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Antonia Bengoechea: es hija de una querida actriz, trabajó en Argentina 1985 y sigue los pasos de su madre

Antonia Bengoechea es hija de la querida actriz Alejandra Darín, quien ...

Antonia Bengoechea: es hija de una querida actriz, trabajó en Argentina 1985 y sigue los pasos de su madre

Antonia Bengoechea es hija de la querida actriz Alejandra Darín, quien ...

Antonia Bengoechea es hija de la querida actriz Alejandra Darín, quien murió en enero pasado, y creció en una familia con abuelos, tíos y primos artistas; también lo son su papá Alex Benn y su hermano Fausto. Desde muy chiquita jugaba a interpretar diferentes personajes y debutó a los 9 años en una obra infantil que adaptó y dirigió su papá. Hoy ya tiene un recorrido interesante: formó parte de la película Argentina 1985, donde trabajó con su tío Ricardo, y de las series Cromañón y La mente del poder, entre otras. Actualmente, está en el Teatro Regio con El suelo que sostiene a Hande hasta el 8 de junio, día que estrena Maldita, en el Teatro Picadero.

Bengoechea recibió a LA NACION en la casa que comparte con su hermano. Es amplia y cómoda, con mucha luz y también con muchos recuerdos. Durante la charla habló de la profunda relación que tenía con su mamá y de las enseñanzas que le dejó, de sus pasiones, pero también de su historia de amor y de la alegría del camino que está recorriendo.

—Creciste entre actores y actrices, ¿cómo es trabajar con gente que te vio nacer y tiene cariño por tu familia?

—Estoy trabajando con gente que me conoce desde la panza . Es un orgullo total venir de una familia que me representa en mis valores y mis maneras. Me devuelven mucho amor y pasión. Además, hacen las cosas desde un lugar que me convoca y tiene que ver con la paciencia, la profundidad y el amor. Me apasiona actuar, pero también podría vivir de otra cosa.

—¿Y de qué otras cosas podrías vivir?

—Me gusta mucho la fotografía y durante un tiempo trabajé haciendo fotos, sobre todo porque el laburo del actor no es constante. Aprendí de manera autogestiva e intuitiva. Cuando era chica mi abuela paterna me regaló una cámara que fue de mi tío, que ya falleció y era fotógrafo; era la cámara que le había regalado ella cuando él era chico. Durante mucho tiempo la tuve en mi cuarto, a modo decorativo, hasta que un día se me ocurrió investigar cómo funcionaba, fui a la casa de fotos de al lado de mi casa, compré un rollo y le pregunté al dueño cómo ponerlo. El tipo se copó y me dio una clase magistral. Y me gustó. Tengo un problema que al mismo tiempo es algo a favor y es que todo me parece interesante. Siempre fui muy curiosa y autodidacta, empezaba millones de talleres que después quizá dejaba, pero yo buscaba. Hice talleres de alfarería, de cerámica —cosa que también hacía mi mamá— y me encanta meter las manos en el barro. Además, cuidé niños, fui moza.

—¿Qué te hizo decidir por la actuación? Muchos hijos de actores siguen sus pasos, pero otros se revelan.

—Lo vinculo con algo muy primitivo, a mis juegos cuando era muy chica en casa, una tarde cualquiera. Y entonces cada espacio se transformaba y la cocina era un negocio de venta de cacerolas y yo era la vendedora y mi mamá y mi abuela me seguían el juego. O armaba una clase imaginaria en el living y yo era la maestra, o el pasillo era una pista de patinaje, o le agarraba el maquillaje y la ropa a mi mamá. Influyó mucho que mi mamá, mi papá, mi abuela, mi abuelo, mi tío, mi primo y mi hermano, se dedicaran a lo mismo. Sobre todo mi mamá, de quien fui muy compañera porque me hizo parte de ese universo, desde que le llegaba la obra y la leía conmigo: ella hacía su personaje y yo las otras voces. Además, la acompañaba a los ensayos, después a las funciones. Me divertía eso y quería ser parte. Mi mamá, junto con Adriana Ferrer, dieron clases durante muchos años en un local debajo de mi casa, La guarida. Y yo salía del colegio e iba a esas clases.

—Tu mamá fue tu maestra también...

—Sí. Y estudié además con Agustín Alezzo y con dos profesoras de teatro de la secundaria, que eran muy amorosas, y armaron un taller fuera del horario escolar. Lo primero que hice fue una adaptación de mi papá, Robin Hood y la flecha mágica; tenía 9 años. Y quizá más chiquita hicimos con mi mamá una participación en un video de Soledad Pastorutti. Hice Niní (Telefe), La leona (Telefe) y mucho teatro que es donde más cómoda me siento. Ahora soy parte del elenco de El suelo que sostiene a Hande, de jueves a domingos en el Teatro Regio, y con dirección de Corina Fiorillo. Es la historia de una activista militante trans que fue violada y asesinada en Estambul, en Turquía. La escribió el español Paco Gámez. Terminamos el 8 de junio, justo el día que estrenamos Maldita. Y estoy en la preproducción de una película, pero todavía no puedo contar.

—¿Es más presión pertenecer a una familia de artistas?

