Un médico que atendía a Matthew Perry se reconoce culpable de distribuir la ketamina que provocó su muerte
La muerte de ...
La muerte de Matthew Perry conmocionó al mundo del espectáculo en octubre de 2023 y, lo que en un primer momento pareció ser un accidente por ahogamiento en la piscina de su casa de Los Ángeles, terminó revelando una red de distribución ilegal de ketamina en la que participaron médicos, traficantes y hasta su propio asistente personal. A casi dos años del suceso, uno de los médicos implicados aceptó declararse culpable de haber suministrado la droga que llevó al actor al trágico desenlace.
Salvador Plasencia, de 43 años, era un profesional reconocido en Malibú que manejaba una clínica privada donde ofrecía supuestos tratamientos alternativos para la ansiedad y la depresión. Entre sus pacientes se encontraba el célebre actor, que desde hacía años luchaba contra un historial de adicciones que él mismo relató en sus memorias, Friends, Lovers and the Big Terrible Thing.
Lo que inicialmente habría sido un tratamiento controlado, puesto que la ketamina, en dosis mínimas, se utiliza de manera experimental para tratar la depresión resistente, se transformó en un negocio. Plasencia, junto con su colega Mark Chávez, descubrieron que el actor estaba dispuesto a pagar grandes cifras por la droga. A través de Jasveen Sangha, conocida en el submundo de Los Ángeles como La reina de la ketamina, y del dealer Erik Fleming, ambos médicos comenzaron a conseguir grandes cantidades de esta sustancia que suministraban a Perry.
La investigación realizada por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y por la Fiscalía de Los Ángeles reveló escandalosos mensajes intercambiados entre Plasencia y Chávez. En septiembre de 2023, apenas un mes antes del fallecimiento del actor, el primero escribió: “Me pregunto cuánto más va a pagar este imbécil”. El otro médico respondió: “Vamos a averiguarlo”. Lo que siguió fue una cadena de suministro a altos precios.
Los doctores no solo lucraron con la adicción de Perry sino que además formaron parte activa en la administración de la droga. Plasencia enseñó al asistente del actor, Kenneth Iwamasa, cómo inyectarle la sustancia, e incluso él mismo lo hizo al menos una vez en el estacionamiento de un restaurante, según recoge la investigación.
La noche de su muerte, el 28 de octubre de 2023, fue Iwamasa quien le administró una última y potente dosis con una jeringa proporcionada por Plasencia. Luego, el actor pidió que le prepararan el jacuzzi. Allí fue encontrado sin vida horas más tarde.
La causa por la muerte de Perry derivó en cinco detenciones en agosto de 2024: Plasencia, Chávez, Sangha, Fleming e Iwamasa. Todos enfrentaban penas que, en algunos casos, podían llegar hasta los 100 años de cárcel. Desde entonces, uno a uno ha ido reconociendo su participación en los hechos: en octubre de 2024, Chávez se declaró culpable; lo mismo hicieron el asistente y el dealer. Sangha, por su parte, aún sostiene su inocencia.
En el acuerdo de Plasencia con la Fiscalía, el médico admite que actuó fuera del marco legal y que mintió a las autoridades sobre la cantidad de ketamina suministrada. “Plasencia y Chávez causaron daños irreparables solo por codicia. Traicionaron su vocación ya sus pacientes”, aseguró en un comunicado Anne Milgram, directora de la DEA.
Actualmente, el médico se encuentra en libertad bajo una fianza de 100.000 dólares. Su licencia fue revocada en octubre de 2024 y enfrenta hasta 40 años de prisión. En su reconocimiento de culpabilidad, Plasencia “admite que su conducta estuvo por debajo del nivel adecuado de atención médica y que las transferencias de viales de ketamina a la víctima M.P. no tenían una finalidad médica legítima”. Está previsto que su declaración oficial se concrete en los próximos días.
Perry tenía 54 años en el momento de su muerte. Su lucha contra las adicciones era bien conocida y él mismo había confesado en entrevistas que llegó a no recordar tres temporadas completas de Friends debido a su dependencia del alcohol y los opioides. En sus memorias, publicó su historia con la intención de servir como ayuda para otros. “He gastado más de nueve millones de dólares intentando estar sobrio”, escribió.
Aunque durante algunos años logró mantenerse sano, su recaída fatal estuvo marcada por la búsqueda de alternativas “terapéuticas” que terminaron por convertirse en una nueva adicción. “Queremos enviar un mensaje contundente: si estás en el negocio de las drogas ilegales, serás responsable por las muertes que causás”, advirtió la Fiscalía.