El debate por las importaciones: ¿están creciendo más rápido de lo recomendable?
Hay consenso entre los analistas en que, dada la estructura económica argentina y la alta dependencia de bienes de capital, insumos, bienes intermedios, partes y piezas importadas, por cada punto ...
Hay consenso entre los analistas en que, dada la estructura económica argentina y la alta dependencia de bienes de capital, insumos, bienes intermedios, partes y piezas importadas, por cada punto de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), las importaciones se expanden tres puntos. Pero este año la regla del tres por uno no se cumplió y encendió las alarmas, especialmente en sectores sensibles y mano de obra intensivos, que vieron en la competencia externa una amenaza a la producción local.
En el acumulado entre enero y septiembre, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) que elabora el Indec y es un proxy del desempeño de la economía, creció 5,2% (último dato relevado), mientras que la importación de bienes en los primeros diez meses del año creció 28,9%.
No hay una única razón para explicar este fenómeno, aunque el denominador común es que es razonable el mayor ingreso de bienes importados ante una “economía que tiende a normalizarse”, aseguran los analistas. Es que siete de cada diez dólares que se van en el pago de importaciones responden a demandas de bienes de capital, insumos y bienes intermedios, partes y piezas de bienes de capital por parte de las empresas.
En contraste, los bienes finales, que en general compiten en sectores como textiles, calzados, marroquinería, metalmecánica, y también autopartes, línea blanca o electrónica, explican un 17% de las importaciones totales, mientras que vehículos automotores suma un 7,5% y combustibles y lubricantes -en franco retroceso por la mayor producción de Vaca Muerta- casi 3%, siempre según datos oficiales.
Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales y presidente de los capítulos argentino y americano de la International Chamber of Commerce (ICC), sostiene que “efectivamente hay un crecimiento de las importaciones en torno al 30%”, pero atribuye eso, en parte, al “bajísimo nivel de 2024” por el salto cambiario de fines de 2023 y la postergación del pago de importaciones en el primer semestre del año pasado.
Sin embargo, aún en este contexto, Elizondo señala que “la Argentina tiene niveles de importación bajísimos desde hace mucho tiempo”, en torno al 13% del PBI mientras que el promedio de América Latina está cerca del 23%, según datos del Banco Mundial.
Consultado sobre lo que puede ocurrir en 2026, Elizondo asegura que el país “está en un proceso de normalización económica, con desregulaciones y un leve proceso de apertura, que debería llevar la importación a niveles más altos”. En este escenario, también las empresas “deberían hacer ajustes en sus modelos de negocios” para poder competir, y el Estado debe acompañar con las reformas pendientes, esencialmente en materia laboral e impositiva.
Flujo de importacionesAnalistas coinciden en que, dado que en 2026 se calcula un crecimiento de la economía de entre 3 y 4%, según las diversas proyecciones, las importaciones podrían crecer en torno al 10%, siguiendo la tradicional regla de tres por uno.
Observando lo que pasó en 2025, Lorenzo Sigaut Gravina, director de Análisis Macroeconómico de la consultora Equilibra, considera que el PBI podría crecer 4% este año, pero las importaciones lo harán a más de 28%, más que duplicando el ratio habitual.
La explicación para este salto es que “venimos de dos años de recesión, con caída de la economía y de las importaciones”, por eso este año cerrará con importaciones récord en volúmenes, a raíz de una baja base de comparación.
De cara al nuevo año, Sigaut Gravina pronostica que la actividad puede crecer 3% y tal vez haya ingreso de capitales. “Vas a estar en un esquema cambiario de apreciación, con la banda de flotación cambiaria ajustando 1% mensual e inflación en el 2%”, lo que alimenta un relativo atraso cambiario e incentivo a importar, dice.
Para Dante Sica, socio fundador de Abeceb y exministro de Producción y Trabajo, el país está en un “proceso de cambio de régimen económico”. Así, recién este año “las importaciones están yendo a una cierta normalidad, desde una estructura de precios relativos que reflejan la estructura de costos”.
Explica que las importaciones están creciendo porque también las empresas están revisando sus modelos de negocios. “Hoy tal vez las empresas son competitivas en algunos modelos, pero en otros no tanto, entonces completan su oferta con productos importados”, señala Sica.
Desde la Unión Industrial Argentina (UIA), el economista Diego Coatz, director Ejecutivo de la entidad fabril, asegura que en un mercado que, a niveles industriales, “todavía está por debajo de sus máximos, donde hay más bienes industriales nacionales, hay más share de importados”.
Coatz admite que en ciertos rubros industriales “hay preocupación por la velocidad con que ingresan los bienes finales importados, que crecen por encima de sus máximos, en especial lo que viene de China”. Y comparte un dato que enciende alarmas: este año el déficit comercial de las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), que es lo que produce o utiliza la industria, superará los US$ 40.000 millones.
