Vuelven las ligas europeas, un fútbol cada vez más lejano
El inicio en este fin de semana de varias de las ligas top europeas afeará nuestro escenario precario. Por la tele volverán a exhibir su juego infinitamente más preciso, veloz y asociado, entre ...
El inicio en este fin de semana de varias de las ligas top europeas afeará nuestro escenario precario. Por la tele volverán a exhibir su juego infinitamente más preciso, veloz y asociado, entre otros, Liverpool, Manchester City, Arsenal, líderes de una Premier League, la meca, cuyos clubes quebraron un nuevo récord y llevan gastados más de 2500 millones de dólares en refuerzos.
Es imposible competir contra una brecha económica cada vez mayor. Pero todo será aún más difícil si nuestra Liga, más allá de sus limitaciones económicas, no piensa en cambios radicales que ayuden a mejorar el espectáculo. Si cierto narcisismo de la pasión sigue como excusa del cero-cero. De los partidos que tienen apenas 50 minutos de juego neto, elaboración mínima, pérdidas máximas y fricciones permanentes. Un juego dañado con el argumento extorsivo de la sobrevivencia en una Liga en la que nadie acepta perder. Pero en la que casi nadie gana.
Es cierto, la misma Premier envidiada también esconde su propia basura. Sigue sin resolver, por ejemplo, el máximo escándalo reglamentario de su historia. Los 115 cargos contra Manchester City, el campeón de seis de sus últimas ocho Ligas, acusado de violar las normas financieras de la competencia. La causa se dilató aún mas porque el City contragolpeó y pasó de acusado a acusador.
Y la justicia ordinaria, no la deportiva, le dio la razón. Un juez dictaminó que los cambios financieros impuestos por la Premier fueron discriminatorios porque afectaron solo al City. ¿Un intento de frenar al nuevo rico que amenazaba quedarse con todo? ¿Al club-Estado que rompió el mercado gracias a la chequera ilimitada de Abu Dhabi? Ya nadie sabe cuándo emitirá la Premier su dictamen sobre el City. ¿Seguirá el equipo de Pep Guardiola bajo peligro de ser despojado de varios de sus títulos?
El club de los jeques no parece muy preocupado. Gastó ahora 275 millones de dólares en refuerzos. Por ahora (la ventana cierra el 1 de setiembre) sólo es superado por Chelsea (322 millones) y por Liverpool (338 millones). Lejos de dormirse en los laureles, el campeón sorprendió con fichajes resonantes. La Premier debe más de 1.300 millones de dólares, pero no para de inflar sus ingresos. Sus números multiplican hasta casi 30 veces más a nuestra Liga. ¿Cómo competir?
España mudará su partido de Liga entre Villarreal y Barcelona al Hard Rock de Miami. La FIFA, que se oponía, cedió tras la demanda histórica que le inició Relevent. La firma estadounidense había acusado a la FIFA de monopolio por establecer que los partidos de Liga siempre debían jugarse en territorio nacional. Ahora, los indignados son los hinchas españoles. Avisan que también ellos irán a la justicia.
El fútbol es una platea cada vez más global y su negocio tiene actores nuevos y más poderosos. Intereses mayores. Los viejos reglamentos no cuentan. Acaba de confirmarlo un fallo reciente del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el mismo que en 1995 impuso la Ley Bosman (el caso del desconocido jugador belga cuyo reclamo de libertad de pase dinamitó el sistema de trasferencias). El Tribunal europeo decidió ahora que la justicia ordinaria puede revisar los fallos del Tribunal de Arbitraje Deportivo de Suiza (el TAS, creado por el deporte como última instancia judicial para evitar que sus litigios fueran a los tribunales ordinarios y que obligaba a las partes a acatar sus decisiones).
La revisión antes podía hacerla solo el Tribunal Supremo Federal de Suiza y exclusivamente ante errores de procedimiento, no de fondo. Ahora, los tribunales nacionales podrán intervenir si los fallos del TAS no van en línea con la ley europea. Es el resultado de una batalla legal de diez años iniciada por el club belga RFC Seraing después de que la FIFA, que prohíbe que los jugadores sean propiedad de terceras partes (TPO), lo sancionó por haber vendido futbolistas al fondo maltés Doyen Sports. Seraing acusó a la FIFA de violar la “libre competencia y movimiento de capitales” dentro de la UE. La justicia ordinaria atenderá su reclamo.
¿Qué magnate comprará al próximo Mastantuono? ¿Deberá la FIFA revertir también su nueva normativa que prohíbe trasferencias de jugadores que pertenezcan a un mismo grupo empresarial (como hizo el estadounidense John Textor con Thiago Almada, que pasó de Botafogo a Lyon)? En Argentina, el gobierno de Javier Milei, empeñado en su revolución propia por las SAD, difundió datos erróneos para quitarle un beneficio impositivo a nuestros clubes centenarios. La cruzada libertaria choca con el caso del empresario estadounidense Foster Gillett, paralizado en Estudiantes, y un fiasco cada vez mayor en Uruguay, donde amenaza con enviar a la división amateur al club Rampla.
¿Y qué hacemos en tanto con el juego? ¿Cómo logramos que el Proyecto Selección deje de ser una isla? ¿O tendremos que pegarnos a la tele porque a partir de este fin de semana volveremos a ver a equipos que, dinero al margen, nos dicen que el fútbol, además de negocio y pasión, también es un juego colectivo en el que un compañero se la pasa a otro? Cuando esos pases dominan, la tribuna grita “Ole”. Y no es mera burla al rival. También es celebración propia. Sinónimo de excelencia. Recuerdo de fiesta.