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Aprendé cómo se llama cada salvia y dónde te conviene cultivarla

El universo de las salvias es tan vasto como fascinante. Este género, que pertenece a la familia de las lamiáceas (como las mentas, romeros y lavandas), reúne más de 900 especies. Hay sa...

Aprendé cómo se llama cada salvia y dónde te conviene cultivarla

El universo de las salvias es tan vasto como fascinante. Este género, que pertenece a la familia de las lamiáceas (como las mentas, romeros y lavandas), reúne más de 900 especies. Hay sa...

El universo de las salvias es tan vasto como fascinante. Este género, que pertenece a la familia de las lamiáceas (como las mentas, romeros y lavandas), reúne más de 900 especies.

Hay salvias arbustivas, herbáceas, anuales, perennes, aromáticas y puramente ornamentales. Y todas comparten una misma esencia: flores en espigas, colores atractivos y una extraordinaria capacidad de adaptación.

Si en tu jardín hay una salvia que florece sin pausa o un arbusto de tallos aterciopelados que resiste todo, quizás no sepas cuál es… todavía. Aprender a distinguir las más comunes y a saber dónde cultivarlas, es el primer paso para que muestren lo mejor de sí.

La clásica aromática

La salvia más conocida y la que todo cocinero agradece tener a mano es la Salvia officinalis. De follaje gris verdoso, textura aterciopelada y perfume inconfundible, es una planta perenne y semileñosa que prospera en suelos drenados y a pleno sol.

Ideal para canteros secos, jardines mediterráneos o macetas grandes, soporta bien la falta de agua y odia el exceso de humedad. Además de su valor culinario, sus espigas azuladas decoran y atraen abejas.

La que no falla

Si se busca un bloque de color intenso y ordenado, esta es la especie indicada. La Salvia nemorosa forma matas prolijas y compactas, con flores violetas o moradas que florecen desde la primavera hasta el verano. Es muy resistente al frío y vuelve cada año sin esfuerzo.

Va perfecta en borduras y canteros mixtos donde su porte vertical equilibra composiciones más informales. Le encanta el sol pleno y los suelos livianos.

La reina del final del verano

Nativa de México, la Salvia leucantha aporta presencia y movimiento. Sus espigas largas de flores lila o violeta aparecen a fines del verano y duran hasta el otoño, justo cuando el jardín empieza a apagarse.

Prefiere climas templados a cálidos, pleno sol y suelos bien drenados. Su follaje grisáceo y su textura suave contrasta con gramíneas y flores claras. En regiones frías, puede comportarse como anual o rebrotar desde la base en primavera.

Ventaja extra: atrae colibríes y abejas, y aporta volumen y ritmo al jardín

La prolífica azul

Más compacta que la leucantha, la Salvia farinacea florece sin descanso desde la primavera hasta las primeras heladas. Sus espigas azul lavanda son muy valoradas para borduras y macetas.

Su floración larga y su porte contenido la hacen perfecta para jardines pequeños o terrazas soleadas

Le gusta el sol, el suelo suelto y no demasiado rico. Es ideal para quienes buscan un punto focal de color fácil de cultivar y con bajo mantenimiento. En zonas templadas puede comportarse como perenne, pero en climas fríos se cultiva como anual.

La más aromática

La Salvia elegans, combina aroma, color y una floración intensa. Sus hojas desprenden un perfume frutal delicioso al rozarlas; sus flores rojas encendidas aparecen a fines de la primavera y se mantienen hasta el otoño. Como plus, son comestibles y aportan un toque de color y dulzura a ensaladas o cócteles.

Ama el sol, los suelos fértiles y el clima templado, aunque tolera algo de sombra. En regiones frías conviene cultivarla en maceta para protegerla en invierno.

Es una salvia perfecta para jardines comestibles o esquinas aromáticas, donde se pueda disfrutar su perfume

El arte de ubicarlas bien

Todas las salvias tienen algo en común: aman el sol y odian el exceso de agua. Pero su comportamiento cambia según el entorno. Si tu jardín está en una zona húmeda, priorizá especies mediterráneas (officinalis, nemorosa); si el clima es cálido o seco, las americanas (leucantha, elegans, farinacea) te sorprenderán con floraciones prolongadas.

Combinarlas entre sí puede dar resultados impactantes: la sobriedad de la nemorosa, el movimiento aterciopelado de la leucantha, el perfume de la officinalis y los toques rojos de la elegans. Un conjunto que se transforma con las estaciones y nunca aburre.

Las salvias son plantas generosas y resistentes. Algunas se podan, otras se naturalizan, todas florecen con energía y, aunque sus nombres puedan confundir, entender sus diferencias permite crear jardines más diversos y sostenibles.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-jardin/aprende-como-se-llama-cada-salvia-y-donde-te-conviene-cultivarla-nid22112025/

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