacer. Sólo tuve un presentimiento. Metió dos goles el otro día y sabía que iba a meter el 3 a 2. Se merece todo lo que le está pasando. Estoy muy orgullosa de él. Él sabe que lo amo muchísimo”, le dijo Josie Parrot a Radio Televisión de Irlanda.
“Es un cuento de hadas. Ni siquiera uno puede soñar con algo así”, aseguraba Parrott, que convirtió 18 goles en los 18 partidos que disputó en esta campaña con la selección verde: “Todos estamos emocionados, todos llorando, todos sonriendo. Es algo especial”.
Frente a tanta emoción, le resultó imposible contener las lágrimas: “Es la primera vez que lloro en años, de verdad. Por esto amamos el fútbol, porque pueden pasar cosas como ésta". “Dije contra Portugal -venía de anotar un doblete- que de esto están hechos los sueños, pero esta noche, no creo que vuelva a tener una noche mejor en toda mi vida", reiteró el atacante irlandés.
Humilde y en el intento de apartarse del foco principal, Parrott aprovechó para reivindicar al grupo: “Todos nos descartaron al principio y no me cansaré de repetirlo: siempre hay una oportunidad, y nosotros la supimos aprovechar".
Su emoción no cabía en palabras: “Amo mi lugar de origen, mi familia está aquí, esto significa muchísimo para mí“.
Su historia tiene particularidades, porque apenas jugó tres partidos en Tottenham -venía de marcar 17 goles en 15 partidos con el juvenil- y debutó con tres goles ante Burnley (5-0), por la Premier League. Aquel 7 de diciembre de 2019, el delantero Son había convertido un gol icónico al arrancar desde su propia área y eludir a siete jugadores. Al final del partido, el DT José Mourinho le arrebató la pelota que el surcoreano pretendía llevarse de recuerdo y se la otorgó a Parrott. “Fue su debut y creo que el balón tenía un significado mucho mayor para un chico que la semana pasada jugaba contra otros de su edaden la UEFA Youth League", justificó Mou entonces.
Jose Mourinho wrestles the match ball off Heung-Min Son to give it to Spurs youngster Troy Parrott pic.twitter.com/Sk27JukWE9
— Football Daily (@footballdaily) December 7, 2019Antes de llegar a esta actualidad en AZ Alkmaar, al atacante nacido en Dublin en febrero de 2002 le costó despegar: fue cedido a Millwall, Ipswich Town, Milton Keynes Dons, Preston NE, todos equipos de segunda y tercera división de Inglaterra, y Excelsior, de Países Bajos.
Las calles irlandesas hablan de él este lunes. El país, que sueña con volver a un Mundial después de dos décadas de ausencias (la última fue en Japón/Corea 2002), encontró en Parrott una razón para creer. El repechaje de marzo será exigente, pero Irlanda lo afrontará con algo que hacía tiempo no tenía: un goleador en estado puro.
Un DT felizLa alegría en el rostro del entrenador Heimir Hallgrímsson era evidente. “En el descanso dijimos que no teníamos nada que perder. Se trata de tomar una decisión, ser un poco valiente e ir a por ello”, declaró el entrenador de la selección irlandesa.
Y agregó: “Están empezando a confiar cada vez más entre sí. Cuando aumentas el nivel de confianza, automáticamente mejoras y eso es un gran crédito para los jugadores. Todas las decisiones se toman rápidamente y las reacciones a cada acción son cada vez más rápidas”.