—Nunca lo viví como una presión, sino como una inspiración. Tampoco me transmitieron presión. Soy consciente de ir haciendo mi propio camino, de ir descubriéndolo a mi ritmo, y a mi manera. Además es una contención, y valoro la ventaja de tener a quién preguntar.

—Cuando te proponen un trabajo, ¿lo consultás con tu hermano o con tu tío Ricardo?

—Mi mamá siempre ocupó ese rol y a medida que crecés encontrás esa referencia en otros colegas que quizá no son familiares. Pero sí, hablamos mucho con mi familia.

“Siempre la voy a extrañar”

—En muchos momentos de la charla surgió el nombre de tu mamá, ¿cómo estás?

—Fue muy duro. Es un duelo constante que no creo que se vaya a terminar nunca; va cambiando de forma. Siempre voy a extrañar a mi mamá, cada vez más. Hay una tristeza troncal que acompaña cada cosa que hago. También estoy muy agradecida de haber tenido a una mamá que amé tanto y me amó tanto . Y eso me hace sentir poderosa, me da fuerzas para seguir adelante. Tiene que ver con ella, conmigo y con lo que construimos juntas; un vínculo muy fuerte, de mucha complicidad, libertad y alegría. A veces pienso dónde la encuentro ahora y sé que es adentro mío. La verdad es que la encuentro en todos lados. La muerte no es algo que finaliza, sino que cambia de forma. Y, por suerte, estamos muy acompañados, hay mucho amor y ese es su legado, la gente que nos rodea hoy en día. Estoy agradecida y emocionada por haber tenido una mamá así y haberla podido disfrutar; tuvimos una vida muy feliz juntas.

Proyectos

-Decías que estrenás Maldita...

-Estrenamos el 8 de junio en el Teatro Picadero, los domingos, a las 16. Un horario raro, pero creo hay público para esa propuesta. Para los actores está bueno porque podemos ir a ver los trabajos de nuestros colegas. Estamos con Vando Villamil y Félix Santamaría, y con dirección del Indio Romero.

—¿Qué podés contar de la obra?

—Es una obra antigua, pero muy actual porque habla sobre las jaulas, las propias y las ajenas, la brutalidad de ciertos poderes, las mujeres y los hombres a lo largo de la historia. En todo este tiempo de ensayos trabajamos mucho. Una obra que, me parece, les va a gustar mucho a aquellas personas sensibles que sepan escuchar. Matilde, mi personaje, es una chica que, por distintos motivos, carga con una angustia y una represión grande, pero que tiene el impulso de seguir viviendo. Y por eso quizá el afiche es un galgo, un perro, porque lo que manda es la naturaleza, su instinto. Es una obra que muestra ese diálogo interno que no para nunca. Es una mujer que tiene emociones, pero le enseñaron que mostrarlas a veces trae problemas.

—¿Qué significa para vos el teatro?

—Cuando hacés teatro, tenés un poder muy grande, que es la posibilidad de poder generar algo en alguien. Me di cuenta de que yo actúo no porque no podría vivir de otra cosa, porque la verdad es que hay muchas cosas que me gustan —y que hice y podría seguir haciendo— sino porque actuar me hace ser una mejor persona; es un acercamiento entre lo propio, lo ajeno y lo universal. Y también porque me crucé con personas valiosas que hicieron que el camino esté lleno de cosas lindas y aprendo mucho todo el tiempo.

—¿Cómo fue la convocatoria a esta pieza?

—Hace tiempo que están con esta obra e iba a hacerla otro elenco. Un día Félix Santamaría, que es ahijado de Vando, les propuso mi nombre porque nos conocemos desde chicos y además habíamos trabajado en Argentina 1985. Estamos ensayando esta obra desde principios del año pasado y me interesó contar con tiempo para trabajar; no me gusta hacer las cosas a las apuradas. Hubo mucho trabajo de mesa, charlas, reflexión, idas y vueltas hasta que por fin estrenamos.

—Hablemos un poco de amor, ¿estás de novia?

—Sí, hace ocho meses estoy de novia con Juan Müller. Es actor también. Cuando nos conocimos nos hicimos muy amigos y cada uno tenía su pareja. Y con el tiempo él se separó, después yo, y pasaron cosas . Conocí primero a su hermana y a su mamá en un viaje; ellas lo nombraban todo el tiempo; me decían que era actor y que nos íbamos a llevar bárbaro y que teníamos que conocernos.

—Y entonces, ¿qué pasó?

—Esos planes podrían haber quedado en la nada, pero cuando filmamos Argentina 1985 vinieron los hijos de (Luis) Moreno Ocampo con unos amigos y uno de ellos era Juan. Charlando lo relacioné con la hermana y la mamá, y pegamos buena onda. Estoy muy contenta porque Juan es una persona que me acerca a mi centro. Nos llevamos muy bien y aprendemos juntos constantemente. Es una persona sensible, auténtica y sincera. “La aventura más importante es el amor”, dijo Pepe Mujica en una entrevista y coincido.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/personajes/antonia-bengoechea-es-hija-de-una-querida-actriz-trabajo-en-argentina-1985-y-sigue-los-pasos-de-su-nid27052025/

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