El tipo de cambio en la mira“Con el dólar a $1450 es discutible si hay atraso cambiario, lo que hay es un proceso de estabilización y todos estos procesos llevan a un tipo de cambio más bajo que el promedio que tuvieron los países en los procesos inflacionarios previos”, explica Elizondo.
Para Sica, que se pregunta cuánto más podría valer el dólar -“¿$100 o $200 más?“- no hay atraso cambiario. “El tipo de cambio siempre fue la válvula de escape a los problemas de competitividad de la economía argentina”, señala el exministro. “Las empresas tienen que dejar de mirar la banda cambiaria y empezar a ver oportunidades de inversión y cómo mejorar la competitividad”, recomienda.
“La Argentina está haciendo una apertura al contrario del mundo, que va hacia posturas proteccionistas”, sostiene en contraste Sigaut Gravina y agrega que “la apertura comercial con apreciación cambiaria es riesgosa, más en un contexto de guerra comercial a nivel global”.
Bienes finales en la miraLos analistas están poniendo el foco de atención en los bienes finales importados que, en un contexto de apertura de la economía, terminan compitiendo directamente con la producción nacional y en muchos segmentos en el canal retail.
Un reciente informe de Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que dirige el economista Hernán Letcher, asegura que en el acumulado de los primeros nueve meses del año las importaciones de bienes de consumo finales alcanzaron los US$ 8376 millones, “el valor más alto de la serie con origen en 2004”.
Y agrega que este monto “supera en US$ 1693 millones el récord previo, registrado en el mismo período de 2018, lo que implica un incremento del 25,3%”. Entre los rubros más afectados por este ingreso de bienes importados, el informe menciona electrodomésticos, baterías y lámparas (+248,9% vs 2024; motos, bicicletas y otros equipos de transporte (+124,6%); prendas de vestir (+61,8%); productos alimenticios (+77,4%); y marroquinería (+44,7%).
“No tenemos ninguna avalancha de importaciones, la economía está en un camino de normalización y observamos también una recuperación de las importaciones, el año va a terminar por encima de los US$ 73.000 o US$ 74.000 millones, pero son niveles de importaciones que se alcanzaron en otros años”, afirma por su parte Fernando Furci, gerente general de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA).
En este contexto, “hay en el mercado nuevos importadores y también más empresas extendiendo líneas de importación”, explica el ejecutivo. Y agrega: “Hay un clima distinto, dialogamos con empresas que han armado equipos de análisis de costos, algo que no pasaba hace 20 años”.
A diferencia de años pasados, “hoy no necesitás sobre comprar bienes importados por el tipo de cambio, los empresarios están trabajando estrictamente a demanda y se está ampliando la oferta con importados”, indicó Furci.
Sectores en guardiaUna de las ramas de actividad más afectadas por el mayor ingreso de bienes importados es, sin dudas, la industria textil e indumentaria, que enfrenta un combo complejo.
“Las importaciones aumentaron mucho en los últimos eslabones de la cadena”, afirma Priscila Makari, directora Ejecutiva de la Fundación Pro-Tejer, y recuerda que mientras la importación de materias primas e hilados crecieron 51% y 58% interanual respectivamente para el período enero-octubre, en tejidos de punto aumentó 140%, en indumentaria 166% y en confecciones, 217%.
Consultada sobre las razones que explican este aluvión de importaciones, Makari responde que “hoy se está importando a menos precio que antes, dado que se quitaron algunas regulaciones, como los valores criterio, el canal rojo” y otros.
En ese sentido, la ejecutiva señala que “hay una inferencia de subfacturación por lo que el Estado pierde de recaudar”, y aclara que en estos datos relevados no están las compras por plataformas como Temu o Shein, que entran al país vía courier.
Otro punto es que se bajó el arancel del Mercosur para productos extrazona pasando del 35% al 20%, con lo que “se bajaron impuestos al importador, pero a la producción no”. Así, en la industria textil desde diciembre de 2023 se perdieron 15.000 empleos y cerraron 300 empresas, sostiene Makari, que pide “nivelar la cancha”.
En un contexto en el que el consumo está caído, “este año hay 15.000 nuevos CUIT de empresas que están importando ropa”, lo que resulta una competencia compleja para la industria local.
No es el único sector en problemas por los bienes importados. Fabricantes de electrónica, línea blanca, calzados y autopartes están en situación similar. Un informe de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC) indica que “la fuerte suba de importaciones se puede observar tanto en lo relacionado con la producción de vehículos (aproximadamente 65% del total), como en el mercado de reposición”.
Y dan algunos datos. En productos como baterías, amortiguadores, juntas y neumáticos “se observan tasas de crecimiento que van de 50% a 135%, principalmente de origen Brasil y asiático”, mayormente de China.
En este contexto, las importaciones de autopartes se dispararon 8,7% interanual, sumando US$ 8386 millones en los primeros nueve meses del año. Las exportaciones, en tanto, fueron por carriles separados. “El desempeño exportador fue notoriamente limitado, con un aumento de solo el 1,1%, cerrando el período con US$ 982 millones”, dicen desde AFAC.