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Omertá en tiempos de audios de WhatsApp

En su presidencia de ficción, Selina Meyer descubre las notas de voz en la tercera temporada de Veep (HBOMax). Su jefe de prensa le presenta como novedad para 2014 una aplicación de notas de voz....

Omertá en tiempos de audios de WhatsApp

En su presidencia de ficción, Selina Meyer descubre las notas de voz en la tercera temporada de Veep (HBOMax). Su jefe de prensa le presenta como novedad para 2014 una aplicación de notas de voz....

En su presidencia de ficción, Selina Meyer descubre las notas de voz en la tercera temporada de Veep (HBOMax). Su jefe de prensa le presenta como novedad para 2014 una aplicación de notas de voz. De inmediato todo el equipo empieza a recibir audios con órdenes e improperios de la presidente más impotente del país más poderoso del mundo.

Muchas veces la ficción nos recuerda una perspectiva de la realidad. Como que esto de mandar mensajitos de audio apenas tiene diez años en nuestras vidas. Es comprensible que las administraciones de la vida real padezcan lo que la presidente de ficción, a la que los audios la llevaron a comparecer en el parlamento.

Si The Washington Post tuvo que procesar pilas de documentos del Watergate para cuestionar un gobierno, a El Confidencial le bastó difundir unos audios de miembros del PSOE para detonar un caso con varias renuncias. Y una prisión preventiva para Santos Cerdán, secretario de organización del partido y diputado hasta 2025, implicado en la trama de corrupción que cada día inaugura un capítulo más escabroso de prostitución y dinero de dudosa procedencia.

Si The Washington Post tuvo que procesar pilas de documentos del Watergate para cuestionar un gobierno, a El Confidencial le bastó difundir unos audios de miembros del PSOE para detonar un caso con varias renuncias

Como ya es un clásico presidencial, el gobierno español inicialmente acusó de fake news a los audios que publicaron medios españoles a inicios de 2024. Con el correr de los meses la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil aportó un análisis detallado de los audios que hoy se resuelven en sede judicial.

En la Argentina reciente, los audios que salpicaron al círculo íntimo de Javier Milei ratifican que una simple grabación alcanza para explotar una crisis institucional. Los textos siempre pudieron falsificarse, pero los audios son más potentes para presentarse como testimonio.

Escuchar la voz del implicado, con sus pausas, su tono, sus muletillas, genera una certeza que un desmentido oficial difícilmente pueda rebatir. Pero en esto mismo está el antídoto. La voz tiene inflexiones y silencios que, como la escritura autógrafa, también pueden peritarse.

Si los partidos políticos usaran para el bien la creatividad que ponen al servicio de hacer daño, sabrían que la misma tecnología que usan para hacer operaciones sirve para desmentirlos

El caso español muestra el valor institucional de tener un organismo público, que dirima con solvencia y rapidez si el audio es real o simulado. Si los partidos políticos usaran para el bien la creatividad que ponen al servicio de hacer daño, sabrían que la misma tecnología que usan para hacer operaciones sirve para desmentirlos.

El mayor resguardo sería que se enteraran que viven en un tiempo en que todo es susceptible de ser público. Lo que, desde la sociedad, es un avance social hacia la trasparencia, es una mala noticia para las corporaciones y las mafias. No hay omertá que resista un descuido en el WhatsApp.

Cuando creían que el riesgo de la privacidad era publicar las vacaciones en Instagram, resultó que el peligro fue la fácil y rápida circulación de contenidos por mensajerías. Al final, una palabra en audio dice más que mil imágenes.

Y no solo para los personajes públicos. Esa voz iracunda que enviamos en una discusión, la confidencia que hacemos a quien no la merece, el audio que mandamos por error al destinatario equivocado son riesgos digitales que no pueden ser regulados.

Lástima que sepamos tan poco de la desinformación en audio. Un artículo de la revista de la Harvard Kennedy School demuestra que el 95% de medio millar de estudios hechos desde 2016 analiza textos. Menos del 1% de los estudios de desinformación se ocupan del audio, y los videos apenas duplican ese modesto porcentaje.

En esta ignorancia solo sabemos que el único mensaje seguro es el que no se manda. Ya nos advertía el viejo adagio: somos esclavos de nuestras palabras. Siempre fuimos inconscientes en los intercambios personales, pero ahora hasta la más nimia imprudencia deja una huella digital.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/omerta-en-tiempos-de-audios-de-whatsapp-nid23112025/

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