Una casa con la rusticidad justa, pero muy canchera, para una familia de surfistas
La idea original era sencilla: una cabaña de playa hecha con dos contenedores apilados. Eso pensaron los dueños de esta casa, practicantes del surf desde su adolescencia, una pasión que les tran...
La idea original era sencilla: una cabaña de playa hecha con dos contenedores apilados. Eso pensaron los dueños de esta casa, practicantes del surf desde su adolescencia, una pasión que les transmitieron a sus hijos. Pero, pronto evolucionó hacia un proyecto que, si bien retiene la sensibilidad surfista, hoy muestra plantas integradas y prístinas.
El cambio se debió a la intervención de la arquitecta Tessa van Schaik, que decidió reemplazar los contenedores por una estructura de hormigón suavizada con madera. “Es un material que da calor, color y dinamismo. Amo usarla en mis obras, pero siempre de un modo sustentable, por convicción y por estética: la madera reciclada aporta vida, la pátina de sus años y personalidad”.
Además de ojos de buey, las fachadas tienen varillas para respetar el concepto inicial de cabaña de playa, pero también para darle más luz a la planta baja.
El piso superior aloja living, comedor y cocina; en los extremos, la suite principal y un cuarto de huéspedes.
Como es lógico si se ven el mar y una laguna desde el balcón, el cerramiento del área social se hizo con ventanas plegadizas de vidrio y una baranda transparente.
Reuniones al frescoPara una familia que pasa la mayor parte del día en la playa (durante las vacaciones y los fines de semana), “al fresco” tiene un significado distinto que para el hombre urbano. No es una mesa bajo un árbol: es la protección de un interior que dé tregua hasta de la resolana.
“Como estamos casi siempre en la playa, no nos pareció necesario un comedor al aire libre. Al contrario, quisimos tener un solo lugar resguardado del sol, cómodo y bien equipado donde reunirnos todos, ¡para variar!”, dice la dueña de casa.
“Más allá del cambio de diseño que hicimos, desde el principio supimos que la casa se iba a llamar ‘Arca’. Acá hay lugar para todos y todo".
La suiteLa baranda y la pérgola del cuarto principal (y ciertos planos en la fachada) son ejemplo del uso inteligente del varillado: brindar privacidad sin bloquear la vista, dejar pasar luz natural y favorecer la ventilación.
Para minimizar el impacto ambiental, y a instancias de su arquitecta, los dueños de casa eligieron pino tea de demolición para los muebles y maderas reforestadas en pisos y balcones: pino e iroko, también conocido como “la teca africana”. “Estoy maravillada con el efecto de texturas y colores que trajo esta particular combinación de maderas”, dice la propietaria.
El ala de los más jóvenes, abajoAbajo está el garage, en el que se armó un gran ambiente para sus tres hijos y la constante peregrinación de amigos. El diseño dejó libre el centro del espacio, para que los padres puedan estacionar su jeep sin problemas cuando vienen solos .
En las paredes laterales del garage, se hicieron nichos revestidos en pino reforestado para empotrar cuchetas bien diseñadas. La idea era tener lugar de sobra para que los chicos recibieran amigos.
“En el respaldo de cada cama instalamos una luz, pero también un enchufe para los cargadores”, dice la madre de tres y anfitriona de decenas.
Los ojos de buey refuerzan el concepto de “arca” buscado por los propietarios.