Reseña: Mudanzas, de Marcelo Filzmoser
El narrador de la primera novela de Marcelo Filzmoser (Buenos Aires, 1977) es padre de dos hijos, trompetista aficionado, con una pareja de la que empieza a distanciarse y una amante más joven. El...
El narrador de la primera novela de Marcelo Filzmoser (Buenos Aires, 1977) es padre de dos hijos, trompetista aficionado, con una pareja de la que empieza a distanciarse y una amante más joven. El contrapunto temporal, y en especial el que se da entre los sueños de juventud que ya no se podrán concretar (al menos, no del modo en que habían sido soñados) y los del presente, tiñen la historia de una entonación melancólica que, por momentos y acaso por el recurso de los “estribillos” saerianos, se vuelve iterativa.
En la primera parte, ante el derrumbe entristecido del vínculo conyugal, el personaje intenta reconstruir una mitología familiar con los elementos que tiene a su alcance: evocaciones, descripciones de rituales, voces de “sonidos resecos”, escenas e imágenes de las primeras veces. “Doy vueltas. No termino de creer que me voy. Que dejo atrás todas las casas que fueron esta casa”, piensa antes de subirse al auto. Los capítulos breves acompasan la deriva del protagonista.
Luego, la acción desplaza las memorias (también al narrador, que se traslada al Uruguay) y cristaliza una trama homoerótica que se había insinuado mediante esbozos de personajes masculinos (el padre de una niña, un amigo de su amante, un mecánico de dientes amarillos), levantes frustrados y elipsis. “Tenés los ojos vidriosos, una remera blanca sin mangas, bermudas celestes y aliento a porro. Sos el deseo de alguien que dejaron en mi puerta por error”, medita ante el joven desconocido que, atraído por los solos de trompeta, una mañana se aparece en su cabaña en la arena.
Mudanzas
Por Marcelo Filzmoser
Beatriz Viterbo
124 páginas, $ 17.500
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ideas/resena-mudanzas-de-marcelo-filzmoser-nid08112025/