El yuyo más difundido en todo el mundo es una de las verduras más nutritivas que se conoce
Se instala y triunfa prácticamente en cualquier lugar, desde céspedes y huertas hasta grietas en el asfalto mismo, aunque los ejemplares que hayan crecido en sombra parcial y con buena irrigació...
Se instala y triunfa prácticamente en cualquier lugar, desde céspedes y huertas hasta grietas en el asfalto mismo, aunque los ejemplares que hayan crecido en sombra parcial y con buena irrigación serán los que desarrollen hojas de mejor calidad.
El diente de león (de nombre científico Taraxacum officinale) es una planta silvestre bianual o perenne, pero que prolifera y se recolecta durante la parte fresca del año. La temporada de cosecha comienza a fines de otoño y termina a mediados de primavera, con la llegada del calor intenso.
Como se trata de una planta que se encuentra conquistando grandes territorios y que tiene floraciones masivas es práctico realizar recolecciones abundantes para deshidratar las flores de diente de león y así tener acceso a ellas durante todo el año.
Para ello, se extienden sobre una fuente u otra superficie amplia y se colocan a la sombra en una ubicación bien ventilada durante varios días, hasta que se sequen por completo. Luego se guardan en un frasco y se almacenan en un lugar fresco, seco y oscuro.
¿Cómo lo comemos?HOJAS: crudas en ensaladas, sándwiches, licuados, pastas untables, pestos y otras preparaciones frías. Cocidas en salteados, frituras, sopas, guisos, rellenos de empanadas. Su sabor es amargo. Para lucir esta cualidad sin que el amargor resulte excesivo, se recomienda combinarlas con sabores fuertes (aceitunas, ajo, queso azul, anchoas), ingredientes grasosos (quesos y nueces), así como frutas y hortalizas dulzonas.
FLORES: crudas en ensaladas y sándwiches. Cocidas en guisos, sopas, frituras, tortillas, rellenos de empanadas. En escabeche. En mermeladas y jaleas. En bebidas fermentadas. En infusión, frescas o deshidratadas. Su sabor es similar al del alcaucil.
CAPULLOS (flores previamente a la apertura): crudos en ensaladas. Cocidos en guisos, sopas, revueltos y empanadas. En vinagre, como alcaparras.
RAÍCES: en infusión (deshidratadas y tostadas) a la manera del café. En conservas y bebidas fermentadas. Las raíces jóvenes y tiernas, crudas (picadas finamente) en ensaladas; cocidas, fritas o encurtidas.
SEMILLAS: germinadas, como brotes o como microverdura, agregadas a ensaladas, licuados y sopas. Es preferible germinarlas en una fina capa de tierra y luego cosechar con una tijera ya que, debido a la presencia de pelusa en los frutos secos o “panaderos”, otros métodos de germinación son susceptibles a la aparición de hongos.
¿Qué propiedades tienen?El nombre de la especie (officinale: del latín “de la oficina” o “de la farmacia”) habla de su aplicación en el campo de la medicina ya desde la antigüedad.
Se toma como colagogo, protector hepático, renal y vesicular, antirreumático, espasmolítico, diurético, hipotensor, antiinflamatorio, digestivo, antianémico, calmante, relajante. Refuerza el sistema inmunológico y, como otros alimentos amargos, estimula la producción de bilis.
Superficialmente se usa como cicatrizante: las hojas machacadas se utilizan para tratar heridas, quemaduras, eccema, psoriasis, acné y otras afecciones de la piel. Además, el látex que exudan sus tallos y hojas del diente de león se aplica repetidamente sobre las verrugas, hasta secarlas por completo.
¿Qué precauciones hay que tener?Aunque es beneficiosa para los riñones y la vesícula, no debe llevarse a cabo un tratamiento con esta planta si existe en ellos una infección. Se recomienda limitar su consumo durante el embarazo y la lactancia.
Cómo hacer un budín de hojas de diente de león
Ingredientes
- 250 g de harina de trigo o mezcla sin TACC
- 160 g de azúcar
- 3 huevos
- 100 g de hojas de diente de león
- 100 g de manzana rallada
- 65 cc de aceite
- 20 cc de jugo de limón
- 15 g de polvo de hornear
- Ralladura de 1/2 limón
- Una pizca de sal
- Unas gotas de esencia de vainilla
Procedimiento
Blanquee las hojas en agua hirviendo durante un minuto. Escurra y coloque en el vaso de una licuadora. Agregue los huevos, el aceite, la esencia de vainilla, el jugo, la ralladura, la sal y el azúcar. Procese hasta homogeneizar y transfiera a un bol. Incorpore la manzana.
Tamice juntos la harina y el polvo de hornear. Agregue a la preparación anterior e integre con un batidor de mano hasta que no haya grumos.
Transfiera a budineras enaceitadas o moldes para muffins con pirotines, llenando hasta 3/4 de la altura. Lleve al horno medio precalentado hasta que, al insertar un fósforo en el centro, éste salga limpio o con restos de miga coagulada.