Marta Minujín juega su juego: ahora creó un portal luminoso para ingresar al Museo de Artes Decorativas de Madrid
MADRID.- La instalación lumínica CerebrarteArteArte!!!! es la obra que ...
MADRID.- La instalación lumínica CerebrarteArteArte!!!! es la obra que Marta Minujín, la artista argentina más popular, creó especialmente para el ingreso del Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, como parte de la exposición Let’s Play, juguemos en la colección y en el marco de la quinta edición de Bienalsur. Se trata de un túnel de luces de neón que funciona como portal entre la calle y el museo. Al atravesarlo, el espectador deja atrás el frío y el sol otoñal de la ciudad para adentrarse en una nueva dimensión, donde la invitación es volver a mirar la narrativa propuesta por el museo desde el arte contemporáneo.
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Minujín retoma y expande aquí el trabajo que llevó a cabo en 1965 con La Menesunda, una de las primeras instalaciones inmersivas de la historia del arte, que consistía en un laberinto sensorial con habitaciones, luces, olores y situaciones performáticas. Allí ya situaba al público como protagonista de sus obras y rompía con la idea de contemplación pasiva.
Este mediodía, LA NACION quiso saber qué es el juego para ella, tan central en su obra: “El juego es un alivio, te obliga a pensar en otras cosas. Acá entrás –dice, mientras invita a ingresar al túnel– sentís la música, ves este color, esta alegría… los colores dan energía. Mi idea es que pases por esto en la entrada, pero también en la salida”.
“La entrada que planeó Marta hace de este un lugar inesperado –dice Diana Wechsler, curadora y directora artística de Bienalsur, en las palabras inaugurales– y ponernos en un lugar inesperado es lo que tiene que hacer el arte siempre. Por eso la idea de jugar como metáfora de la vida, asumir errores, poner el cuerpo y ver qué hacemos con nuestro estar en el mundo”. A su lado, Aníbal Jozami, director general de “la bienal de arte más extensa del mundo”, apunta que esta edición cuenta con 144 muestras repartidas en más de 35 países, “una confirmación más de que es un proyecto necesario para Argentina y para el mundo del arte”. Ambos se presentan como militantes del acceso a la cultura.
Muchas de las obras de esta exposición, diseminadas en dos pisos del museo y cuidadosamente ubicadas entre la fabulosa colección permanente, invitan a tomar acción. Entre mobiliario de la Bauhaus, por ejemplo, hay un oso de peluche rosa gigante con la aclaración “se puede tocar”, e incluso mediante un dibujo se sugiere subir el oso a los hombros. Algunos se atreven, un hombre decide sentarse enfrente y abrazarlo… “La idea es que jueguen”, recuerda la curadora.
No sorprende que la muestra tenga como referencia literaria a Rayuela, de Julio Cortázar, un libro que es también una oda al juego y que propuso un nuevo tipo de lector. En este sentido, hay obras creadas como trilogías que quizás nunca sean vistas por el mismo espectador porque Let’s Play asume diferentes declinaciones según los sitios en los que despliega cada uno de sus capítulos. Desde Muntref en Buenos Aires, el kilómetro cero de esta bienal sin fronteras, pasando por el SAMoCA, el Museo de Arte Contemporáneo de Arabia Saudita –donde pueden verse, respectivamente, otras dos obras de Minujín, ¡A implosión! y Escultura de los sueños, rayas y colores– hasta Biella, en Italia, o Santiago de Chile.
En diálogo con LA NACION Wechsler enfatiza la importancia del juego en tiempos de productividad y rendimiento constantes y lo valioso de introducir la dimensión imaginaria y creativa entre quienes se encuentran para jugar. “Posicionarse desde el juego es pensar fuera del andarivel de la productividad económica y del rendimiento; el hecho de tratarse de una simulación, de una acción mediada simbólicamente en la que quien juega se ve en posiciones o roles no habituales, pone al sujeto en otro sitio. Se trata de abandonar el sedentarismo cognitivo y las inercias a las que, sin darnos cuenta casi, quedamos ligados en la relación diaria que establecemos con las herramientas electrónicas que, más que herramientas terminan siendo guías para el quehacer cotidiano”, explica.
Let’s Play, juguemos en la colección puede visitarse hasta el 25 de enero e incluye obras de la cubana residente en Madrid Glenda León, los brasileños Jonathas de Andrade y Marcelino Melo, los argentinos Sebastián Gordin y Silvia Rivas, y el saudita Bashaer Hawsawi, entre otros reconocidos artistas.